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jueves, septiembre 12, 2013

#27 - Verdaderamente Fiel ['Tincho' Parte I]

Lo que ahora voy a contar es uno de los sucesos más importantes de mi vida. Empieza así... Tras cortar con Juan, tiempo después empezó a mandarme mensajes amenazantes diciéndome que él tenía una enfermedad venérea y que vaya a hacerme estudios porque me había contagiado. No era verdad, no sé, lo intuye, estaba despechado y era normal que algo así iba a suceder, me la veía venir. En fin, le pedí que dejara de molestarme porque no teníamos más nada que hacer uno en la vida del otro.
Tomé revancha, me dije a mí mismo que tenía que seguir buscando a un chico pero que no sólo me de sexo si no, algunas caricias y mimos. Esos 2 años que estuve solo me jugaron en contra, dilaté todo sentimiento, era un chico neutro pero ahora yo sentía la necesidad de "algo más". No recuerdo bien, pero le había propuesto a Débora salir a bailar a Amérika, era un lugar donde yo me sentía cómodo, era un lugar ya conocido para mí. el trasfondo era el siguiente: Débora y yo seguíamos asistiendo a las reuniones del club de fans, generalmente los sábados. Su mamá estaba trabajando en otro país, ella convivía con el hermano menor que, de vez en cuando le rompía las bolas. Ella administraba la palta que su mamá le enviaba, entonces, empezamos a pensar que nuestros sábados no podían pasar así nomás, por eso, proponíamos improvisadamente salir a Amérika. Es más, después de un tiempo, ni íbamos a las reuniones sino que nos juntábamos en Capital a comer, hablar de nosotros y después ir a Amérika (volviendo a nuestras casas a cambiarnos). 

No sé si era la primera vez que íbamos los 2 juntos, pero pasó ese día y demás días que ella me decía que me fije en alguien que me gustara para luego encararlo. Si hay algo que nunca me gustó fue "encarar" prefiero que me encaren a mí, no me gusta el hecho de ser rechazado o llevarme la sorpresa que ese chico que me pareció lindo fuese hetero; si me habrá sucedido. Bailamos poco, a veces pasan buena música y otras veces te dan ganas de cortarte las venas, pero la música no es lo único que se puede apreciar, el tema de la barra libre también es algo bueno, me gustaba ir ahí. Me llamó la atención un chico lindo bailando solo con un trago en la mano, y se lo dije a Débora entonces me responde que lo vaya a encarar "Ay no, mirá si es hetero" Le dije dudando "Pero acercate, no perdés nada" Y lo hice, le hablé y el chico muy buena onda empezamos a charlar y bailar juntos; obvio que Débora se fue a hacer la suya por ahí. Eso estaba bueno, porque tanto yo como ella podíamos encontrar algo en el mismo lugar, ella no es lesbiana y sin embargo la pasaba mucho mejor en un boliche gay que en cualquier otro. El chico se llama Gastón J, (para diferenciarlo del otro Gastón) muy lindo pero me contó que también era pasivo; no me importó y le comí la boca igual. Es de zona noroeste, había ido a bailar solo y sus conocidos no saben absolutamente nada de su homosexualidad. Era un poco tímido o quizás con rasgos físicos muy de activo para ser pasivo, pero no importa, fuimos a la barra a pedir unos tragos y nos fuimos a la pista de arriba a bailar. 

Ya la situación me había parecido aburrida porque nos quedamos sin palabras uno como el otro, aunque algo de repente me llamó poderosamente la atención: un chico muy lindo con sombrero bailando eróticamente con otros 2 chicos. "Wow" Me dije a mí mismo y no pude sacarle los ojos de encima, para completar lo tenía a Gastón J. en frente de mí bailando y tomando. No sé si me la estaba creyendo pero el chico ese me miraba y se acercaba cada vez que bailaba: "Nah, éste me está histeriqueando. Cómo alguien tan lindo se puede fijar en mí" Pensé y no le di bola, me hacía el boludo y me alejaba pero podía ver que sus ojos se fijaban en mí. A los segundos, Gastón J. me dijo que se iba al baño entonces yo me quedé bailando y esperándolo en la pista. Y de pronto este chico se acerca y me pone su celular en mis manos, había algo escrito en la pantalla: "Este es mi num xxxxxxxxxx, anotalo así hablamos. Sos muy lindo" Yo me quedé shockeado con lo que había pasado, me había puesto tan nervioso que no podía sacar mi celular para anotar su número, algo loquísimo y tan loco que empecé a sonreír con lujuria; encima yo tenía miedo que Gastón J. vuelva.

Bien, saqué fuerzas de donde no tenía, me tranquilice y le devolví su celular, obvio que ni mierda quería estar con Gastón al ver semejante pendejo, pero tampoco podía desaparecer de la nada. Entonces cuando volvió le dije que mi amiga Débora me estaba esperando en la pista de abajo y me tenía que ir, así que nos saludamos y bajé. Lo primero que hice fue mandarle un mensaje a ella porque no sabía por donde andaba y le comenté que tuve que dejar a uno para irme con otro más lindo. Y después sí, le mandé mensaje a Martín, el chico más lindo que jamás había visto, preguntándole por donde andaba. Tardó en contestarme y me respondió de otro celular diciendo que no tenía crédito en el otro y que vaya a la pista de arriba, que suba. Sin dudarlo lo hice y él estaba ahí, bailando con sus amigos pero me pidió que no me acercara tanto, me puse atrás de él y en un instante le dice a los amigos que se iba a buscar un trago y me hace señas para ir con él. "LPM, esto es muy loco, ese chico hermoso me está llevando con él" Pensé mientras de la mano íbamos hacia el escenario en la pista de abajo, a perdernos entre la gente. Me agarró la cara y me comió la boca, me sentí re afortunado; sin embargo me dijo que los compañeros de él a pesar de que saben que él es gay, nunca lo vieron en una ocasión así, entonces prefiere hacerla a escondidas de ellos. 

Fuimos al túnel, la primera vez que entraba para hacer algo, igual no era para cojer; sino para comernos la boca y que él me toque un poco el orto. Ahí le pregunte como se llamaba y me dice "Tincho" Obviamente, el sobrenombre de Martín. "Te llevaría a mi casa para pasar la noche, pero ahora estoy con ellos y no da irme" Fue lo que me dijo, y yo le contesté que no había problema, que tenía mi cel y yo el de él para contactarnos después. Tenía un acento que me mataba, era hermoso en todo sentido, hasta su voz me encantaba "¿Vos no sos de acá, no?" Se lo dije, a lo que me respondió que no, es de la provincia de los vinos. Me tocó todo el orto y yo con gusto me dejé, me dio el último beso y me dijo que se iba con los amigos, y yo ya me sentía Dios porque nunca antes me había comido o imaginado estar con un chico como él: ojos claros, alto y esa tonadita que me re gustó y un poco musculoso. Estuve esperándola a Débora, yo sentía que esa noche ya había tenido bastante con Gastón J. y Martín así que recorrí el boliche y me agarra un pibe brasilero, diciéndome que yo era muy lindo y me comió la boca así de una, pero literal: me había metido lengua hasta el fondo y mordido todos los labios cosa que al otro día los sentía raros. La encontré a Débora y salimos de Amérika, nosotros siempre volvíamos caminando a Once ya que ella se tomaba el tren y yo un colectivo. En el camino le conté lo que viví, a Tincho que me lo había comido y nunca hubiera pensado llegar hasta donde llegué.

Esa mismo día a la tarde me juntaba con mis otros amigos en el Unicenter, Patricio, Mariángeles y otros dos chicos que había conocido en la entrega del diploma de la secundaria de Patricio el diciembre anterior: Silvina e Ignacio. Yo estaba en una nube de pedos por lo de anoche con Tincho, estaba re embobado con él; y se lo conté a Patricio, al único que le dije que yo era gay y hablábamos nuestras cosas. Esa noche Tincho me había dicho para ir a a su departamento a 3 cuadras del Obelisco, en el centro; así que a las 19.30 ya estaba volviéndome a mi casa para partir nuevamente hacia otro lugar. Me había preparado como nunca antes, esta vez si me gustaba el chico y mucho, estaba nervioso y ansioso por verlo otra vez. Me dijo que me esperaba en el McDonalds en frente del Obelisco y como nunca había tenido que ir desde mi casa directamente hasta ahí, me bajé en Once y empecé a ver cuál me llevaba, pensé en el Subte pero como era muy de noche quizás no funcionaban; por eso en Corrientes y Pueyrredón me tomé el 146, que como estaban los carnavales, se desvió y terminé llegando tarde. Tenía miedo que él se cansara de esperar o piense que lo estaba chamuyando pero igual nos mensajeábamos mientras yo estaba viajando. Tengo que admitir que, a pesar de que cambié de celular, tengo guardado todos sus mensajes en el celu viejo hasta el día de hoy; ya se imaginarán como me pegó este pibe.

F.A.M.