Pages

sábado, septiembre 01, 2018

#204 - Rey

Estoy odiando mi vida últimamente porque vivo cansado, hoy sábado me desperté con dolor de cabeza y como si no hubiese dormido nada. Tengo muchas tareas por hacer aun cuando no estoy laburando. Así que nada, debe ser el stress. Me falta poco para recibirme, sólo 3 meses. Se viene el verano, eso me levanta un poco el ánimo. Me hablo con muchos chicos, no sé que pasa que no puedo fijar algo serio con nadie. Cuesta que alguien quiera ponerse en algo serio, pero también cuesta que alguien se complemente conmigo. Llega un momento en que pienso que no existe nadie quien se convierta en mi segunda mitad. El de la provincia de mis viejos me habla, pero no entiende que vivo muy ocupado como para meterme en una relación a distancia. Y sí yo creía que una relación a distancia era vivir en un distrito distinto, esto sí que es relación a larga distancia. Ni cuando viniese a Buenos Aires podríamos estar de novios porque debería acostumbrarse a esta gran ciudad, además de encontrar laburo y ayudarme en lo económico porque no estoy para mantener a nadie.


Mientras andaba en bicicleta hace rato por mi nueva ciudad, iba pensando en muchas cosas. Me llamó la atención que a las 20hs de un sábado no haya gente en la calle. Se nota que es invierno y nadie quiere salir, o no hay plata. Hoy me levanté con ganas de ir a andar en bici, pero la luz del día me inhibe. Además, lo hablaba con un pibe con el que me vi el martes a la noche en su casa en Capital: todavía sigo sin lograr superar mi "síndrome del famoso". El hecho de no querer salir de mi casa por temor, vergüenza o no sé cómo llamarlo; eso de querer estar encerrado todo el día y tener ganas de salir. Cabe destacar que estoy muy acostumbrado a mi antiguo barrio y lo digo siempre: a cierto horario ya no podíamos salir de nuestras casas, que por ciertas zonas no podíamos ir caminando, etc. 22 años de mi vida viviendo en un lugar que no es difícil adaptarse de la noche a la mañana a un nuevo estilo de vida más sofisticado.

Así mismo, como le decía el chico éste, pasé una infancia re linda en mi barrio, no la cambiaría por nada: mis vecinos que fueron mis amigos junto a mi primo Hernán, Leo (el que vivía a dos casas de la mía), su hermano mayor que no lo veo hace como 10 años y con quién yo era más amigo, y después en mi adolescencia, Maxi, mi vecino de en frente. Obviamente, mis primos Francisco, Fede y Rodrigo también forman parte de esa infancia llena de videojuegos y unión eterna. Selene y Rebecca también lo son porque si yo hubiese crecido en otro barrio, no hubiera tenido demasiado contacto con ellas. Además, crecí en un barrio heavy, digamos, y eso me hace no tener miedo a nada. Si pienso en mi familia, se me viene a la mente esas navidades donde venían todos, tema que últimamente se vuelve común en las pocas juntadas y almuerzos familiares de domingo. La familia de a poco se dispersó por el mundo: desde mis viejos, yo y otros primos míos. Tengo que admitir que extraño a mis tías, pero siento que mi misión de encontrar al indicado es mi prioridad ahora.

Sin embargo, mientras andaba en bici recién, pensaba qué grandioso hubiera sido crecer en alguna casa de este barrio. Iba andando por el medio de la calle y me decía a mí mismo "wow, es increíble lo que me está pasando: andar en bici de noche sin miedo a nada por un barrio céntrico y encima estar viviendo acá cerca". Entonces las preguntas existenciales vinieron a mí: ¿cómo hubiese sido si yo crecía en un barrio así? ¿qué amigos hubiera tenido? ¿estaría así de solo como estoy ahora o hubiera tenido un amigo varón paki que sea mi confidente y yo ser alguien más social? ¿hubiese sido nariz parada o tendría mis sentimientos a flor de piel? Sinceramente, ese también fue mi problema: nunca tuve un hermano varón mayor que pueda ser mi compinche ni tampoco un amigo porque los que tuve en el barrio, durante mi adolescencia ya no tenía 'química' con nadie. Y en la secundaria no me llevaba con ningún pibe porque eran demasiado tontos y un poco homofóbicos.

A esta altura de mi vida, ya no estiy para amigos de barrio acá, ni siquiera lo intento porque ya tengo a mis amigos con los que tengo química, nos entendemos y nos aceptamos y esa es la relación que yo quise tener siempre. Con los pakis que conozco en otros ámbitos siempre me ha costado, con los varones desde siempre y me seguirá costando. Hace poco empecé a soltarme con las chicas, pero siempre con un poco de 'cosa' frente a lo que yo les cuento. Pienso, también, las veces que vacacioné en Mar del Plata y me pregunté qué hubiese pasado si yo hubiese crecido en esa ciudad (no necesariamente en el centro). Me imagino todo un surfista profesional, viviendo en el mar, rompiendo con lo cerrado y poco sentimental que soy, encontrando a otros pares. El problema es que al venir de un barrio que antiguamente era demasiado humilde y de una escuela donde la homosexualidad era escasa, el deporte por defecto era el fútbol, el cual siempre odié y, a su vez, me hizo odiar todos los deportes. Sin embargo, descubrí en mi adolescencia y hace unos años atrás que el voley es el deporte que me hubiese gustado jugar, pero en la escuela era un deporte que a ningún pibe le gustaba jugar y que mi familia tampoco supo indagar acerca de mis gustos. Yo creo que estando en la ciudad que elegiría como mi segunda casa, Mar del Plata, hubiese probado otros deportes que en la gran ciudad ni se ve.

A todo esto, también sé que el chico que va a estar conmigo, tiene que ser lo suficientemente masculino y llegar a tener buen trato con toda la gente que yo conozco en todos los ámbitos de mi vida. Me pone incómodo alguien afeminado o con actitudes que denoten lo gay porque nunca pasaríamos desapercibidos y denotaría lo ímplícito entre nosotros dos. Ian tenía ese perfil con el que yo me sentía cómodo y con el que él también se sentía a gusto: podíamos ir caminando por la calle sin sentirnos paranoicos. Al menos yo suelo ser así y sentirme observado cuando estoy con un pibe que se le nota lo gay. No cuando estoy con mis amigos porque estoy consciente que con ellos no hay sexo sino amistad y llamar la atención desde nuestros personalidad cómica. He encontrado chicos como Ian, o más masculinos, pero nunca se dio para algo más. Ese es mi gran problema hoy. En aquel entonces donde encontré a esos 'masculinos' con los cuales tenía química fue cuando yo estaba recién separado. Y los que encontré después no hubo voluntad para pasar al siguiente nivel, sobre todo por mi exigencia que no podría pedir menos en una relación donde con mi último ex estuvimos casi a punto de convivir oficialmente. 

Siempre tuve el sueño de querer encontrar a ese alguien a lo cuento de princesa, o sea, que la situación sea impredecible. Me paso una vez cuando iba a averiguar al banco acerca del seguro de caución para mudarme con Mauricio, cuando un chabón vio que yo iba a bajar del colectivo y yo le sonreí, entonces caminó hasta la parada donde yo bajé y me habló. Fue una situación tan de película que la cagó cuando le pasé mi número y me dijo que quería garchar. Nah, metete a Grindr y busca garche por ahí. Quiero encontrar a esos gays que no salen a bailar y son discretos en serio, onda yo andando en bicicleta como anduve hoy y, de casualidad, empezar a hablarme con alguno. Todo pasa por algo y, ahora en estos momentos, no voy a perder la fe en encontrar a ese chico que se complemente conmigo.


F.A.M.