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domingo, enero 05, 2014

#50 - Cumpleaños

De más está decir que Chris me eliminó de Facebook y Lautaro hizo lo mismo a los pocos días. De mi parte, eliminé el número de celular de los dos. Esto era un puterío que ni yo sabía porqué estaba metido en el medio, encima quise zafar de lo de Santiago pasando una noche con Lautaro y aun así se me armó lío igual. Yo todavía me sentía con culpa, ustedes me juzgarán si lo que hice con Santiago estaba bien o mal pero hasta el momento era el único que me trató como yo quería: me mandaba mensajes, me llamaba muy de vez en cuando, me celaba, cuando nos veíamos me trataba como un rey y no me dejaba ni un segundo libre, me abrazaba y me besaba diciéndome que yo era lo más que él vio en su vida después de Agustín, obviamente. Por eso durante una semana, esperé que Santiago me hablara para remontar la situación, quería comprobar si él estaba dispuesto a jugársela por mí, ver si realmente todo lo que me decía era cierto pero nada, los días pasaron y pasaron y yo tampoco quería enviarle algún mensaje. Hubiera estado bueno que eso pasara. La pensé dos veces porque rebotaba en mi cabeza la idea de volver a hablarle ¿estaba seguro de lo que yo quería hacer? ¿cómo reaccionaría Santiago ante una llamada de mi parte? ¿las cosas volverían a ser las mismas? 


Esperé que se cumpla una semana desde que yo corté la relación y esa noche me atreví a tomar mi celular y marcar su número, lo llamé con muchos nervios y ansias. Recuerdo que él atendió y yo oculté el número en las llamadas:
-Hola, ¿qué tal? ¿Hablo con Santiago? 
-Sí, ¿quién es? - Preguntó él sin darse cuenta que era yo.
-Mire, yo soy un viejo amigo de usted, no sé si se acordará. Pero llamaba para ofrecerle unas disculpas por lo que hice la semana pasada.
-Ah, Federico. ¿Cómo estás? Si, lo que usted hizo estuvo mal, muy mal.
-Es que usted, Medina - Apellido de Santiago - Dijo que quería distancia, usted no se explicó bien. Pero en fin, no llamo para discutir, sólo para pedirle perdón y volver a hablar con usted.
-Ok, muy bien, Milán. Sus disculpas son aceptadas. Nosotros ahora estamos en la costa con Agustín pasando el fin de semana - En ese momento cerré los ojos y tenía unas ganas de mandarlo a la mierda a Santiago. Al muy puto le importó un bledo lo que entre nosotros pasó y estaba de vacaciones con su pareja, o sea que Santiago tuvo un duelo bárbaro por lo nuestro. Igual lo disimulé bastante bien
-Ah, mire usted. Bueno, mándele saludos a Agustín de mi parte - A ver, le pedí las disculpas a Santiago y vale decir que no se las merecía porque tampoco cometí un acto tan malévolo. Las cosas continuaron de esta forma: volví a agregarlo a Facebook y hablábamos por whatsapp como si nunca hubiera sucedido nada, eso sí, tomé el desafio de tratarnos con distancia en broma. Santiago me llamaría por mi apellido compuesto: Arias Milán o Milán, y yo por el suyo: Medina; y siempre con el 'usted' de por medio.

Se acercaban nuestros cumpleaños, el de Débora y el mío. Quizás esa sea una de las razones por las cuales ella y yo seamos tan parecidos en nuestros pensamientos y en nuestros actos; ella era mi alma gemela. Al principio ella propuso festejar su cumpleaños en un boliche llamado "El bosque" en Quilmes pero habían varios problemas: ella es de zona oeste y Quilmes es zona sudeste, es un boliche 'paki' (heterosexual) aunque bueno, Débora no es lesbiana. Y por último, cuando yo estaba en pareja con Joel, él me decía ya que vivía cerca que en ese boliche siempre surgían peleas y discusiones a la salida. Bueno, pude cambiar el plan de Débora y la convencí de festejarlo en Amérika como en los viejos tiempos. El día de su cumpleaños fuimos (su amiga Andrea y yo) a comer un asado a su casa: conocí después de 2 años a su mamá de la que tanto ella me hablaba. Es que, en realidad, la conocí pero no de cara ya que una vez Anabella y yo fuimos a casa de Débora y la madre estaba en su habitación y no salió mientras nosotros estábamos ahí. También estuvieron presentes el hermano de Débora y un amigo de él, y cabe aclarar que al hermano ya lo conocía desde hace mucho porque las veces que he ido a casa de ella siempre estuvo el hermano. Después de la cena y el postre, nos preparamos para ir a bailar, en realidad yo ya estaba preparado, el hermano y el amigo también iban a venir con nosotros a Amérika. 

Recuerdo que a la hora de viajar, fuimos en el auto de la familia de Débora, el hermano manejó mientras el amigo era copiloto y nosotros 3 en los asientos de atrás, ellos iban tomando alcohol. Nosotros la pasamos genial, el champagne y la torta que te regalan en AMK por el cumpleaños eran lo más. Nos sacamos fotos y nos reimos a más no dar, miramos a los strippers que bailaban en bóxer arriba de la barra de tragos y hasta mostraban la pija, Débora se sacó fotos; y habré entrado al túnel en más de una oportunidad solo y con Débora. Me encantaba tener una amiga con quien compartir las locuras y que te siga la corriente, que no le parezca ni raro ni desagradable lo que yo hacía. Era hora de irnos y le dije a Débora porque la idea era salir todos juntos del boliche pero había un problema: al hermano y su amigo lo habíamos perdido hace tiempo, no sabíamos por donde estaban y recorrimos todo el boliche en busca de ellos para volvernos pero no estaban. ¿Dónde podrían llegar a estar? Se me pasó por la mente que quizás estén en el túnel pero ¿ellos en el túnel? Son lo más paki que vi. Yo entré por las dudas y los vi ahí dando vueltas, dentro de mí pensé
-Oh Dios, estos chicos cayeron en la tentación y se metieron a cojerse a algún puto.
Lo agarré del brazo al hermano de Débora y le dije - Te estamos esperando porque ya nos queremos ir - No sé si él estaba en pedo pero como que no hizo caso a mis palabras. Lo crucé al amigo y le repetí lo mismo, él salió del túnel y se encontró con Débora allá
-A tu hermano le robaron el celular y ahora está como loco queriendo robárselo a alguien y no puede.
Por el amor al universo, era la primera vez que nos pasaba algo así, hace ya un año que íbamos a Amérika y tanto Débora como yo siempre tuvimos cuidado que no nos metan las manos en los bolsillos ahí adentro. Pero tengo que recalcar que yo tengo un Dios aparte, por todos los lugares donde anduve nunca me pasó nada grave. Débora entró al túnel y lo sacó al hermano, él estaba muy enojado pero al fin todos salimos del boliche. Con un poco de mal humor, él se subió al auto para manejar y nosotros atrás, cansados después de una linda noche adentro. Aunque no todo fue de color de rosa, al hermano de Débora le agarró un ataque de locura mientras manejaba y quiso chocar a dos pibes que cruzaban por la calle. Él sacó la cabeza por la ventana y los insultó
-¡Pará Emanuel! ¿Qué haces, estás loco? - Le gritó Débora y él dijo que iba a dar la vuelta a la manzana para atropellarlo - ¡Dale idiota! ¿cómo vas a hacer eso? ¡Emanuel, tranquilizate! Eso te pasa por pelotudo por entrar al túnel y no fijate tus bolsillos. Dio la vuelta a la manzana pero no hizo nada, al volver a doblar en la esquina, nuestro auto se acercó demasiado a otro y empezaron las bocinas
-¡Dale pelotudo! - Le gritó el conductor del otro coche y Emanuel quería chocarlo.
-¡Emanuel, basta! ¡No lo choques que vamos a tener los re problemas! - El auto se alejó y Emanuel hizo nuestro auto hacia el medio de la avenida, se cruzó un taxi y tocó bocina mientras volanteó para que no choquemos.
-¡Estúpido, qué hacés! - Le gritaron y el amigo se unió en este circo
-Callate viejo tarado.
-Están en pedo ustedes - Borrachos - No pueden manejar - Más adelante había un auto que iba lento y Emanuel empezó a tocarles bocina y a insultarlos. Eran 3 muchachos que también estaban borrachos y ahí se desató una discusión de auto a auto.
-¡Emanuel por favor, portate bien!  Si llegamos a chocar o nos para la policía vamos a tener problemas y mamá se va a enojar - Le dijo Débora que estaba nerviosa y nosotros nos sabíamos para donde mirar. De pronto vemos que los muchachos del otro auto salen para pelear con Emanuel y el amigo, en ese momento todo estalló porque no sólo era una discusión sino que ellos dos sacaron un fierro para pelear y los otros sacaron una especie de cuchillo ¡Oh no, esto iba a terminar mal si nos quedábamos mirando! Los autos quedaron casi en el medio de la calle y mientras los otros discutían, Débora lo estacionó correctamente y salió corriendo a impedir que no se mataran.
-¡Basta chicos, basta! - Gritó y yo tuve que meterme porque los chicos en cualquier momento hacían desastre.
-A ver, gente. Paren un poco, somos grandes ya, comportense - Me enojé arriesgando mi vida y poniéndome en el medio de ellos, como yo era el único hombre que no estaba loco tuve que sacar el macho de adentro pero no les importaba y seguían discutiendo - Basta ya, che. Suelten los fierros.
-¡Vamos a casa Emanuel! - Débora estaba por llorar. Y así estuvimos así, gritando un sábado a las 6am  en plena avenida Córdoba con desconocidos y no sabíamos si íbamos a llegar a casa sanos y a salvo.
-¡Ey, basta de una vez! - Corríamos de acá para allá hasta que la discusión terminó porque se dieron cuenta que estaban peleando por nada ¿dónde estaba el motivo? ¿todo porque se cruzaron unas palabras de auto a auto? Finalmente tiraron los fierros por ahí y dijeron que la iban a terminar, se saludaron con desconfianza, lo que se llamaría "abrazo de reconciliación" y nos volvimos a subir al auto con nervios y desesperación
-¡Pero ven que son unos boludos, miren si nos pasaba algo en serio, Emanuel! - La cosa quedó tensa, yo les pedí que me dejaran en Once y recé por ellos para que lleguen bien y no tuvieran otro altercado en el regreso. A ver, en el boliche la pasamos bien, lo que pasó después fue un desliz porque los chicos no supieron comportarse y darse cuenta que esto fue una salida de cumpleaños a un ambiente distinto. Malditos pakis que están acostumbrado a lo vulgar y a lo denigrante, se conforman con tan poca cosa. Obvio que después le envié mensajes a Débora para ver en qué había quedado la cosa, era obvio que nunca más íbamos a salir con ellos, por suerte llegaron bien y ahora iban a descansar.

Menos de una semana y era el turno de mi cumpleaños, 20 años ya y en todo este último tiempo estuve viviendo la vida muy rápido. Desearía quedarme en esta edad para siempre y no envejecer porque la vida hay que disfrutarla ahora, ya después no será lo mismo. Además me di cuenta que en el ambiente gay la juventud es algo sagrado, mientras más chico seas y más carilindo tenés asegurado de estar con cualquier chico que vos quieras. Maldito ambiente de porquería, me hace acordar cuando Joel se quejaba de todo esto: hay cada feo que se cree diva y cada lindo que es inalcanzable y asqueroso. Y ahora procedo a contar otro trauma de mi infancia y adolescencia, cosas que uno no las supera quizás hasta que algo grande suceda y cambie nuestros pensamientos impuestos por la sociedad desde chicos y por muchos años. Bueno, la cosa es que en la escuela primaria yo siempre fui el excluido, al que los otros chicos no lo integraban en su grupo; fue por eso que las chicas les prestaban más atención y se enamoraban de los otros y yo (junto a otros chicos) fui el 'feo' A medida que fuimos creciendo y empezamos la escuela secundaria, cada uno de esos chicos cambió físicamente y mentalmente. La mayoría de ellos dejaron de ser tan lindos como eran y sus pensamientos se tranformaron en cualquier cosa por la edad, y es más, me atrevo a decir que yo me hice más lindo y hasta cambió el color de mis ojos, se aclararon. Al terminar la secundaria y entrar al ambiente gay, me di cuenta que después de todo no soy tan feo porque los chicos me buscan y yo les gusto a ellos pero me costó tanto darme cuenta, yo sólo pensaba que con tal de cojer, ellos se metían conmigo porque sí. Ojo, eso sigue persistiendo en muchos putos pero como dije anteriormente, si pienso que soy feo a esta altura de mi vida que estuve con cada chico e hice cada cosa, entonces estoy ciego. 

En fin, la historia continuó de esta forma: mis vacaciones se terminaron y empecé a trabajar, la segunda o tercer semana y mi cumpleaños cayó miércoles. Con Santiago habíamos estado hablando sobre mi cumpleaños: con quién iba a festejarlo, qué iba a hacer, si el fin de semana iba a salir a bailar; aunque mi respuesta fue un poco triste pero la realidad.
-No, no voy a hacer nada, primero que yo trabajo, segundo que mi papá y mi mamá ya no me hacen torta y comida para invitar a todos. Con ellos tengo otro tipo de relación porque yo ya soy más libre, no les pido permiso ni nada de eso, es raro aunque sé que en el fondo nos queremos pero yo estoy haciendo mi vida de adulto.
-Uh, mal ahí. Es una lástima que a tus papás no les importe. ¿Querés que hagamos algo el fin de semana? Lo habló con Agustín, bah si querés salir con nosotros, obvio.
-Dale, me gustaría. Hablalo y después me comentás.
Dos días antes de mi cumpleaños, también invité a mis otros amigos para que salgamos a bailar, obviamente a AMK, yo ya tenía decidido festejar por segundo año consecutivo mi cumpleaños en ese lugar. Volví a hablar con Santiago y le conté que lo peor que me podía pasar era festejar mi cumpleaños solo, aparte ¿para qué iba a avisar en mi trabajo que faltaría si en mi casa me iba a aburrir estando solo?
-Escuchame Fede, mirá, nosotros no hacemos nada el miércoles a la noche. ¿Querés venir y hacemos algo acá en casa? Bah no sé, depende de vos. Ya lo hablé con Agustín y dijo que le gustaría que vengas a pasar tu cumple acá.
-Ay ¿en serio, boludo? A mí también me encantaría. Sería lo más pasar mi cumple con ustedes.
-¿Eso es un 'sí'? Buenísimo entonces.
El día de mi cumpleaños les avisé a mis papás que no estaría en casa, cancelé un turno de mi trabajo sin embargo a la tarde sí trabajé. En fin, después de preparar mi bolso me fui, tomé el colectivo y nuevamente tras una hora de viaje lo esperé a Santiago en plena noche a dos cuadras de la Estación Tigre. Él tardó en venir, me llamó cuando estaba cerca así lo encontraba con facilidad entonces paró en la rotonda donde yo lo estaba esperando y subí al auto de lujo.
-Hola mi vida ¡feliz cumple! ¿Cómo estás? - Nos saludamos con un beso en la boca
-Bien mi amor, bien. Gracias por querer pasar esta noche conmigo.
-No, gracias a vos por venir hasta acá a festejarlo con nosotros. A ver, acercate - Me dijo y yo lo hice, me agarró de la cara y se fijó en mi cuello - Ah ¿no veniste con ningún chupón, no?
-No, tarado. Soltame.

En el viaje seguramente hablamos cosas sin sentido, pero recuerdo con perfección que mientras íbamos hacia el barrio privado, él frena el auto en el medio de una calle con poca iluminación y lo estaciona a un lado.
-¿Qué haces? - Le pregunto.
-Nada, quiero estar un rato a solas - Dijo mientras miraba para todos lados corroborando que nadie nos iba a ver. Tiró los asientos delantero para atrás así estábamos más cómodos y nos besamos lentamente como si nada importara en la vida. Yo cerré los ojos y él me agarraba de la cara mientras me besaba en la boca para contemplar cómo yo disfrutaba estar casi arriba de él. Me excitaba sentir eso, cómo le pertenecía a él, que yo le gustaba y que él me sujete como si yo fuese de él. Allá adelante de nosotros había un chico con dos chicas y nosotros nunca nos detuvimos por eso, es más yo pensaba ¿qué sentirá un chico de mi edad si me ve besándome con un hombre mayor que yo, casi siendo pareja? Todo tan hermoso, tan tranquilos besándonos hasta que de repente le suena el celular a Santiago.
-Oh, es Agustín - Me dijo y puso el celular en silencio, lo dejó en la guantera.
-Si eso me harás a mí también, hijo de puta - Le hice una broma pero estaba seguro que alguna vez me lo hizo - ¿No vas a atender? Hacelo porque se va a enojar - Agustín volvió a llamar y él lo atendió.
-Hola amor, ¿qué pasa, que estoy manejando? - Yo no lo escuchaba a Agustín - Estoy llegando pero Fede me dijo que dentro de 5 minutos llegaba, no te preocupes que ni bien llegue vamos rápido - Parecía que Agustín presintió, o en realidad le llamó la atención que Santiago tardara demasiado en buscarme y volver. Por eso mismo él tuvo que arrancar el auto y llegamos a casa pero sin embargo al entrar, Agustín me esperó parado frente a la puerta y me dice
-Antes que nada feliz cumpleaños pero ¿con que te enojaste con Santiago y te la agarraste conmigo también? Mirá que estoy ofendido con vos, eh.
-Ay, es que bueno, si lo eliminaba de Facebook a él tenía que eliminarte a vos. Pero no es nada personal, ya te volví a enviar la solicitud. 
-No te voy a aceptar, vas a tener que hacer algo como para revertir eso. Aparte una cosa es Santiago, otra cosa soy yo, no implica que te pelees con uno y con el otro también.

Tal parece que Agustín era rencoroso y un poco orgulloso pero no importaba porque íbamos a pasarla bien, era mi cumpleaños. Pedimos delivery y comimos, y lo mejor de esa noche fue que Santiago había preparado una chocotorta
-¡Sos un amor, boludo! Me encanta la chocotorta, ¿sabés hace cuanto tenía ganas de comer esto?
-Me alegro que te guste, corazón. La hice pero tenía miedo porque capaz no te gustaba.
-Ay pero si sabés que amo el chocolate - Estuvimos mirando la TV sentado en el living mientras comíamos, en un canal estaba una comediante "Fátima Florez" y yo le conté que me encantaba cómo actuaba esa mujer, cómo imita a todos los personajes incluso hasta la presidente de la Argentina, por eso estuvimos riéndonos un rato de lo que ella hacía. A la hora de soplar la vela y cantar el feliz cumpleaños, nos sacamos unas fotos y comimos la torta mientras estábamos en el living. Recuerdo que después de eso, con Santiago nos empezamos a besar y terminamos tirados en el sillón tocándonos uno al otro y Agustín se levantó y se fue a la habitación dejándonos solos.
-Esperá, andá a buscarlo a Agustín porque se enojó - Me dijo Santiago suavemente en la oreja así que tuve que levantarme e ir a buscarlo con un beso en la boca
-No, no. Andá con él, se nota que la química está entre ustedes, yo soy un agregado.
-Dale, tarado. No digas eso y vení - Lo traje prácticamente arrastando y lo besé a él también para que se sienta parte de esto. Más tarde comenzamos a hablar y no sé cómo salió el tema y le dije a Santiago mientras yo estaba acostado en el sillón:
-Empecé tratamiento con una psicóloga porque estoy muy confundido con mis sentimientos, sé que soy una persona fría, todos me lo dicen así que si vuelvo a hacerte lo mismo es porque no tengo corazón.
-¿Qué decís, boludo? - Me dijo Santiago y se acercó donde yo estaba.
-Sí, todo es muy loco porque yo no me enamoro de las personas. Estoy sin sentimientos o en realidad busco a alguien imposible
-A ver Fede, no creo que eso sea motivo para declararte loco y tener que ir a una psicóloga. Además cuando se te presente esa persona y te enamores te vas a dar cuenta que ahora estás equivocado. Lástima que esa persona no sea yo, igual sé que algún día te vas a poner en pareja y yo lo voy a tener que entender.
-Vos decís eso porque desde que tuviste a tu primera novia a los 17 años, después en tu vida estuviste siempre acompañado por distintos hombres, con uno o con el otro, 5 o 7 años. Por eso quizás no me entendés - Me hice el ofendido y me fui a la cama. 

A la noche me dieron mi regalo y cojimos pero cojimos tanto que no sé cómo lo hicimos esta vez, lo único que recuerdo al otro día es que Santiago se había despertado temprano y yo también, empezó a besarme la espalda y yo lo miré. Yo estaba sacando culo hacia su lado mientras miraba a Agustín durmiendo. Me pidió que no hagamos ruido para que Agustín no se despertara, entonces siguió besándome por el cuello y a poner sus manos en mis nalgas, me tocaba muy suave, en ese momento me baja el pantalón sin hacer el más mínimo ruido, él se baja los suyos y me apoya su pija en mi culo, me la pasaba hacia arriba y hacia abajo de mi culo hasta que  cargó saliva en su mano y me la pasó en el culo. Volvió a apoyar su pija e hizo movimiento para metérmela, y entró, entró su pija sin preservativo y yo tarado, confiado, pensé que él no me la iba a poner. Gemía para mí, Santiago me tapó la boca y me cojió así, de costado y Agustín nunca se dio cuenta. Me cojió hasta que se levantó de la cama normalmente y se fue al baño, seguramente a acabar. Mi cumpleaños con ellos fue lo más, una gran compañía, recuerdo que a la tarde convencí a Agustín que vuelva a agregarme a Facebook porque no quería.

Mi cumpleaños en AMK lo festejé con amigos el sábado siguiente pero varias personas me fallaron y por ejemplo, me enojé con Elías por eso mismo aunque me pidió disculpas y pedimos el contacto por un largo tiempo. Anabella tampoco asistió al igual que Patricio y que Ignacio, invité a varias compañeras de la secundaria pero tampoco vinieron. Sólo estuvieron Débora, Mariángeles con su novio y Silvina. A veces mientras menos personas mejor, pero bueno, los cumpleaños siempre son así, invitás a muchos y asisten pocos. Por suerte esta vez no hubo peleas ni nada por el estilo, de a poco hacía que Débora conozca a mis otros amigos.

F.A.M.