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jueves, octubre 24, 2019

#226 - El Suspiro de un Ángel

Últimamente, me siento en una nebulosa de pensamientos muy personales. Ya mencioné que el hecho de que se hayan cumplido 10 años de la muerte de mi abuelo paterno es algo que me tiene pensativo. No sé por qué, me hace creer que nunca hice el respectivo duelo y tengo miedo de que me afecte por haberlo tapado todo. Es que es una mezcla de cosas: la mudanza de hace dos años me hizo traer papeles de cuando yo escribía y tenía entre 15 y 17 años, estaba en plena aceptación de mi sexualidad. Lo sueño demasiado a mi abuelo. Además, haber vuelto a escuchar a Soledad Pastorutti también me retrotrajo a esas épocas dónde yo tenía entre 8 y 10 años y llevaba los CDs a casa de mis abuelos y los escuchaba en el Discman o en el grabador de mi abuela. Siempre que lo sueño, él está en su casa, donde ahora viven mis primos, entre ellos Nehuén a quien no veo hace más de tres años. La última vez que lo vi a Nehuén fue cuando mis papás ya no vivían conmigo y, en una visita de mi viejo, llegó a mi casa con él mientras yo estaba escuchando música a todo volumen. Nos saludamos y no hubo charla de por medio. Mi abuela actualmente está en un geriátrico, la vi hace poco después de más de cinco años sin verla. En mis sueños, la casa de mi abuela siempre aparece en construcción para agrandarla, quizás sea lo que mi abuelo quiere ahora. Lo veo pasar y, en el último sueño, lo abracé fuerte y hasta me dieron ganas de llorar porque yo sabía inconscientemente que él no estaba vivo.

Por otro lado, hoy fue el cumpleaños de mi tía Edith que, a la vez es abuela de mis primos-sobrinos Federico y Rodrigo. Pensé que ellos iban a estar presentes, sin embargo, mi prima, mamá de ellos, dijo que Federico estaba trabajando. En cambio, de Rodrigo no supe nada. Cuando me estaba volviendo a mi casa a la tarde, crucé a su ex novia e hijo y los saludé. Juro que extraño esos tiempos en donde Rodrigo y yo éramos inseparables, el amor por el vicio de los videojuegos nos unió desde chicos. Es más, antes de empezar este capítulo, pensaba en cuán independiente fui yo desde chico ya que siempre hacía lo que quería sin pedirle permiso a mi mamá o sin que ella me prohibiese nada. Volver a mi antiguo barrio me hace pensar demasiadas cosas, cosas que conté en mis primeros capítulos. Cuando yo empecé a tener consciencia de mi vida, a pensar racionalmente, fue cuando tuve 11 años y hubo un carnaval en mi barrio. Me acuerdo patente porque fue cuando me acerqué a mi primo Federico como primo, ya que antes lo hacíamos de lado porque era "chiquito" y yo me llevaba más con su hermano, Rodrigo, quien se había ido a vivir con su padre.



Me acuerdo patente cuando yo tenía 12 años y algunos días faltaba a la escuela por las tardes para ir a casa de Federico y Rodrigo, ya cuando él había vuelvo a vivir con su mamá. Federico iba a la mañana y yo a la tarde, entonces nunca podíamos coincidir, solo los fines de semana. Y pensar que durante mi adolescencia, mis fines de semana eran pasarlos con ellos dos viciando a la Play. Nos enganchábamos con un juego y no parábamos hasta darlo vuelta. A veces, el padre de Federico nos decía que no podíamos jugar más y nos sacaba la Play. Yo llevaba la mía en una mochila, mi mamá daba su aprobación, pero siempre iba asustado a la casa de ellos por miedo de que me la robaran. Una vez, en el 2006 unos pibitos quisieron robarme el celular que yo mis viejos recién me habían comprado, y yendo a comprar al kiosco de a dos casas de la de ellos y en donde trabajaba la que iba a ser la novia y madre del hijo de Rodrigo, pasó eso. Ellos ya se estaban conociendo en aquella época. Me había quedado tan traumado que viví con pánico. Ese día de lluvia que no quería volverme, pero eran como las 19hs y tenía que ir a mi casa. Nunca pensé que eso podía terminarse, mejor dicho, nunca creí que podía conocer la noche de distinta manera.



Ya a los 16 años, mis findes de semana eran de quedarme amanecido hasta tarde, ordenar los archivos de sonido de la Spice Girls y otras cantantes que me encantaban y me encantan. Cuando empecé a trabajar a los 17 años, mis findes de semana eran pasarlo con aquellos compañeros de laburo Gaby, Marcela, Yennifer, Guillermo, Gonzalo. De a poquito, Gaby se fue alejando, tuve cruces con ella en varias ocasiones por su novio porque mezcló situaciones amorosa con el laburo; Yennifer tenía una nena pequeña y no podía salir mucho o quedarse hasta tarde. Sin embargo, conocí realmente la noche en el 2012 a mis 18 años casi 19 cuando empecé a salir a bailar con Anabella, Débora y Elías. Fueron años de salidas a boliche, de amanecer, al principio sin tomar una gota de alcohol, pero después, de embriagarme hasta asquearme. Ese verano del 2012, salía solo, a veces con Débora. Al ponerme de novio, no salí hasta que pasó el recital de Madonna y volví a las pistas en combo con Débora en 2013. Cuando a Elías se le había ido eso de "tener que viajar con alguien desde su casa hasta el boliche", empecé a salir con él y con Anabella. Fueron años muy intensos de salidas, a tal punto de nunca haber faltado a bailar en el 2013 excepto la semana antes de Navidad ya que me había agarrado fiebre.



En 2014, expandí mi grupo de amistad con Damián, después Ricky y Andrés aunque bajé la guardia al ponerme de novio a fines de 2014, en donde conocí otro mundo más tranquilo y más casero. No obstante, al cortar a mediados de 2015, caí en un pico de stress y me di cuenta que haber vuelto a las pistas no fue una buena opción. Durante estos años, pasé mis fines de semana de diversas maneras. Durante 2015 y parte del 2016, haciendo juntada con amigos en mi casa, saliendo de vez en cuando a boliches, yendo al sauna, quedándome con algún chongo en su casa. En 2017, al mudarme, me encerré en mi mundo y no fui de salir mucho. Críticas de mis amigos por mi decisión de aquel entonces. Ahora estoy como en un mix de salir a veces y no salir, queriendo quedarme en mi casa o ir al sauna. Es parte de nuestro crecimiento, las ganas van y vienen, a veces siento que termino más cansado cuando salgo a bailar, otras veces, siento que quiero salir sí o sí. 

Siguiendo con la lista interminable de chicos con los que estuve, tengo que contar de un pibe medio musculoso, pero pasivo. Pegamos buena onda hablando y le propuse violar a un activo entre los dos. La verdad que esa fantasía, como conté, sigue girando en mi cabeza desde hace rato. Me confesó que le gustaría, aunque no sabía quién podía ser. Un día de semana acordamos, sin embargo, él no pudo, entonces lo dejamos para un finde. Vino un domingo a mi casa y la cosa estaba muy tranquila, demasiado. Yo sabía que un domingo a las 22hs no íbamos a encontrar nada, pero el plan yo ya lo tenía armado porque el pibe me calentaba, lástima que era pasivo.Terminé besándolo con muchos nervios y a tocarnos mal. Me dijo que le gustaba cómo yo besaba, que tenía muy buen orto y que le encantaba. No se dejaba chupar la pija, no sé por qué, aunque la tenía normal. Yo dejé que me la chupara, pero él quería ponérmela. Después de un rato, dejé que me la pusiera y acabó adentro del forro. Me confesó que no se imaginaba nada conmigo, que le gustó una experiencia nueva. Y a mí también porque el pibe me gustaba. 

En este tiempo que llevo viviendo solo, me reencontré con varias personas de aquel pasado que yo contaba, de mis épocas gloriosas del 2014 u otros años. Cuando recién consolidábamos la amistad con Nazareno, en las noches de Puerca, él me hizo la segunda en varias ocasiones con Cristian, un chico flaco y un poco dientón. Cristian siempre le dijo a Nazareno que yo le re gustaba, por eso, cada vez que nos reencontrábamos era chape seguro. La cagada era que Mauricio ya se lo había comido una vez porque también le había tirado onda. Entre otras cosas, como siempre, Mauricio también se burlaba porque me decía que era muy flaco, que no sé qué. Una noche en pleno Puerca, yo muy en pedo, estaba atrás de otro pibe y justo apareció Cristian y le habló a Nazareno. Dije en voz alta y sin darme cuenta "sacámelo a este de acá, sacámelo". Lógicamente, Cristian escuchó y Nazareno se lo llevó tratando de disimular. Esa fue la última vez que habíamos hablado personalmente porque todas las siguientes veces ya me empezó a ignorar. Cuando yo vivía en mi antigua casa, lo vi en Grindr varias veces y hablamos dos veces como en un año. Una de las tantas veces que nos vimos, le pregunté por qué no me hablaba más. Y hasta se me hizo el desconocido. Fue. No le hablé más. Me chapé chicos frente a él, él frente a mí, y así. Un día, él desapareció; después desaparecí yo.

Habrán pasado dos años y lo vi en Grindr acá cerca de mi casa. Mi mente hizo una especie de regresión y me pregunté si realmente él gustaba de mí, si los flacos como él tenían buena verga como me lo dijeron. Al tiempo, me dio tap y se lo devolví. Ahí quedó todo hasta la siguiente vez que lo vi y le di tap. Era muy de mañana ya que los viernes que no salgo, suelo levantarme temprano al día siguiente. Me habló y me propuso algo así como vernos porque él estaba de pasada. Le conté que estaba recién despertándome, que me tenía que duchar y demás. Él había llegado de bailar y no sé por qué estaba dando vueltas por acá, de más está decir que estaba un poco en pedo. Le propuse ducharnos así que vino y nos reencontramos después de más de dos años sin cruzarnos. Él seguía igual, tenía más cara de aparentar su edad más que de nene que como yo lo había conocido. Cristian me miró, me dijo que estaba muy distinto, sobre todo sin maquillaje, que eso era lo que no le gustaba de mí. 

Nos empezamos a chapar mal y a tocarnos todo: por fin yo iba a ver qué había debajo de su pantalón, entre esas piernas flacas. No quería tocarle la pija de una, pero mientras nos besábamos y nos acercábamos a la ducha, lo fui palpando. Me pidió que me arrodillara y se la chupara, y eso hice. Era grande, no tanto como quizás otros flacos, pero sí lo era. Dicen que lo bueno se hace esperar. No podía creer estar con Cristian porque pasaron muchos años y ambos cambiamos. Yo, sobre todo. Entramos a la ducha y se la seguí chupando mientras nos besábamos también, con todas las ganas. Él me miraba mucho y pensaba, no decía nada. Al salir, fuimos a la cama y le pregunté qué le pasaba:
-Es que todavía no creo que estoy acá con vos. Onda, siempre te tuve ganas.
-Sí, yo también, pero después nos alejamos.
-Es que me puse de novio y me separé hace poco.
-No te la puedo creer, tengo un imán para esos pibes que recién se separan. Harto estoy.
-Estoy pasando toda una situación heavy, sin embargo, te vi en Grindr y quería verte.
-Onda cuando salíamos a bailar, nos chapábamos y todo, pero nunca más nada.
-Es que sí, en ese tiempo eras el único que me gustaba de todo Puerca. Me encantabas. De todos los chicos en el boliche, me atraías vos nada más - Sinceramente, me sorprendió tal confesión. Hoy en día, los gays están más cerrados que nunca, tienen miedo a enamorarse, saben que el ambiente es turbio, no expresan, son muy adictos al sexo, a la competencia oculta de coger con todos.

Cristian y yo terminamos en mi casa chapando mal y yo chupándole la pija a full, me gustaba disfrutarla después de años preguntándome cómo la tenía. Él estaba un poco en pedo y se dejaba llevar, se la chupé de todas formas y le encantaba que yo me la metiera hasta la garganta. Me chupó el culo como los dioses en un 69, y después me la puso. Tenía ganas de que él acabara así, pero se le bajaba. En una, cuando se le bajó un toque, sacó el forro, lo abrió y me la puso demostrando cuán dominante era. Me decía que le gustaba mi orto, que era re bancador y que eso lo volvía loco, que por fin lo estaba probando. Me preguntó dónde quería la leche después de 10 minutos a full, le contesté que la quería en la boca, así que se sacó el forro y me hizo chupársela mientras él estaba acostado, y acabó. Para él fui uno de sus mejores polvo, lo intuí. Quedamos un toque hablando, me contó de su vida actual: de qué trabajaba, cómo era su vida después de su separación y cómo fueron los años anteriores en que estuvimos alejados, él completamente de Puerca y, yo parcialmente. Pasamos Whatsapp y prometimos seguirla por ahí, él era morboso como yo y eso nos hacía llevarnos bien. Solamente me daba miedo el tema de su reciente separación y haberlo encontrado misteriosamente en Grindr cerca de mi depto. No podía negar que me hizo pensar en cuando yo me había separado, sin embargo, yo no me enrosqué tanto. 



F.A.M.