Sé que estoy ausente hace bastante tiempo. Me cuesta poder dedicarle tiempo a lo que realmente quiero debido a mi prfesión tirana de ser docente. Me consume todo el tiempo que tengo y, cada vez que pienso tener un día para hacer lo que me gusta, o se pasa tan rápido o lo dedico para descansar. En la pandemia usé mucho de ese tiempo para hacer lo que más me gusta, pero aún así, el tiempo se acabó y me quedaron muchas cosas en el tintero. Amo mi vocación, es lo que siempre quise ser, pero también me doy cuenta que en ciertos aspectos, me afecta a la salud. Vivo estresado, las obligaciones me saturan y los líos y malos entendidos que suelen producirse, también me tiran abajo. Aunque yo soy como el Ave Fénix que siempre resurge y nunca cae o toca el suelo.

Este añó 2021 trajo consigo muchos cambios a nivel personal, conocí finalmente una etapa de mí que necesitaba para poder justificar muchos sucesos que pasé en mi pre-adolescencia, adolescencia y juventud. El trastorno de Aspeger. Me sentí muy aliviado al saber que eso era la razón de mí, y no la sexualidad como siempre pensé y me martirizaba por eso. También, a fines de 2020 y durante el 2021 volví a pisar un gimnasio después de casi 10 años. Estuve entrenando años anteriores por mi cuenta, pero no veía resultados. Con el gym vi muchos cambios, pero el entorno no me gustaba, no me hacía sentir cómodo y nuevamente me costaba establecer lazos con las personas de ahí. Y en cierto punto, también lo padecía. Dejé el gym en junio porque los tiempos ya no me daban con respecto al trabajo y llegaba muy desganado. De más está decir, que ahora en estos meses, volví a sacar panza y, aunque parezca exagerado, es la realidad.

A raíz de todo esto, empecé a comer de más, vivo comiendo y picoteo de todo porque vivo ansioso. Es un ataque que me agarra y quiero más siempre. El hecho de tener aplicaciones de delivery en el celular es una adicción a veces. Hoy por ejemplo, me controlé en el almuerzo, pero desde que empezó la pandemia, mi amor por las cosas dulces me puede y comí medio kilo de helado. Sin embargo, aproveché este día para desestresarme, para pasármela en la cama acostado y viendo videos sobre cultura general como Chernobyl, Roswell, Villa Epecuen y más. No obstante, hoy tenía compromisos con los chicos de Katy Perry que hace años no veo, pero también quería visitar a mi papá que está acá desde hace unos días nuevamente. Digo "nuevamente" porque vino a Buenos Aires, se fue, vino por el fallecimiento de mi abuela, se fue de vuelta, y volvió ahora por trámites de la sucesión.
Que mi abuela estaba mal, se sabía desde principio de año donde la demencia empezó a avanzar, sin embargo, no fue hasta julio donde mi abuela se cayó y se quebró la cadera. Algo similar le había pasado a mi abuela de parte de mi mamá cuando un día, un perro Dogo de un vecino se escapó como hacia siempre y quiso agarrar a uno de los perros que teníamos nosotros. Fue ahí cuando el perro entró a casa de mi abuela porque nosotros no teníamos rejas, sino una puerta y estaba abiera en ese momento, y la volteó a mi abuela. Pasó como un año y medio mal hasta que luego se pudo recuperar, pero quedó en silla de ruedas. A mi abuela de parte de mi papá le podía pasar eso, pero no resistió al paso del tiempo y falleció. Ya nos habían avisado que mi abuela podía como no superar esa caída, pero no lo logró.

Por mi cabeza miles de cosas pasaron cuando me avisaron, yo estaba en el medio de un show al que había ido, sabía que las situaciones que llegaban con la muerte de mi abuela podían ser jodidas por el tema de la casa donde viven mis primos Vanesa y Nehuén. Así que nada, desde San Isidro esa noche, me movilicé hasta mi antiguo barrio acá en Lomas de Zamora. Me reencontré con familiares que hacía mil no veía como por ejemplo mis otros primos y con mi tía Ofelia. Al día siguiente, votación acá en Buenos Aires, volví a mi casa y me puse a llorar luego de que mi mamá me enviara fotos por Whatsapp en donde aparecía mi abuela conmigo, muchas de ellas, cuando yo era chico. Ahí literalmente me cayeron muchas lágrimas de lo más profundo de corazón y de mi alma. Semanas anteriores había soñado con la casa de mi abuela, que no sé por qué todos aparecíamos en auto en el portón de su casa después de haber estado en Entre Ríos, en lo de mis viejos. El mismo lunes, la velamos ya que por las votaciones se retrasó también el entierro. Todo esto fue como un deja vu de lo que sucedió en 2009 con mi abuelo: el reencuentro de la familia, yo pasar tiempo con ellos para darle fuerza a mi abuela y la gran marca que me dejó la pérdida de mi abuelo en el medio de mis emociones encontradas debido al descubrimiento de mi nueva sexualidad.

Hoy, también, me acordé del blog y decidí escribir algo para desahogarme, para liberar el stress y dedicarle tiempo a la escritura que es algo que me apasiona. Leo mis historias tanto de superhéroes que dejé a mitad de reedición, y la de los hermanos gemelos ya finalizada hace años la temporada 1 y 2. Por otra parte, cambié mis gustos musicales. Ojo, nunca me van a dejar de gustar las Spice Girls, Madonna, Mylène Farmer, Katy Perry, Rihanna, Kate Ryan y más; pero últimamente estuve relajándome con Soundtracks de videojuegos como Street Fighter, Resident Evil, Toy Story de PS1 y más. Y aunque parezca increíble, ya no paso tanto tiempo en la PC más que para hacer cosas de laburo. Veo más documentales o videos en Youtube acerca de videojuegos que otras cosas.

Lo nuevo de todo esto es que hace tres meses que conocí a un chico, hace un mes estamos de novio y todo es muy lindo con él. Se llama Kevin y nos agregamos a IG por medio de Grindr, y después de mucho tiempo, congeniamos y nos vimos. Fue casi un flechazo a primera vista, yo andaba también buscando algo más tranquilo, y como él tiene una personalidad bastante pacífica y es como yo, coincidimos en probar a ver qué onda. Lo bueno de Kevin, más allá de la diferencia de edad, es que no me molesta para nada, me da mi espacio y es lo que necesito para que la relación sea todo lo que está bien. Ya conoció a mi familia y yo a la suya. Sin embargo, en los próximos capítulos voy a contar bien acerca de él y yo.
F.A.M.