Pages

miércoles, julio 29, 2015

#126 - Alguien Para Apoyarse [Parte II]



Los días siguientes me los pasé aburrido y triste, mirando walkthrought de videojuegos de Silent Hill y tratando de asimilar mi separación. Me agarraban ataques de llanto cuando estaba solo y pensaba mucho, y lloraba como nunca antes en vida, o como hacía mucho tiempo no lo hacía. Mientras tanto, seguía mi vida en el estudio, en el trabajo, hablándole a mis amigos que, más que mal, me criticaban por haberme separado pero, a la vez, ayudándome. Con él no hablé hasta el jueves de esa semana donde recibí un mensaje por whatsapp diciendo que no podemos estar separados y que teníamos que hablar. Por un lado, yo ya sabía que él me iba a hablar, pero no sabía en qué momento. Le respondí y le dije que sí, por eso pronto, acordaríamos cuándo hablar. Llegó el viernes y me preguntó si salía, le contesté que no porque no estaba de ánimo, pero era para que él tampoco se enojara. Durante ese fin de semana, él cambió de parecer, me dijo que no estaba seguro si volver era lo que quería y que mejor era que sigamos separados. Cosa que a mí nuevamente me devastó y rompía en llanto a cada momento. 

Tuve una charla con mi hermana, con quien convivo desde el día de mi cumpleaños por problemas personales de ella: le había contado que no estaba más en pareja, que estaba depresivo además por una medicación que yo había empezado a tomar y le pregunté cuándo se mudaría para yo poder estar solo. Es porque ella está embarazada y, supongo, que su plan es mudarse con el padre del bebé. A Ian le insistí, que teníamos que estar juntos, que no nos separemos, que no podía comprobar si nos llevaríamos bien o mal si no intentábamos estar juntos otra vez. De esta forma aflojó y, el miércoles de la semana siguiente, me pasó a buscar a la facultad para hablar y comer en un tenedor libre vegetariano cerca de mi facultad. Llegó  re tarde, me había cansado de esperarlo y su celular daba apagado, aun así me puse contento cuando lo vi. Una vez que llegamos a almorzar, tenía en su cabeza esa idea fija de no querer tener nada conmigo, y yo me puse mal porque pensé que lo intentaríamos otra vez. Tampoco me daban ganas de estar ahí con él si, al final, era perder el tiempo. Le insistí para que luego vayamos a mi casa y charlemos mejor; entre otras cosas, yo estaba súper caliente y necesitaba coger de una. 

En mi cabeza, aparecían esas fantasías que cumplimos y otras no: de estar con otro chico. Pero, ahora, me conformaba con coger sólo con él. Se negó diciendo que debía ir a su casa, etc. Antes de que nos separemos, había estado insistiéndole en comprar una cama de dos plazas ya que, en la que yo tenía, no podíamos dormir más y que, el día de mi cumpleaños, mis amigos la rompieron. Pero veía una actitud rara en él de no querer compartir gastos en algo para los dos. Entonces frente a mi necesidad, compré la cama y, al día siguiente luego de almorzar con él, se lo comenté. Ese mismo día me llama por teléfono a mi casa y comienza a hablarme y me pregunta sobre lo que me había comprado: interés total. Me dijo que tenía ganas de verme ese mismo jueves pero era tarde, por ende, nos veríamos el viernes o sábado…

 

No recuerdo cuándo nos vimos pero la relación volvió a establecerse y la llevábamos súper bien. Aunque duró una semana y un día hasta el próximo sábado donde nuevamente él saldría con sus amigos y yo con los míos pero, esta vez, nos veríamos adentro y estaríamos separados. Ese sábado 20, yo estaba muy alcoholizado, la barra libre de Plop no es algo rico últimamente pero yo juraría haberme puesto en pedo como para no saber lo que yo estaba haciendo.  Me lo crucé muchas veces a él,  nos dábamos besos y hasta me enojé porque andaba con un conocido suyo con quién no se llevaba bien, y los vi en el baño haciendo pis juntos en los mingitorios, cosa que no me gustó. 

Alrededor de las 5am se me acerca y me dice que se va a comer al McDonalds de en frente de Vorterix con sus amigos:
-¿Tan temprano? Bueno, vamos.
-No, no. Vos quédate, yo voy con ellos.
-¿Qué? ¿Vos querés que yo me quedé? No, yo te acompaño.
-No, Federico. Encima que los miraste con cara de orto toda la noche.
-¿Y a mí que me interesan tus amigos? Yo voy con vos porque vos sos mi pareja y no te voy a dejar ir solo. ¿Aparte a Mc, desde cuándo?
-Voy a estar con ellos, charlando. Vos quédate con tus amigos, Federico.
-No, Ian, yo me voy con vos.
-No, te quedás – Finalizó él dándose la media vuelta y encarando hacia la puerta de salida, y yo lo perseguí. Ian pensó que yo no me iba a ir porque tenía mi campera en la mochila de mi amigo que estaba en el guardarropas. Pero él salió tan confiado que, al verme salir, no supo que hacer y se enojó.
-Federico ¿no entedés? No quiero que vengas, ándate.
-¿Por qué? Yo no te voy a dejar ir solo. Qué sé yo si vos vas al Mc. Como soy tu novio, te voy a acompañar.
-No vengas – Él caminó, yo lo seguí, cruzamos la avenida y, en la esquina del Mc, paró y me echó diciéndome que no quería verme - ¿Para qué me seguís? ¿No ves que me voy a juntar con mis amigos? Estuviste toda la noche mirándolos mal, y ahora no vas a entrar conmigo.
-Pero no los voy a mirar mal ahora. Igual, tu amigo ese, no sé qué tanto lo defendés ahora si no te lo bancas.
-Uf, Federico. Vos estás en pedo. Salí.
-No, no estoy en pedo. Aparte qué sé yo si vos vas a estar con tus amigos o te vas por ahí, porque la otra vez que tanto querías salir con ellos al final vos andabas por un lado y ellos quedaron en otro. Te conozco re bien.
-No, no no. Ya estás diciendo cualquier cosa. Ándate. No quiero que entres y no vas a entrar.
-Sí que voy a entrar.
-No, ándate Federico. No quiero estar más con vos.
-Ah, me decía eso para estar con ellos. Te parece que yo tenga que estar aguantando esto después de haber hecho a un lado a mis amigos por vos.
-No quiero estar más con vos Federico, ya no somos pareja.
-Y yo tampoco quiero estar con vos. Me cansé de todo esto. Mientras yo quiero estar con vos, vos querés a tus amigos, que te juntas a ensayar, y en realidad anda a saber qué estás haciendo. Seguro que yendo a los baños públicos ahí para mostrar la chota…
-¿Qué? No, cualquiera. Salí, Federico. Salí, no quiero estar más con vos. Andate.
-Ah sí, bueno, está bien. Me Voy – De pronto quedamos los dos en silencio frente a frente mientras yo tenía pensado hacer algo, pero sabía que era una locura. En definitiva, el enojo me venció y le pegué una piña – Tomá, hijo de puta – Y me fui cruzando la calle como pude ya que me sentía un robot por el alcohol que tenía encima. 

Iba a cruzar nuevamente la avenida porque lo miré con ojos de piedad, él se quedó duro tocándose la nariz. Pensé que se iba a poner a llorar e iba a gritarme pero se quedó en el molde, sin poder creer lo que yo hice pero, además, se quedó para secarse la sangre que caía para después ir con sus amigos. Derrame algunas lágrimas, crucé la avenida y le dije que me perdone y que me deje ayudarlo a limpiarse, pero se negó y me gritó que me fuera. Con lágrimas en los ojos, volví a cruzar las avenidas pero esta vez decidido a volver a mi casa y dejar que todo termine de una vez. Mientras esperaba que el tren partiera, agarré mi celular llorando y, alcoholizado como estaba, le escribí unas palabras por whatsapp para luego bloquearlo:
-“Sé que reaccioné mal pero en parte te lo mereces. No puede ser que yo estuve eligiéndote a vos antes que a mis amigos y, en la primera que vos podés, me cambiás por ellos. No sé qué tanto lo defendés pero sé que esto llego a su fin”

Llegué a casa y me desmayé del cansancio pero, por un lado, sabía que todo terminó y eso me iba a carcomer la cabeza durante el resto de mi vida. Deseaba volver el tiempo atrás porque fue una situación muy fea para vivirla, aunque había una pregunta en mi cabeza ¿Por qué? ¿Por qué se dio todo así? ¿Eran realmente sus amigos los causantes de todo esto? ¿A esas personas él llama “amigos” o es una excusa? 

Los días fueron pasando, esta vez no debía haber debilidad, sobre todo, de mi parte ya que yo finalicé la historia con una piña. Yo me resistí, aunque no podía parar de pensar, quería saber cuándo me volvería a hablar… a veces me lamentaba, lloraba cuando podía, y vivía súper triste. Lo desbloqueé de whatsapp pero también para ver cuándo se conectaba y cuándo no ya que era un indicio para ver si estaba en su casa: la única forma de conectarse era por wi-fi y, probablemente, en su lugar de estudio. No aguanté más y el viernes quebré, en estado de consciencia total el viernes 26 le envío un mensaje de perdón y solicitando una contestación suya para yo poder cerrar una etapa y empezar otra. Me había ganado la situación, nunca debí hacer eso y tendría que haber cortado todo desde principio. En fin, esa noche ni bien mi hermana se fue de mi casa, me largué a llorar y llorar… Él me respondió con unas simples palabras estando de acuerdo a lo que yo le dije. Aunque lo peor no vino ahí sino al día siguiente cuando mis amigos me insistían en salir y yo no quería porque me sentía anímicamente mal y porque seguía con la ilusión que Ian me hablara y volvamos a ser lo que alguna vez fuimos. Rompí en llanto y estuve mal todo el día, bajoneado y pensando el ¿por qué? ¿Qué sucedió? ¿Cómo pasó y por qué lo dejamos pasar? ¿Dónde quedaron nuestros planes? ¿Qué voy a hacer de mi vida? 

Llego la noche de ese sábado y se me ocurrió una idea bastante arriesgada al ver unas fotos viejas de ambos en mi PC. Eran fotos de una de las primeras veces que él vino a mi casa ya que estábamos en mi antigua habitación antes de que mi viejo se mudara. Armé un video con fotos nuestras y una de mis canciones favoritas, tal como él me lo hizo al volver de nuestro viaje de Mar del Plata en febrero de este año, en forma de disculpas por lo sucedido. Estuve como 2 horas haciéndolo y lo que más costó fue la adopción para celular, tampoco quería enviárselo y que no lo pueda ver. Había un mensaje al final que decía que me perdone y que lo seguía amando. Se lo envié y lo vio, me respondió que era un lindo video pero que nada podía ser como antes, que me perdonaba, que a él tampoco se le haría fácil dejar de hablarme así de la nada. 
En un momento, quiso cortar todo y no seguir hablándome pero después aflojó y me respondió que podíamos seguir hablándonos pero que eso no cambiaría en nada nuestro trato. Me animé a contarle que estaba mal y que me la había pasado llorando pero que yo sabía que era todo momentáneo hasta que pueda superar lo nuestro. Si bien él no demostró debilidad, me dijo que no llorara, que todo estaría bien. La situación me calmó mucho y después de hablar con él, me tranquilicé.

Resulta que los días siguientes de junio nos hablamos lo más normal: me contaba su rutina, yo la mía, que mi dolor iba parando, que sentía mareos y náuseas pero que todo iba a estar bien. Llegó el viernes y acá se desata otro hecho que marca la relación nuevamente: él salía con su amigo a un boliche que no conocía pero nada, era una salida que se debían. ¡Mentira! Terminó yéndose a Plop y arrasó con todos ¿Cómo lo sé? Porque el fotógrafo oficial le sacó una foto con su amigo y después la subieron a Facebook. Llegó a las 11am a su casa y yo llamándolo por teléfono preocupado porque eran las 10 y no recibía mi mensaje que le había mandado la noche anterior luego de que saliera de su casa. Igual no podía reclamarle nada porque no éramos pareja, pero para qué me dice que se va a un boliche si se va al mismo de siempre. Sin embargo, traté de hacer ojos ciegos a esa situación (lo de la foto lo vi mucho tiempo después, pero si me pareció raro que haya llegado a las 11am a su casa siendo que lo más tarde que uno puede llegar es a las 8am). Luego, lo llamé a su casa ese mismo sábado y me contestó mal, diciéndome que estaba durmiendo. Luego me dijo que había llegado temprano a su casa, que un ex de su amigo lo culpó de cosas a ellos y bla bla bla... que la noche terminó mal para él. ¿Será verdad? La semana pasó, un día mientras estaba cenando con mi cuñado y mi hermana me llama a mi casa y yo, sorprendido, lo atendí desde mi habitación porque tampoco quería que mi hermana pensara que yo seguía saliendo con él ni nada por el estilo. Él tampoco se resistió y parecía que la rutina que alguna vez tuvimos lo consumió. Después lo empecé a llamar yo sin compromisos. Un día se cargó crédito y me hizo sonar el teléfono, después me contó que por un problema en su celular no podía tener 3G.
-Pero qué injusto – Pensé yo – en estos 9 meses que estuvimos en pareja nunca se cargó crédito, y eso que se lo pedí en varias ocasiones.

F.A.M.