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jueves, diciembre 20, 2018

#209 - Río Dulce

Al final, fue todo una falsa alarma. Con Tobías ya se terminaron las cosas. Quizás íbamos rápido, por eso le puse un freno anteriormente. Pero en la última juntada, las cosas no salieron como queríamos. El tema de la desconfianza por las redes sociales o cuando no estábamos juntos y los celos de pareja ya me estaban volando la cabeza. No quería que esta relación fuese igual que la que tuve con Ian, de hecho, ninguna quiero que vuelva a ser así. Hacía como una semana que habíamos quedado en no vernos por cuestiones de tiempo y para ir más tranqui, yo le dije que no quería nada serio. Sin embargo, cuando nos volvimos a ver, la pasamos muy bien; pero todo explotó al día siguiente cuando salí de bañarme y lo vi con su celular en el inbox de Instagram. Obvio que me enojé porque le había dicho desde el segundo día que no quería verlo con su celular cuando estaba conmigo. Le exigí que me mostrara con quiénes se estaba hablando, y tras resistirse unos minutos, vi dos conversaciones que no me gustaron. Una con un supuesto conocido suyo de Bahia Blanca, cosa que no le creo, y el otro era un masajista con quien él estaba averigüando precio. Tampoco le creí que quisiera masajes así nomás porque sí. Y sí, soy desconfiado. 

Él exigió que yo le mostrara mi inbox de Instagram. Y tras negarme, se lo mostré. Le buscó el pelo al huevo porque vio una reacción que yo tuve a una historia que había subido Constantino (una selfie acostado mostrando el orto que justo no aparecía porque ya habían pasado las 24hs) y me hizo un escándalo porque Constantino es otro gato más que en estos últimos dos años se habló con medio mundo por Grindr y por Facebook, y después por Instagram. No me sorprendería que Tobías lo conociera. En fin, a Tobías le agarró un ataque de cajeta que no pudo con su genio y me pidió que cerrara mi perfil de Instagram para que ambos podamos estar juntos. Obviamente, me negué y me dijo que entonces no íbamos a poder seguir. Le pregunté dos veces si me lo estaba diciendo en serio y él respondió que sí ambas veces. Se fue, pero desde antes de la pelea esa que se quería ir. Le contesté que si él se iba así, que no me hablara más. Vino el uber, se fue y lo saludé de mala manera.

Era lógico que me iba a hablar cuando llegara a su casa y me iba a pedir perdón y a contar cómo se sentía por todo eso que habíamos pasado. Tomé coraje y con un gran nudo en la garganta, pero sin querer llorar, le contesté que ese era nuestro fin, que yo no podía estar así desconfiando y encontrarme con hechos que me dieran la razón; y que él me hiciera un circo por una puta reacción a una historia de alguien que seguro él también se garchó. Me dijo que iba a cambiar, que ya no se iba a repetir, que los celos lo hicieron poner así. Sin embargo, mi respuesta fue firme: no quería seguirla porque todo esto me conducía a algo que yo ya pasé y no quería volver a pasar. Le comenté esa analogía hacía tiempo atrás: pensé que yo había cambiado, que estaba apto para volver a estar en pareja y que esas cuestiones no iba a nacerme. Me equivoqué, y me di cuenta que no estoy preparado aunque me doliera perderlo a él porque es un buen pibe. No obstante, yo estoy muy acostumbrado a estar solo, a sentarme en la compu, a ver Sailor Moon, a escribir mis historias, a boludear, a andar en bici, a correr. Estando con alguien eso no puedo hacerlo, me siento atado y, hasta cierto punto, con ganas de estar siempre en la cama. Tengo mi libertad y es complicado dejarla.

Al fin terminaron mis responsabilidades con respecto al estudio. Ya me recibí, ya soy libre y con título. Sufrí mucho en estos últimos dos años por culpa del stress, levantarme temprano y seguir hasta tarde. Mudarme me sacó de esa casilla y estuvo bueno. Como dije varias veces, todo fue a causa de mi separación. Ahora sé que no quiero volver a estar de novio, enamorarme o tomarle cariño a alguien porque después es jodido el tema a la hora de separarse. Es un bajón porque con esto se me viene el mundo abajo al igual que la teoría de mi chico que me va a enamorar y voy a querer estar en pareja por siempre. El Ken ya es mi chico ideal. ¿Quizás esté destinado a estar solo por siempre? Son cuestiones que se me viene a la cabeza después de pasar por una situación similar a estar en pareja. Un simulacro. Hoy en día, creo estar más acostumbrado a disfrutar del sexo y pasarla bien que después seguir hablándonos, como Ken, que si bien hay química en el sexo, es todo un misterio su vida o su mundo. Es lo que hay y no me queda otra que aceptar antes que no tener nada.

De todas formas, disfruto de escribir en este blog, ya es una parte de mí que no quiero dejar ni tampoco puedo porque le tomé cariño. Tantos años y tantas cosas pasaron desde que arranqué que creí que nunca iba a tener antigüedad. No tiene la repercusión que quisiera aunque me sirve para poder seguir estando en el anonimato ya que esto es una obra maestra de mi vida y mis secretos están expuestos. Y aunque no caigo, ahora empieza una nueva forma de vida para mí. Llena de éxitos y más todavía. Quiero retomar mi vida de antes, la de salir a bailar, etc. La música que escucho a veces me lleva a esos tiempos de joda, de salidas a Puerca y Plop donde la pasábamos regio. ¿Volveré?


F.A.M.