Pages

domingo, septiembre 21, 2014

#115 - Latidos de Colibrí

Hoy recibimos la primavera en Argentina y en hemisferio sur occidental. Tras haber pasado la primera noche de sábado con Ian, el chico que estoy conociendo (y con el que ya casi estoy en pareja), me junté con Elías, su amigo Flavio y amiga pakis para pasear por Palermo; y volvimos a caer en la conclusión de que tenemos que vivir la vida más allá de los límites en los que estamos viviendo. Todo se trata de planes, de sobrepasar nuestra libertad, de tener una de esas aventuras locas lejos de la vulgaridad y recreaciones diarias de la gente que vive a nuestro alrededor; y que por más que mucha gente desea vivir en Buenos Aires como lo hacemos nosotros, la consideramos un poco vulgar por las situaciones que pasamos o tenemos que ver. En fin, lo primero que dijimos fue irnos de vacaciones juntos sí o sí, juntar plata y viajar. Estoy seguro que nosotros podemos lograrlo, en cambio, Andrés no lo sé. Igualmente dentro de mis planes a futuro también está el irme a vivir solo, o en todo caso, quedarme viviendo solo en esta casa.

Mirando un poco atrás en el tiempo, en el 2009 para el día de la primavera, también recurrí a visitar Palermo. Qué sé yo, es una tradición que se realiza ya que Palermo cuenta con bosques y plazas muy grandes; sin embargo fueron tiempos muy distintos a los que estoy viviendo ahora. Algo comenté de eso en uno de los primeros capítulo: tenía 16 años y estaba en la secundaria, no actuaba como gay ni en lo más mínimo, no tenía amigos, mi abuelo había fallecido hacía menos de un mes y había una gran disputa familiar, yo estaba en el comienzo de una depresión que me duró 1 año dividida en dos cuatrimestres. Este día salimos con mis primos, tía y abuela a pasear a Palermo donde al final del día, se armó lío en la zona de los bosques. Hoy, ni eso. Todo es distinto después de 5 años, aunque en el tema de la depresión es algo que todavía merodea en estos aires. Hoy en día puedo salir con amigos gays, mis amigos sin ningún tipo de dramas o por el "qué dirán", podemos reírnos, hablar seriamente de temas con total fluidez sin el miedo a la traición, ir a almorzar o merendar y pagar con tarjeta de crédito, volver a la hora que uno quiere sin necesidad de rendir explicaciones ante nadie. No sé, a veces pienso que estoy viviendo mi vida muy rápido: derrochando plata y quemando varias etapas (lo que para mí serían momentos). Tampoco sé si la vida me puso este obstáculo como para que yo mida mis acciones (no con respecto a lo sexual) y me de cuenta de que estoy pensando de una forma muy adulta y que hago, prácticamente, una vida muy estructurada. Esto me lleva a pensar que tengo poco tiempo en esta vida, que los minutos que pasan son oro; y por más que próximamente voy a estar en tratamiento, no sé cuán efectivo es y cuánto sea mi esperanza de vida por más que siga ciertas pautas. Aunque más que mal, lo enganché ni bien me contagié. Igual, esto es algo que pienso de vez en cuando, no lo hago siempre.

Cambiando de tema: hoy tuvimos nuestra primera pelea con Ian. Por más que juramos tener confianza uno en el otro, hay cosas que aún no se pueden hablar, sobre todo yo que, ciertas cosas como mi metabolismo post-sexo, no lo hablaba ni con Joel (mi única ex pareja). Quizás suene gracioso, pero lo acompañé a tomarse el colectivo y a veces, el aire que queda en los intestino sale en el momento menos oportuno. El tema que después de despedirlo, yo debía tomarme otro colectivo para juntarme con Elías y demás. La cosa que hubo un escape y me puse histérico porque no podía, justo en ese momento, pasarme eso. No le dije nada a él, pero sospecho que algo me pasaba por mis actitudes, a lo que le respondí que iba a volverme a mi casa, y él como casi pareja pretendía una explicación del porqué. No le iba a contar la verdad, pero me dio bronca de lo inoportuno que es el destino. Ian se sintió mal y me dijo que se angustió y tuvo un día de mierda; me envío un mensaje y lo pude leer cuando estábamos a punto de finalizar nuestra salida con mis amigos. Y, aparte de ponerme mal yo, me decaí y dolores de cabeza y cansancio me atacaron. Tuve que llegar y pedirle para hablar: la verdad no podía decirle; sin embargo de alguna manera tenía que justificar mi histeria y por ende, maltrato hacia él. Por su postura, temí que quizás podía ser nuestra última charla, pero no sé... esta fue la misma causa por la cuál corté con Diego. Yo tampoco quiero a alguien que no pueda soportarme y que no le interese mandar todo al tacho de basura por una cosa así. Tras una comunicación de casi 45 minutos, pudimos caer en la conclusión de que apostar seguir a esto; pero sé que él siempre está dudando de mí, de mí como gay: que quizás lo esté engañando con otro, o que quiera captar la atención de otros hombres... Y no es así, ¿para qué quiero estar con otro chico si apenas me da el tiempo para estar en una relación con él? ¿De qué me sirve, cuál sería mi objetivo? Lo único que sé es que apuesto por ambos, y que esta relación florezca en esta hermosa estación del año.

 

F.A.M.