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domingo, junio 12, 2016

151 - Llama a Mi Número

Bueno, a ver... por dónde empezar. Junio arrancó con todo y puso en la mesa lo que yo necesitaba desde hace unos meses atrás. Algunas cuestiones por recordar: se cumplió un aniversario de que corté con Ian y aún lo sigo pensando, pero no quiero verlo ni nada. Creo que mi espíritu quedó en esa etapa, y algo me dice que me va a costar superarla; parecido a lo que pasé después de cortar con Martín aunque más profundo. Odio sentirme así por más que esté más lucido que nunca. Igual, no me cierro a nada con respecto a lo sentimental. Siempre digo que tengo mis épocas de sequía total donde estoy meses sin nada, y de repente, de un día para el otro, estoy viéndome con un chico  a la mañana, y con otro a la tarde. Será la alineación de los planetas o la conspiración de este mundo inentendible para mí. Por ahí me siento estúpido pensando todo el día en él, ni siquiera pienso en qué estará haciendo ni en dónde, sino él como persona: cuerpo y alma. Ya no me afecta nada: si sale a bailar, con quién se saca fotos, o cosas así. Es raro porque entro en esa dicotomía de odiarlo pero mantener ciertos recuerdos cálidos, sobre todo de situaciones vividas en el plano sentimental, y otras anécdotas.

Bueno, en fin. Voy a contar tres hechos que quizás los divida en dos capítulos con canciones de Kate Ryan. Una de esas, de alguna u otra forma, me transporta o me recuerda a lo que fue estar en pareja con Ian. Un día de semana, tras haberme tomado el colectivo de vuelta hacia mi casa, abrí Grindr  y un chico me habló a las horas después. Cuando vi su foto se me hizo conocido pero no sabía dónde lo había visto. Nada, resulta que empezamos a hablar, a pasarnos fotos y terminamos pasándonos nuestros números de teléfono para charlar mejor por whatsapp. Me contó que es de Nueva Pompeya, entonces ahí pude sacar conjeturas de que quizás lo conocía porque toda mi vida de infante y adolescente, fui a una escuela de Pompeya, que si bien me juré que no volvería a esos pagos porque me había cansado, era también donde me juntaba con mi primer ex Joel (de quién después hablaré) para venirnos a casa. Quizás este chico era algún conocido de mis ex compañeritos, y demás. Porque vieron como es esto... en la secundaria son todos machitos pero años después te los terminas cruzando en algún que otro boliche del ambiente. Nada, con este chico llamado Walter empezamos a hablar y las conversaciones subieron de temperatura, hasta se tiró el lance de venir a mi casa tras contarle que yo vivo solo. Sin embargo, había un pequeño problema, que era que el sábado yo salía a bailar por el cumple de Gabriel y el domingo, mi hermana me había pedido festejar su cumple en mi casa porque donde ella vive ahora es muy chico para tantas personas. A propósito, el sábado de previa en la casa de Nazareno terminamos de la cabeza. En Puerca terminé en la pared tocándonos con un chico con el que hace rato me hablaba pero siempre le había dicho que nunca iba a pasar nada entre nosotros. Lo que hace el alcohol. 

Volviendo al tema, no sé si fue la calentura, creo que sí, que me hicieron traerlo a casa el domingo a la noche después de 'fletar' a mi hermana y sus invitados porque necesitaba la casa sola. Les comenté a Elías y a Nazareno que iba a encontrar con este chico en Pompeya pero que me había agarrado una sensación de desconfianza y mal augurio. Cosa que yo soy muy intuitivo. Sin embargo, sabía que era porque hacía mucho tiempo que no hacía esto, casi algo casual por más que nos estuvimos hablando lo necesario para dejar de categorizarlo como casual. Sentía que íbamos a llegar y, al encontrarme con él, aparecerían otros hombres y me asaltarían. Lo que pasa es que Pompeya cambió mucho, es un claro ejemplo del cambio drástico de la sociedad y del país. Y lo puedo decir yo que fui 13 años consecutivos de mi vida a esa ciudad, donde después de la crisis del 2001, solo veía indigentes y chicos que daban miedo por su condición de linyeras y pobres viviendo afuera de las iglesias y pidiendo monedas. Con el tema del 'Metrobús' cambio todo, no obstante, para mí era la primera vez después de años en ir de noche hacia allá. Cuando llegué, nos vimos con Walter y fuimos directo a la parada del colectivo. Ya el corazón se me había vuelto a su lugar y le transmití lo mismo a mis amigos vía whatsapp. Era verdad, me dijo que era alto. Tenía una especie de gorra que no me gustó para nada, se veía más lindo en la foto de Grindr pero bueno. En el viaje, intercambiamos algunas que otras palabras pero para no llamar la atención de la gente del colectivo, preferimos quedarnos callados. La sorpresa fue cuando llegamos a mi barrio y no había luz. Y me hizo acordar a lo que una vez pasó con Lautaro y Chris. Mala mía. Llegamos, sentía el confort de la casa limpia, le convide de tomar y hablamos a la luz de las velas, tal cual cena romántica. Ahí nos conocimos un poquito más, apenas. Walter me contó sobre cómo se hizo gay y su bisexualidad, y tenue atracción por los hombres; aunque me aclaró de entrada que todo lo que él quiere con un chico es sexo. Distinto a mí pero bueno, tenemos caminos recorridos distintos. Tenía mucha curiosidad sobre mí y mis relaciones de pareja anteriores, el "cómo se siente o cómo es estar de novio con un hombre", el "qué hacíamos" y hasta el "cómo nos separamos". 

Después de la charla, me levanté y lo invité de la mano a mi cama que estaba frente a mis ojos, ya quería sentirlo y tocarlo todo. Y sí, era calentura extrema. Igual bastante bien, lo empecé a besar por todos lados, cuello, tetillas, boca, abdomen y después fui directo a la pija, para prenderme como mono a la banana. El sexo oral es lo mío. Seguí besándolo por todos lados hasta que me entretuve con su pija que, si bien no era la que me había mandado vía whatsapp, estaba bastante buena para chuparla. Walter me pidió que me de vuelta para jugar con cola y su pija súper lubricada, pero no solo eso sino que me chupó el orto y yo veía en la sombras de las velas las siluetas. Me encantó. Se la chupé un poco más y después me cojió... costó a que entrara pero una vez que lo hizo, genial. Le exigí a que me escupiera y que me pegara porque amo eso, y decí que se copó porque hay muchos que no lo hacen porque se involucran sentimentalmente. Más me gustó cuando cabalgué arriba de él porque su pija entró toda y me encanta sentirla así, en el momento de lujuria extrema me dijo que yo me iba a tragar su leche e iba a ser su putito para que él me garchara cuándo y cómo el quisiera. A los dos minutos acabé sobre él. Pequeño break de limpieza, fuera preservativo y se la seguí chupando pero más relajados. Ahora él veía las sombras, las siluetas de cómo yo se la chupaba. Le dije que podía estar horas y horas así, y eso a él le encantaba. Pasaron diez minutos que fue cuando le pedí la leche, por eso se puso arriba mío y se pajeó hasta que acabó, y yo me la tragué, con algunas arcadas pero porque yo ya había acabado antes. Nos limpiamos y él quedó en la cama, aunque después la luz haya vuelto, no quiso levantarse y le dimos derecho al dormir juntos. Si bien no dormí plácidamente, estuvo bueno. A las 8am, Walter se levantó y quiso cojerme pero me dolía mi agujerito, por eso es como que se sintió frustrado, se cambió y se preparó para irse. No tenía ganas de levantarme aunque yo tenía que irme a trabajar, y después a hacer unos trámites. Lo acompañé a la parada y ahí lo dejé. No me gustó que, porque no le dejé cojerme, él se haya ido. Está bien, se tenía que ir pero hubiera disimulado un poco. Sobre todo porque antes de dormirnos estuvimos matándonos a besos y a caricias...

Ese lunes, rumbo al trabajo, hablé con Constantino con el que nos íbamos a ver, el de labios de peterito, y propuso al día siguiente cenar y conocernos. A lo que le propuse que sí, ya que con el que veo algo a futuro es con este más que con el que cojí. Al otro chico, le hablo pero es un hola y chau, parece que lo que quería era sacarse las ganas del momento... supuestamente había acordado solo sexo. Aunque bueno, yo en dulce de leche no remo.


F.A.M.