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viernes, marzo 13, 2015

#121 - Adicto a Ti [Parte II]

No entedía por qué Martín estaba ahí y  por qué yo también; y por qué yo estaba en pareja. Pero si no estaba en pareja, nunca hubiera ido a ese lugar en esa época. Al propósito, una vez me lo crucé a Lautaro en una parada de colectivo en la Facultad de Medicina (Ian no sabe nada ya que en parte me prohibió hablarle a él porque sabe que tuvimos algo y porque le mostré nuestro video porno), nos sorprendimos ambos al vernos, hacía bastante que no hablábamos justamente porque yo le dije que no me hablara, respondiéndome "Sí, es obvio, cuando estás en pareja pasan estas cosas. Pero no hay problema, gordito". Yo iba para Once y después para Liniers, por eso me bajé a los 10 minutos, y lo poco que alcanzamos a contarnos era que yo seguía en pareja, que me volví "versátil"; sin embargo él me contó que con Cris todo estaba mal y que la relación andaba 'ahí'. Al preguntarle de dónde venía me hizo confundir porque, al parecer, no me quería contar de dónde: primero, me mostró un paquete de facturas argumentando que, obviamente, se iba a la casa de su mamá; y segundo, me mostró un sobre diciéndome que venía del médico. Había visto una foto en su facebook que ya había frecuentado al médico, además una vez que yo publiqué "sangre", lo primero que hizo él fue preguntarme qué había pasado. Supongo que él está al tanto del tema de las enfermedades. Entonces, ¿a qué voy con todo esto? Que con ellos tampoco podría haber ido porque nosotros ya no nos hablamos tanto; y ellos, hoy en día, están ya separados.

Si hubo algo que nos prometimos con Ian fue contarnos detalles de lo que nos pasaba, por eso mismo, mientras estábamos bailando, me acerqué a su oído y le dije:
-¿Te acordás que te conté que me había enamorado de un chico y que no me lo pude sacar de la cabeza por mucho tiempo? Bueno, creo que ese chico está acá - Ian me miró y después cambió la mirada hacia adelante. Volvió a mirarme
-¿Hacía falta que me cuentes eso? - Si hubiera sabido, no le hubiera dicho nada. Ian miró hacia atrás sin disimulo - ¿Quién es, ese rubio? - Me preguntó y lo primero que se me vino a la mente para responderle fue "No, ese no". Yo no quería mirar, pero después me ganó la curiosidad y él estaba bailando más allá. Ian estaba a la expectativa, también a ver si me daba vuelta o no. En fin, resulta que nos acercamos a la entrada donde estaban la banquetas altas y nos sentamos ahí mientras yo pensaba en lo traicionero que es el destino, qué juego tan estúpido; aun así en mi cabeza había una frase de canción de una cantante argentina de la cultura popular, ya fallecida: Gilda. "Dios sabe cuánto te quise, pero hoy sé que te olvidé". Lo vi pasar a Tincho y subir las escaleras para salir de ese lugar, y se me presentó la duda si él ya se iba a ir, porque según él, la vez que me conoció era la primera vez que asistía a un boliche gay. No obstante, el estaba muy distinto a comparación de aquella vez que lo conocí, pero yo hacía bastante tiempo le hacía un seguimiento por face (stalk); por eso no me sorprendí. Pero seguramente él si se sorprendió al verme porque yo sí que estaba distinto: ya crecido, sin esas mechas rubias y corte sólo con tijera, con un jopo y ropa muy top. No recuerdo que hicimos, aunque probablemente Ian me haya preguntado si todavía me seguía pasando algo con ese chico (que él no sabía bien cuál era). Al rato, lo vi subir las escaleras de ese boliche pedorro; entonces pensé que quizás no le haya gustado y que se iba. Lo miré sin que Ian se diera cuenta, obvio. Pero como la duda me mataba, a los minutos le propuse a Ian subir, ya que hacía mucho calor también. 

Así que lentamente subimos, y salimos a estar en la vereda (ya que te dejaban salir a fumar)... ¿y a quién lo vi fumando? A él. Tincho me miró y me siguió mirando, mientras que, con Ian, nos fuimos hacia el otro lado. Ahí, Ian también se puso a fumar, y yo lo regañé tratando de disimular las miradas que nos clavábamos con Tincho. Como él no encontraba su encendedor, se lo pidió a una pareja de lesbianas que se estaban besando en frente de nosotros. En ese ínterin, no pude sacarle la mirada a Martín, que me miraba y me miraba, sin darse cuenta que yo estaba en pareja; y él fumaba de una forma nerviosa y yo  hasta había pensado que Ian se había dado cuenta de nuestras miradas cómplices. Pero parece que no. 

Una charla surgió con estas chicas, Ian prestaba más atención a eso; y yo seguí mirándolo de reojo y de frente, alternado. Hasta que veo que se muerde los labios con un gesto de deseo hacia mí, y me quedé perplejo por unos segundos, mientras mi cabeza maquinaba: "cómo me gustaría no estar en pareja para saltar en sus brazos e irnos a cojer por ahí... como lo vine soñando estos tres años". Sin embargo, ese no era Martín en sí, era una prueba del destino, el diablo disfrazado, el desafío que toda persona debe superar para corroborar que, con la persona con la que se está, es el amor verdadero. Uno lo piensa así nomas y no cae, pero es cierto: apareció para que yo me de cuenta si todavía Tincho seguía siendo el amor de mi vida o Ian lo reemplazó. Y a pesar de mi sensación del momento, aseguro que me quedé con Ian y perdí esa oportunidad. Aunque pensé que quizás Tincho me hablaría al facebook al día siguiente y me diría algo, me equivoqué: sigue siendo la misma mierda de siempre. No sé, me sentí raro en ese momento soportando una sonrisa, haciéndome el despistado aunque sin poder ignorarlo a la vez. De pronto se termina la charla con las lesbianas, y con Ian nos besamos y nos abrazamos; Tincho terminó su "pucho" y volvió a entrar. Resulta que, a continuación, mientras nos abrazábamos, vimos a una pasiva al lado de nosotros: es la pasiva que trabaja a cuatro cuadras de mi casa en un supermercado... ¿pero qué hacía ahí? Nuevamente caigo en la conclusión que el mundo es chico, muy chico. Ian quiso que le hablemos, y así fue cómo entablamos otra charla. Lo que viene a continuación, no tiene nada que ver con Tincho... Esa noche, con Ian entramos al mini túnel e hicimos cositas, como chupar la misma pija. Y todo terminó bien esa noche, pero porque ponemos las reglas antes del juego. 

Al día siguiente, otra vez la coincidencia... fuimos a Playa Varesse, viejo paraje ya desde el año pasado, y ahí nos instalamos con Ian. Sin embargo, después de salir del mar, nos sentamos y él me dice que iba a tomar sol recostado. Le respondí que yo también, por eso, me recosté pero al minuto me levantó y me siento, le dije que no quería estar tanto tiempo al sol. Y da la casualidad que de pronto veo pasar a Tincho con sus gafas, una gorrita, en short y llevando algo en sus manos.
-WTF! - Fue lo primero que pensé, y a los segundos mira hacia mi lado y me ve. Pero de pronto cambia la mirada... y yo en un 'speedo' - ¡Por qué! ¡Por qué justo a esta playa tiene que venir! Me está persiguiendo - Fue lo que pensé y largué una carcajada. Ian no se dio ni cuenta, es que qué iba a imaginarse algo así. Miré para todos lados pero no vi para donde se fue. Yo no sé por qué el destino quería juntarnos tanto... yo dije que si el destino nos quería juntos, nos cruzaría, y ahí estamos. Y también dije que si, algún día, él me llegara a proponer algo, se lo rechazaría... y acá estamos. Aunque como buen chico, le conté a Ian, pero si sabía, no se lo contaba ni ahí.
-¿Viste, gor, que te hablé del chico que vi en el boliche? Bueno, podés creer que lo volví a ver por acá.
-Mmmm, debés estar alucinando - Me contestó sin darse cuenta del riesgo. Pero bueno. Volví a mirar para todos lados y nada. Pensé que manifestarlo en facebook sería la forma de sacar lo que tenía adentro y que en ese momento no podía decírselo a nadie. En el facebook gay, se podría llegar a mal interpretar, por eso lo publiqué en mi facebook paki... pero me olvidé que a la mamá de Ian la había aceptado hacía unos días atrás. "Dios sabe cuánto te quise, pero hoy sé que te olvidé". 

El último día, en el boliche, chupamos pija a full, hasta nos besamos con dos pibitos que eran pareja también, uno para mí y uno para él. Aunque después se fue uno, y convencimos al otro que nos de la lechita, la cual la compartimos con Ian; sin embargo, los chorros que entraron en mi boca, me los tragué de una. Obvio que Ian no sabe, porque hice de cuenta que mi saliva era la leche del pendejo. Después le chupamos la pija a otro, que hablaba y hablaba, y nos quería llevar al departamento del padre, pero que no, que sí, tampoco nos quiso acabar. En fin, resulta que el último día de estadía, ya cuando dormiríamos unas horas y luego a despegar hacia la vida cotidiana, siendo las 6.30am, Ian recibe los mensajes de la madre preguntándole qué había pasado que yo publiqué algo así en facebook. Y tras la pregunta de él, y mi respuesta sincera, él se enojó. Pero yo no tenía ganas de hablar de eso, me di la media vuelta para dormir. Y ni bien hago eso, se ofende y me pega... La pesadilla comenzó. Yo me enojo peor y le pego diciéndole que no me pegue, y que en mi facebook yo decido que publicar y qué no, y que él no me va a prohibir absolutamente nada. Las cosas empeoraron, y él me vuelve a pegar diciendo que cómo voy a publicar eso sabiendo que la madre está atenta a eso. Claro, el tema venía por ahí, pero también se enojó porque pensó que yo seguía pensando en Tincho. 
Nuestras voces se elevaban, pero yo trataba de calmarlo a él, aunque la pelea se desbordó y pegamos patadas y piñas, empujones y gritos que hizo que el señor del hotel se diera cuenta y llamara a nuestra habitación. Más enojado estaba yo, por lo que acababa de pasar, y que este señor no nos dijera nada, porque con lo enojado que yo estaba, lo mandaría a cagar. Después de que nos tranquilizáramos, Ian atendió el teléfono porque estaba nervioso, pero yo le dije que mejor que ese viejo se callara porque no quería hablarle después de que dos veces nos miró con cara de orto al abrirnos la puerta del hotel a horas tarde en la madrugada. Le dije a Ian que agarre sus cosas y nos marcháramos de ese lugar, que no había más nada que hacer después de ese papelón. Lo único que tenía en mente era volvernos y terminar mi relación con él.. sí, terminarla porque estaba cansado de pelearnos y de todo esto. Recuerdo haber salido y haberle dado la llave al señor, que con mi cara mucho no quiso decir, pero cuando quiso meter un bocadillo, Ian le dijo que no tenía más nada que decirnos. Y así nos fuimos a la pequeña terminal para comprar los pasajes, pero estaba cerrado porque era muy temprano. Antes de eso, rompí en llanto cuando me quiso frenar, diciéndole que no quería nada más con él. Él no lloro tanto, no es tan demostrativo en ese sentido, pero después se enojó e hizo que frenáramos para hablar, pero yo no quería en ese momento. Tras ir a la parada, le volví a repetir que no quería nada más con él; sin embargo él insistió y dijo que me amaba y que intentemos nuevamente en la relación.

Y acá estamos, nuevamente en pareja pero todo cambió y estamos muy bien, quizás no al 100% en el sexo pero seguimos en pareja y apostamos a más. Superé la prueba de fuego, y creo que ya nada nos separará. Pero hoy en día, sobre todo hoy, extraño las salidas con mis amigos. A ese "yo" de antes. Pero bueno, mi vida siempre da giros de este estilo, y aunque me gusta estar con Ian, hay algo en esto que no me gusta. Después lo contaré.

F.A.M.