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sábado, enero 14, 2017

#96 - Modo A Prueba de Desastres

Durante febrero del 2014 hicimos muchas salidas a Plop y Puerca con mis amigos. Anabella se reincorporó al grupo tras decir durante todo el 2013 que el frío no le daban ganas de salir y que iba a esperar al verano para salir a bailar con nosotros; además, ella estaba trabajando full-time en un bazar y me había contado que, aparte de no tener vida social, conoció a personas hermosas que eran sus compañeros de trabajo. Entre esos compañeros que hacían que su rutina sea fabulosa, estaba un chico con el cual ella estableció lazos más allá de una simple amistad, es decir que Anabella se dio la posibilidad de confiar en alguien después de tanto tiempo. El único problema era que ese chico nunca había estado con una mujer y le gustaban los hombres, pero tenía fe de volverse heterosexual y por Anabella. Es más, llegaron a besarse y ella me había contado que tenían buen feeling, había citas de por medio y a ella la distraía de todo. Tanto Elías como yo le dimos el consejo que trabajar full-time no iba a hacer su vida mejor porque lo único que hacía era volverse una esclava por un sueldo espantoso. Aunque a ella le importaba juntar plata y, en un futuro concierto de los Backstreet Boys, conocerlos personalmente, o sea cumplir su sueño.

El otro consejo fue que un chico que es homosexual no se vuelve heretosexual por más que quieras. Quizás la ciencia y/o la religión critique nuestro consejo, pero era la verdad. Anabella estaba consciente de eso, sin embargo, ella quería experimentar qué se sentía eso del 'amor' que hace mucho dejó de sentir y que aún sigue buscando; además de ayudar a este chico a buscar su placer sea en hombre o en mujer. De todas formas, Anabella terminó renunciando luego de matarse trabajando todo el año y ahora ella estaba dispuesta a disfrutar el verano con nosotros. Igualmente, Anabella es así: aparece, desaparece, y no tiene porqué salir siempre con nosotros o estar integrada siempre a nuestro grupo porque ella no es lesbiana ni por casualidad. Solamente, nos acompaña a mí y a Elías quienes somos su amigo y primo, respectivamente.

Mientras tanto, mi grupo de amigos estaba conformado por Elías, Ricky, Agustina y la incorporación estelar de Damián con quien pegamos demasiada onda como amigos después de habernos gustado y que la cosa no funcionara. Costó mucho deshacerme de esa imagen de él, pero como amigos supimos entendernos mejor porque los dos éramos muy iguales: nos gustaba la joda, llamar la atención, tomar, la plata, los chongos y reírnos de boludeces. A nuestro grupo se unió un conocido de Agustina, al que lo llamamos por su apellido: un chico petiso, un poco relleno, que se pone en pedo y hace desastres hasta hoy en día, se le tira a todo el mundo y lo peor es que consigue un beso siempre, vive a dos cuadras de Vórterix. De hecho, en la primera salida que tuvimos él gritó "Ay, sos muy lindo", y adentro, con algunos tragos encima, me chapó. Ricky siempre nos alegraba con sus ocurrencias y chistes que nos hacían descostillar de risa. Es más, una vez salimos todo el grupo de bailar a Plop donde había que ir vestido de negro, entre ellos, Facundo y su mejor amigo con el cual Elías no se llevaba porque, según escuché las dos campanas, el novio del mejor amigo de Facundo quiso chamuyarse por Face a Elías y él no sabía nada. 
Esa noche, Damián no había ido vestido de negro sino que fue con una remera verde flúor y un pantalón a cuadrillé, también adentro, yo perdí mis lentes de sol que había llevado para la ocasión y sospeché de pareja de lesbianas que yo conocía por primera vez. Lo peor que adentro, el mejor amigo de Facundo se hacía la estrella, yo ya había salido una vez a bailar con él y Facundo y no me cayó para nada bien porque hasta me criticaba como yo bailaba y jamás me habían criticado antes. Ahí me di cuenta que este pibe se creía mejor que los demás y entendí porque nadie le daba bola aparte de Facundo ¿quizás porque sean tal para cual? Entonces, nos llevó a mí, a Ricky y a Damián a hacerle chistes al mejor amigo de Facundo y a reírnos en su cara porque decíamos que él era malo, que era ponzoñoso y brujo. Resulta que a los días, subimos las fotos a nuestros Facebook y, más allá que el amigo de Facundo nunca me aceptó, comentó nuestras fotos diciendo que la vestimenta de Damián era un horror y que no sabía vestirse ni combinar, todo porque el novio es modista y él se cree la Victoria Secret. Para qué... Damian le contestó algo sutil como que no le importa lo que los demás opinen, que si a él le gusta es tema de él y punto. Cuando por Whatsapp me contaron que el tarado este había comentado una foto de nosotros bardeándonos, yo salté como nunca antes defendí a alguien en mi vida. Yo ya no lo pasaba más a este pibe y se armó una discusión en los comentarios de esa foto todo porque criticó a Damián. De todas formas, era verdad, tenía que defenderse Damián pero como yo también estaba en la foto, lo bardeé.
 
A las dos semanas, esperando con Ricky el tren en la estación Lynch, el tren justo se detiene en la puerta donde estaban Facundo, el amigo y el novio del amigo. Facundo se sobresaltó porque nos vio por la ventanilla y nosotros no podíamos hacernos los que no los vimos, y nos sentamos con ellos. Facundo quiso hacerse el buenito y me dejó sentarme al lado de él. Entonces ahí, el amigo se refirió a los comentarios en la foto y me preguntó porqué yo lo agredí si a mí no me estaba diciendo nada. En ese momento, no quería hacer un lío ni terminar a las piñas porque estábamos yendo a bailar, entonces con una voz dulce le expliqué que él no tiene porqué haber comentado esa foto casi denigrándonos, que yo también estaba en la foto y que eso de hacerse el fifí no me parecía. Cuando bajamos del tren, la situación parecía tensa y, lógicamente, adentro no estuvimos juntos para nada. Yo con Damián y Ricky, y Facundo con los otros dos bobos. A partir de ese día, las salidas con Facundo empezaron a disminuir, y entre nuestras frases quedaron el apodo de brujo y malo por el amigo de Facundo. 

Entre algunos chistes, recuerdo que con Ricky una noche en Puerca vimos a los bailarines disfrazados: uno con corte carré y traje anaranjado, y a una mujer con algo en la cabeza que le tapaba casi la cara. Estallábamos de risa porque decíamos que el de corte de pelo carré se parecía a nuestra jefa de aquel entonces (que por obvias razones no puedo dar el apellido) pero le decíamos Mary, también jodíamos conque la íbamos a ver adentro bailando, que la tenían abajo del escenario a la señora ésta. Y hasta una noche nos pusimos a conversar con la chica que repartía las entradas en la puerta de Vorterix, justamente, sobre los jefes gays, nuestra condición también de gay y lo difícil que se torna eso en un ámbito laboral. Son momentos y frases que quedaron para la historia, así como cuando nombrábamos el boliche Cerrito y decíamos que era Cerrito La Mary (apellido de nuestra jefa) Mix, ya que asi se llamaba en ese entonces el boliche. Así como yo había puesto las manos por el fuego por Damián, empezamos a salir todos los fines de semana sin parar. Es más, un día antes de entrar hicimos una previa con Ricky y Javier, este ex alumno que contactó a Ricky por facebook y le contó sobre mí al verme en unas fotos con él, y con quien también salimos el día de Plop en el Parque de la Costa. 
Después de mucho tiempo, en una de esas salidas que yo hice con Elías, Damián y Ricky, cayeron Lautaro y Chris ¿Hace cuánto no los veía? Si no me equivoco, desde nuestras vacaciones de verano donde con ellos las cosas quedaron un poco tensas por mi unión con Diego. Es más, Lautaro fue uno de los que me preguntó por whatsapp tiempo atrás qué onda con Damián que nos veía en muchas fotos juntos y me preguntó si realmente era mi primo como yo publiqué y que hasta le parecía muy lindo. De hecho, esa noche intenté integrarlos y Lautaro no podía parar de mirarlo a Damián. Obvio que si se llegaban a mandar alguna mala, sea quien sea de los dos, los iba a frenar. Entre otras cosas, Lautaro y Chris no salían a Puerca desde la segunda vez que yo salí con ellos, pero bueno, ellos estaban en pareja y era obvio que se la pasaban saliendo.

Yo estaba en plena vacaciones de 2014, había empezado marzo y, en la semana, lo único que yo hacía era contar los días para ir a bailar a Plop y puerca con mis amigos. Era algo así como una adicción, sobre todo porque me la pasaba aburrido en mi casa y nada, mis amigos lo eran todo. Un sábado que salimos a bailar, mientras yo estaba bailando en nuestro lugar como siempre, se me acerca un chico desde lo lejos y me encara de una. Yo estaba un poco tomado, lo admito, así que dejé que me chamuyara porque era lindo: grandote, un poco musculoso y, obviamente, activo como a mí me gustan. Me comió la boca y estuvimos un rato así mientras Ricky y Agustina me miraban, pero la cagada fue cuando me dijo "después nos vemos". Habíamos hablado dos o tres palabras como "de dónde sos, cuántos años tenés, cómo te llamás", y ahí quedó todo. Enseguida vino Ricky y me preguntó quién era, que esto, que aquello, que era lindo, que por qué no me quedé con él. Recuerdo haber salido de Puerca e ir a comprar un pancho en el antiguo kiosco sobre la Av. Álvarez Thomas, ya que era la costumbre que habíamos tomado hacía algunos meses atrás. La lluvia era tremenda, muy pocas veces había llovido cuando nosotros salimos de Puerca, pero esta vez era fatal porque llovía un montón. 

Ahí estaba este chico, Ramiro, con su remera blanca y, si mal no recuerdo, pantalón azul. él me vio y se me acercó y me sacó charla en frente de todo, inclusive de mis amigos:
-¿Qué onda, che? Yo salí hace rato ya porque el calor me estaba matando. Veo que saliste recién.
-Sí, así es. Estoy acá con mis amigos, siempre nos quedamos casi hasta lo último.
-boludo, casi me agarro a las piñas. ¿Ves mi nariz?
-¿Por qué, qué te pasó?
-Salí afuera con un amigo y nos quedamos sentados al costado del McDonald's esperando que pasara la hora. Pasaron dos tipos de la calle pidiéndome cigarrillo y fuego, y le dije que no fumaba. No sé qué más me dijeron a lo que le respondí que no y uno me pegó una patada en la nariz y salió corriendo. Me acerqué a los de seguridad de Puerca y me dijeron que ellos no pueden hacer nada porque no son policias, que ellos nada más cuidan la entrada al teatro.
-Uh, boludo. Tené más cuidado. no está bueno salir tan temprano de bailar y, menos que menos, quedarte por acá.
-No, ya está. Sólo espero que no me hayan roto la nariz ni nada de eso. No paraba de sangrarme.
-Ojala que no, che. ¿Ya te vas para tu casa? ¿Dónde vivís?
-Sí, en un toque. Vivo en Quilmes. ¿Vos?
-En Lomas.
-Estamos cerca. ¿Querés anotar mi número? Te lo paso - Me dijo Ramiro y yo saqué mi celular para anotarlo - Si, quiero llegar a mi casa y ya acostarme porque estoy destruído. Estoy un poco grande ya para esto.
-Nah, ¿cuántos años tenés? 
-27. Pero no estoy para esto ya. Yo ya pasé mis épocas y ahora necesito algo más tranqui... Che, sos re lindo. Te vi ahí adentro y te encaré de una.
-Vos también sos re lindo. Nunca me imaginé que me encararías. 
-Che, ¿y ahora qué hacés? - En ese momento, miré a la esquina y Ricky, Agustina y un conocido de ella me estaban esperando y haciendo seña para irnos.
-Me están esperando mis amigos para irnos.
-Uh, qué cagada. Porque ahora tengo la casa sola y por ahí querías que durmamos juntos.
-Suena lindo, pero me vine con ellos y queda mal que le diga que se vayan.
-Dale, deciles - Enseguida, apareció Ricky y ya no pudimos hablar de ese tema. Ramiro me dijo que iba a llegar a su casa y dormir, y ahí nos despedimos con un chape intenso. Ramiro me dijo que se iba a tomar el 140 hasta el Correo Central y, de ahí, otro colectivo; recorrido que conozco porque lo hacía mi ex novio. Nosotros con Ricky, Anabella y el amigo de ella, empezamos a correr hacia la Estación Lacroze mientras el cielo se caía de la lluvia, saltando charcos de agua, todos empapados.

Por suerte, volvía a hablar con Ramiro por Whatsapp, no sé si el mismo domingo o el lunes. Le conté que yo seguía de vacaciones por unas semanas más, y él me contó que trabajaba, pero que podíamos vernos cuando yo quisiera e ir a tomar algo. Entonces, le pregunté con quiénes vivía así poder ir a su casa y tener sexo, ya que eso me dio a entender el sábado a la salida de bailar mientras la lluvía nos inundaba a todos. Esquivó la posibilidad de ir a su casa no sé por qué, simplemente me dijo que podíamos encontrarnos en el centro de Quilmes y caminar. En aquel entonces, yo estaba sin línea de celular porque, lógicamente, no tenía plata así que le dije que podíamos vernos pero que pactemos un horario y lugar fijo de encuentro antes de que llegara el día. Por eso, acordamos el martes vernos en el centro de Quilmes en la puerta de un famoso restaurant a las 18hs. Sinceramente, no tenía idea qué colectivo me llevaba del centro de lomas a Quilmes, por eso opté por la manera que conocía que era la de la combinación del tren. Cuando yo había llegado en colectivo a Lanús Centro, le hablé al Whatsapp para avisarle donde estaba yo con wi-fi del McDonald's y partí en tren hasta Avellaneda y, después, a Quilmes.  Bajé del tren, salí de la estación y encontré el restaurant del que Ramiro me había dicho, ahí lo esperé como 15 minutos hasta que lo vi venir desde la esquina. Ramiro me había saludado como amigo y me preguntó qué es lo que yo quería hacer:
-Te digo la verdad, mucho no conozco por acá. Vine una sola vez y nada.
-Bueno, podemos caminar por la peatonal y ¿tomar una cerveza?
-Dale, me copa la idea.
-Ok, encontremos un lugar copado donde nos podamos sentar - Con Ramiro fuimos caminando mientras hablábamos de nosotros: hace cuánto íbamos a Puerca y qué otros lugares frecuéntábamos. Él me propuso ir a un lugar, no en la peatonal por si alguien nos veía, sino a unas dos cuadras donde nos sentamos afuera y pedimos una cerveza para los dos. 

Esta cita fue rara porque nunca nadie me había invitado a tomar cerveza y, aunque a mí no me guste, intenté disfrutarla. Generalmente, los hombres me invitaban a sus casas o departamentos, telos, o a cenar a la noche. Ramiro fue la excepción y me vi con fe en conocernos y poder llegar a algo porque además él me gustaba, no sé si yo era su tipo o sólo me había invitado por ser carilindo. Una vez sentados y tomando la cerveza, nos pusimos a hablar de muchas cosas: cómo nos hicimos gays, si nuestras familias lo saben, si estuvimos en pareja... hablamos a calzón quitado. Por mi parte, le conté que me hice gay desde muy chico por relación con mi primo, que mi familia no lo sabía de mi boca, pero que seguro lo había notado, y que había tenido un ex novio que, justamente, vivía en Quilmes aunque no en el centro. 

Ramiro también contó sobre él: que también le gustaban los chicos desde siempre, que tuvo un ex novio al cual, como lo llevaba a la casa frecuentemente, la madre pensaba que era su amigo hasta que un día los vio durmiendo juntos y fue como algo revelador. Ahí se excusó y me dijo que a su casa no podía llevarme porque él vivía con ella y no quería hacerle pasar por un momento así otra vez.
-¿Y por qué me querías llevar el domingo después de Puerca?
-No sé, lo habré dicho borracho y un poco caliente - Entre otras cosas, hablamos del lugar donde estábamos tomando la cerveza, que era un lugar conocido que ahora no recuerdo el nombre, porque varios artistas habían asistido a ese bar que proviene de la Costa Bonaerense como muchos otros restaurantes. Ramiro me sugirió pedir otra cerveza y le contesté que sí, así que seguimos tomando mientras hablábamos. Lo más patético de esa cita fue que me puse semi en pedo por las dos botellas que habíamos tomado con Ramiro. Todo porque yo estaba acostumbrado a tomar alcohol sólo cuando salía a bailar, y se lo dije como anécdota. Las ganas que me había agarrado de salir a bailar eran una tortura, lástima que recién era martes. ¡Sí, martes, y yo con ganas de salir a plop/Puerca! Extraño esa sensación, esas épocas.

Estuvimos como una hora y media solos, tomando cerveza y hablando de nosotros hasta que Ramiro me dice que estaba hablando por Whatsapp con un conocido de él, que también salía a bailar a Puerca. Me dijo que capaz yo lo conocía porque iba siempre:
-O sea, no es mi amigo. Lo crucé unas pares de veces y empezamos a hablar porque es de Quilmes también como yo, y nada... Igual es un espanto, no es lindo y es re "reina", se la re cree y no es más que un mono disfrazado que le gusta llamar la atención. Me preguntó qué estaba haciendo y le dije que estaba tomando unas cervezas acá en el Centro. ¿Te molesta que venga y hacemos algo por ahí?
-No, yo no tengo drama - Le respondí inocentemente y con mente pervertida a la vez. Es raro, también, estar en una cita y que el chico llame a un conocido. Se supone que las citas son de a dos, o quizás haya llamado a su amigo porque se quería ir o estaba aburrido. Pedimos la cuenta y su conocido llegó después, y ahí lo vi. No recuerdo habérmelo cruzado hasta ese momento, lógicamente, después sí lo vi durante mucho tiempo a este conocido en Plop/Puerca pero yo con él nunca tuve conversación más que ese día y en ese momento. Cosas que suceden únicamente en el ambiente gay. Ramiro propuso caminar por ahí, salir un poco de la peatonal hasta que ellos dos recordaron que había una plaza muy linda a metros de ahí. Fuimos y estuvimos hablando de boludeces, como lo caro que debe ser vivir ahí, alrededor de la Plaza Conesa. Obviamente, ellos se entendían mejor ya que vivían ahí, en cambio, yo solamente escuchaba lo que ellos decían. 

La cita ya había dejado de ser de a dos y pasó a ser una salida de tres amigos de barrio que se juntaban en la plaza y hablaban de cualquier boludez. Algo así como lo que yo pasé a mis 11 y 12 años con mis amigos del barrio de los cuales hoy ya no veo a nadie. Ramiro dijo que tenía hambre así que propuso ir a cenar algo y, como todo macho, dijo que tenía ganas de comer algo que lo llenara. En mi caso, por la poca plata que tenía, pedí unas papas fritas, además, el efecto de la cerveza todavía me hacía sentir raro y deshinibido. Entramos a un restaurant que no recuerdo el nombre pero cerca de esa plaza, y nos sentamos, pedimos para cenar y estuvimos ahí hablando sobre nuestro vocabulario que usábamos con amigos propios del ambiente. La revelación era el "tesora", la palabra que nos había marcado en nuestras vacaciones de hacía un mes atrás con Chris y Lautaro.

Cuando miré la hora, me di cuenta que era tarde, eran las 22hs y ya no había gente en la calle por ser día de semana, pero poco me importaba porque faltaba la parte más importante de esta cita: el beso, pensé yo, iluso. Hacía un poquito de frío también, así que el amigo de Ramiro, después de cenar, dijo que se iba a ir, y Ramiro también. Me preguntó dónde tomaba yo mi colectivo y le dije que del lado de la estación. En la peatonal dejamos a su amigo y yo seguí con Ramiro caminando, un poco callados hasta llegar a la Avenida de la estación. Yo esperaba en cualquier momento el beso, quizás solo faltaba alejarnos de la poca gente que había o llevarme a su casa... me imaginé cualquiera porque, al llegar a su parada me dijo:
-Bueno, acá para mi colectivo. ¿El tuyo?
-La verdad, no sé. Tengo que ir a Lomas.
-El colectivo a Lomas para allá en frente. Avisame cuando llegues a tu casa - Me contestó Ramiro y nos saludamos en el cachete para luego, él irse. Yo me quedé ahí parado sin saber qué hacer. Sinceramente, me molestó muchísimo porque la cita no fue lo que yo había esperado: no hubo beso y encima, ni siquiera me acompañó a tomarme mi colectivo sabiendo que yo no conocía casi nada de Quilmes. La parada del colectivo a Lomas no me daba seguridad, así que preferí tomarme el 85 hasta Av. Chiclana y Av. La Plata para tomarme otro que me deja en la esquina de mi casa. 

El viaje se me hizo eterno y viajé con bronca porque la cita no temrino como yo imaginaba. Iba maquinando en el viaje con que no le iba a hablar más a Ramiro, que es un boludo, que quizás yo no le había gustado ya que hablamos mucho en el bar, etc. Al llegar a casa, como a las 1am, Ramiro me preguntó por Whatsapp si yo había llegado, a lo que le respondí que sí y que ya me estaba por ir a dormir. Durante los días siguientes, hablamos dos o tres veces más pero yo sentía que no teníamos temas para hablar, me decía que estaba trabajando en la peluquería y ahí quedábamos, como que siempre preguntábamos lo mismo y no había feedback más que cinco oraciones. Entonces dejé de hablarle definitivamente hasta que perdí su número de teléfono. No daba forzar nada, si no había química, entonces, listo. 

Un día, a los cinco meses de habernos conocido, recibo un Me Gusta de él en una foto pública de Facebook que yo tenía con Ricky y otro amigo más. Ramiro, también, se ganó el apodo de "Sancor" entre nuestros amigos una vez que salíamos de Puerca por la propaganda de leche para bebés que había en ese momento, dando a entender que debía dar leche por lo grandote y lindo que era. Esa fue idea de Ricky tras recordarme siempre a Ramiro en cada salida a bailar que teníamos. También, Ricky me había dado a entender que "Sancor" era para Matías, el ex chongo de Damián que ese día había salido a bailar con nosotros. A Ramiro lo volví a ver después en Puerca pero ya no hablábamos, también me contó ricky que lo vio una vez en el túnel de Amérika, que hasta le vio la pija, y yo estando de novio con mi segundo ex, lo vi en un viaje a Mar del Plata que había hecho donde mi ex novio se puso celoso y me reveló que Ramiro era el de un video porno que una vez me mostró, aun así no se lo distinguía y no se le veía la cara ya que había otro activo y un pasivo. Hoy en día, ya en el 2017, no lo volví a ver más, convengamos que yo tampoco salgo hace mucho y estoy en otra instancia de mi vida.

F.A.M.