Pages

lunes, mayo 25, 2015

#124 - Decir Perdón [No Sé Si Está Bien o Mal]

Desde hace mas o menos un mes, sentí la necesidad de estar con otra persona pero, supongo que habrá sido por toda esa pelea tan trágica con Ian que me abrió los chacras para absorber otras energías. Me empezó a excitar la posibilidad de estar con otro sin que él se de cuenta porque, seguramente, él también lo habrá hecho. Ojo, no es desconfianza, es intuición. Desde el primer momento en que lo conocí, percibí que era muy astuto para esas cosas y siempre le reproché cada movimiento que yo consideraba en falso de parte de el. Habrá tocado bultos en el subte o colectivo lleno, o habrá apoyado, habrá ido a algún baño (sobre todo de donde él estudia) y habrá visto una chota... no sé. Sobre todo porque él está constantemente viajando de su casa a su lugar de estudio, o a mi casa y viceversa. 



A los tres meses de haberlo conocido, discutimos una noche hasta el extremo antes de entrar al boliche. Me había dicho que lo llamara por teléfono y, como yo estaba en el colectivo, le dije que luego lo iba a llamar. Se puso tan denso que tuve que cortarle y, al llegar a destino donde nos encontraríamos ambos, la cosa empeoró porque él quiso comprar unos snacks en la Plaza Once y mi intención fue decirle que no conviene porque los negros de mierda pueden pedirnos y llamábamos mucho la atención por cómo estábamos vestidos. En el colectivo viajamos enojados, todo se volvió tenso al quitarme los auriculares del oído y revoleármelos por ahí donde no pude alcanzar para agarrarlos. Al llegar a una cuadra antes del boliche, todo terminó mal que casi nos dejamos ir el uno al otro mientras mis amigos nos esperaban en la fila del boliche. Pero yo tuve que correr por atrás a buscarlo antes de arrepentirme toda la vida. Todo bien, en el boliche aflojamos y la pasamos bien; no obstante, al salir nuevamente nos enojamos porque seguramente él saludó a personas que no debía. 

Al llegar a la Est. Lacroze, me pidió que yo tomara el tren, aunque faltaban como 20 minutos para que saliera. Por eso mismo, le dije que él se tomara el colectivo porque yo tenía que esperar... una discusión tonta que terminó en un enojo para los dos, y él se fue en subte dejándome a mí ahí solo. Me tomé el tren super enojado creyendo terminar con él de una vez por todas. En el colectivo luego del tren, me quedé dormido y fui a parar a la terminal, más de una hr de viaje y a unos 20 minutos de mi casa. Resulta que yo no tenía ni plata en efectivo, ni crédito en la tarjeta SUBE (para el colectivo) y poca batería en el celular, cosa que jamás me había pasado. Ian me había llamado antes de que yo me quedara dormido en el colectivo pero me rehusé a contestarle aunque, cuando estuve en esa situación, lo llamé y no me contestaba. Llamé a su casa y pregunté si Ian había llegado, y su madre me respondió que no; por ende, me enojé mucho más. Si caminaba a mi casa, llegaría cansado y muy tarde, sobre todo por el sueño y el alcohol que tenía encima; asi que caminé hasta la avenida para pedir un remis. El primer incoveniente en esa remisería era que sólo llevaban a clientes, y yo era un simple perdido. Caminé y encontré otra, pidiendo primero un remis hasta algún cajero automático y que, luego, me llevara a mi casa. Un muchacho de unos 34 años apróx, me hizo subir al auto y, mientras recordaba el cajero automático más cercano, empezamos a hablar. 

Le conté que me había dormido en el colectivo, que había tomado mucho pero como siempre, y que había discutido con mi pareja. Él también me empezó a contar que discutió con su mujer porque él anda con otra y que entre ellas es como que compiten para tenerlo. No sé cómo salió el tema, que se había dado cuenta que era gay que me empezó a contar que anda en la página de "acompañantes masculinos" www.solotuyo.com y que él aprovechaba porque se agarraba mujeres y, a veces, hombre. Algo se me vino a la mente y me puse tan nervioso que no sabía cómo hacer. Llegamos al cajero y después de sacar plata, pensé que lo mejor sea sentarme en el asiento de adelante para "seguir hablando". Aunque mi plan era darle el vuelto del viaje así se dejaba hacer un pete, porque el tipo estaba entregadísimo, pero no sabía cómo decírselo. 

Le pregunté primero cuándo era el viaje, y después de eso, calculé el vuelto y hasta que me animé a proponérselo. Aceptó de una, así que se desprendió el pantalón y mientras él manejaba, yo lo iba peteando pero no pasaron ni 5 minutos que me dijo que iba a acabar. Por ende, yo no despegué mi boca y me acabó adentro, después la trague.
-Che pibe, mirá que ya estamos llegando - Me dijo después de acabar para que yo dejara de chuparle la pija. Así que me levanté e hice de cuenta que nada había pasado. Al llegar a la esquina de mi casa, me pasó su número de teléfono y yo le mostré mi casa por si se daba algún encuentro. Pero lo dudé porque no tenía una chota descomunal, sino más bien más chica que la mía. Ese día, lo esperé a Ian a que me llemara y ahí volvimos a discutir porque había sido que el señorcito, supuestamente, se encontró con una de sus mejores amigas que también fue a bailar y se fueron a desayunar al McDonalds del Obelisco. A pesar de nunca haberle dicho nada de esto a Ian y de haber borrado el número del otro muchacho, seguimos juntos unos meses más.

Ante mi morbo, fantasía y necesidad más reciente, mi primer paso fue animarme a lo que dije que nunca haría: baños público. En realidad, primero empecé fichando bultos, los de todos, sobre todo aquellos trajeados que me excitan al máximo. A partir de ahí, una vez en el tren intenté algo y se me dio que un pibito me ponga el orto sin darse cuenta, así que dejé la mano suelta y que él hiciera el resto... sin darse cuenta. En la línea C del subte, pretendí hacer algo pero nunca iba tan lleno, hasta que en una estación, mucha gente sube y un chabón de traje se me pone al lado porque adelante de él había una chica (onda para apoyarla). Agarré mi mochila con una sola mano, de a poquito lo iba rosando hasta que le rosé la verga... se dio cuenta y se dejó pero a la estación siguiente, yo bajé. Naufragué por las estación de la línea H, ya que leí en otros blogs que siempre en los baños suceden cosas, sin embargo, siempre cerrados. Me animé a la línea D, es la que más pasajeros lleva. Un lunes que no trabajé, salí con la excusa de ir a comprar insumos de computación, por ende Ian no me hizo drama, aparte él estaba yendo a su casa a trabajar. En la combinación con la línea B y C, después de un retraso, dejo que un muchacho con pantalón de gimnasia se quede atrás de mí. Cuando entramos, todos apretados, quedó apoyándome y yo a mil. En una de las estaciones quedó un hueco entre la gente que bajaba y subía, pero preferí no correrme, quizás por mi miedo de que fuera muy evidente. Me di vuelta para tenerlo de frente, pero estab vez dejé mis manos adelante de mí y le pude rosar el bulto, y se lo re sentí. El tema es que había un "viejo choto" atrás de mí, que un poco más se agacha para ver si yo lo estaba tocando y cómo. Nos bajamos en Pza. Italia aunque yo me tomé el de regreso a la Est. Bulnes para retirar una entrada.  De tanto caminar ese día, vuelvo a la Est. Corrientes de la H para volver a casa, y paso por el baño que, según lectores de blogs, siempre se armaba joda. Me animé y fui, justo entró un muchacho antes de mí y yo me puse en el mingitorio de al lado... como vi que no se iba, me empecé a pajear y después se hizo al un lado para que yo mirara. En fin, lo pajeé, acabó y se fue. 

El martes de la semana siguiente, Ian quiso que nos levantáramos muy temprano para llegar a horario a las clases; sin embargo, llegué a la Est. Callao media hora antes de mi horario, por eso se me ocurrió ir al Burguer King que está a metros de esta estación porque, en los baños del subsuelo, pasan cosas. Ni bien entré habían dos muchachos en una actutid sospechosas en los mingitorios pero ninguno lindo. Me encerré en el box hasta que se fueron. Escuché un ruido de cinto e hice que me acomodaba el pantalón para salir, y fue ahí cuando vi a un muchacho bastante lindo que parecía paki con la chota descomunal parada haciendo que meaba. Fue ahí cuando me puse al lado para tocársela. Me animé a chupársela y él se dejó, no quiso entrar al box. Pero paramos en varias ocasiones porque escuchábamos ruidos, igual mientras tanto se pajeaba. De pronto, escucho que gime así que pongo mi boca en su chota y me acaba todo adentro, se acomodó la chota en su boxer blanco "Zorba" (esos de paki que a mí me excitan) y se fue mientras yo me quedé con su leche saboreándola en mi boca. Después la tragué.

F.A.M.