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Leyendo mis historias |
Este es uno de los primeros capítulos que escribo desde mi nuevo departamento. Sí, así es, me mudé al fin.
Me fue una decisión costosa por el hecho de los trámites de inmobiliaria y
garantes, pero acá estoy en mi nuevo hogar, algo que vengo deseando desde hace mucho,
y que me vino justo porque estoy de vacaciones. Ya voy a hablar de eso en otro
capítulo, ahora quiero enfocarme en algo particular y especial. La mudanza me
hizo traer, en segunda instancia, algunos papeles que yo escribí allá por 2009
y principios de 2010 cuando mi computadora se había roto y decidí escribir mi
presente de ese tiempo en papeles. Lógico que quedaron perdidos, primero, en mi
habitación; después cuando mis papás se mudaron, esos papeles pasaron a
apilarse en un rincón de la habitación contigua que yo la describí como “el
cuarto del lavado” porque ahí dejaba la ropa recién sacada del tender. También
hay algunos escritos recientes del 2011 y 2012 sobre todo, el relato de mi
primer recital, el de los Backstreet Boys en 2011, y una carta que pensaba
dársela a Alejo después de haber mantenido un affaire después del recital de
Madonna.
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Relación frustrada |
Hoy voy a contar
un relato que, al igual que todos los otros, los tenía digitalizados pero que
nunca pude volver a abrirlos después de quemarlos en un DVD fallado, la
historia con Santiago, un chico que vivía cerca de mi antigua casa y que,
además, iba a mi escuela, yo en cuarto año y él en segundo año de la
secundaria. Yo terminé quinto año y dejé de verlo, de viajar con él por la
mañana y de contemplar su hermosa sonrisa que, aunque era alguien platónico y
que no sabía sobre mi sexualidad, me atrapa completamente. Este primer relato se llama "Mis aventuras con Santi":
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La sonrisa distintiva de San |
A Santiago lo conozco, se podría, que desde que él era chico, lo vi un par de veces porque creo que el primo iba en el micro conmigo a la escuela cuando yo era chico, entonces se me hacía conocido de algún lado. Sin embargo, lo terminé de reconocer cuando entró en 1er año y yo, ya estaba en 3ero. Primero mis miradas hacia él eran Light pero después, me descontrolé… me acuerdo cuando yo salía de educación física, y él no sé qué hacía con la madre y se tomaba el colectivo conmigo. Yo en 4to año, deduje que ya me había sacado la ficha, las cosas empezaron a cambiar, no sé cual fue la situación tope, pero nos empezamos a mirar ambos. Algo que no aclaré y es cierto, son las cruzadas que yo tuve con él, aparte de los encontronazos en el colegio.
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Nuestras miradas así |
Cuando falleció mi abuelo el año pasado en Agosto y yo falté mucho tiempo a la escuela; en el velorio tipo 8, 9AM, estaba adentro, y en un momento salí afuera donde estaban mi papá, mi prima Vanesa, etc. Yo la abracé a ella y en un auto que había estacionado justo en frente de nosotros, estaba él, no sé si con el padre. Me miró y cambió rapidísimo la mirada, yo también. Otra situación el año pasado fue cuando yo iba a la parada de colectivo a la mañana y lo cruzaba a él. Este año, lo crucé también en la joda que fui con Maxi y un conocido de él, que me puse re nervioso y me tuve que ir. También, cuando me hice el pearcing que me acompañó la hermana de Naim, lo crucé a él con una bandita de pibitos y el estaba sin remera, obviamente me hice el que no lo vi. También, cuando íbamos yendo con Leonardo, Juan, Maxi y el hermano de Juan hacia la cancha porque supuestamente nos íbamos a agarrar a piñas con el grupo de Naim y él estaba con su primito comprando útiles, después salió ( y también me miró). Una vez, una de mis primas se fue a atender al negocio de la madre y hablando, ella le contó sobre Santiago a mi prima, y mi prima le contó le ambos íbamos a la misma escuela. Después, mi prima en una juntada familiar me preguntó si yo no conocía a Santiago. Yo me hice el tonto y dije que no lo conocía, pero lo tenía re fichado, no sabes.
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Mi cara de orto cuando Santiago me gritó de lejos |
Y una larga lista más, sin embargo, hoy estaba apoyado en la escalera con Vero y con Celeste hablando; y él nos miraba como si nada, ¿es que ya no disimula? En un par de veces, lo miré, no corrí nunca la mirada. Es que ahora que sabe que soy amigo de otra chica, no desperdicia la oportunidad para decirme algo cuando me ve con ella. Una vez, también lo saludé cuando a la mañana la encontré a la tarada que vive a la vuelta de mi casa y fuimos juntos a la escuela; también me saludó la primera vez que me vio con esta nueva amiga. La otra vez, el jueves estuve con ella y, como llovía, estábamos sentados en la galería. En un momento, vino toda la bandita de pibes. Desde lejos empecé a escuchar cosas y cuando se acercaron, más que nada Santiago me decía y me trataba como a un nene de 5 años:
-Ella te ama, ella está enamorada de vos –Me decía él, un cara rota. Se ve que él se cree esas palabras de su “noviecita” (porque anda en algo con una piba). La otra vez estaba él con ella en el colectivo y cuando estábamos a punto de bajar, me miraba de reojo el guacho. Estaba casi dándome la espalda cuando me acercaba a la puerta. Se cree astuto, y cómo tuve ganas de decirle cuando dijo eso de que esta chica estaba enamorada de mí “Nene, me tratas como a un nene de 5 años, cuando vos naciste, yo ya caminaba”
El título de este
episodio que escribí en 2010 lo llamé “Cada vez más cerca” y sigue la temática de Santiago. No sé qué tan fuerte me pegó el pibe ese, aunque yo lo veía más como un juego de miradas y, quizás, con el objetivo de que un paki se sienta atraído por mí. Creo que ese era mi deporte. Sentía vergüenza, me sentía incómodo cuando lo tenía cerca, a pesar de las posibilidades que tuve que hablarme con él, me sentía inhibido por un paki. Hasta el día de hoy me sigue pasando eso.
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Tensión sexual con San |
Y lo mío con
Santi sigue. Aquella vez, me lo crucé con mi prima cuando recién me hice el
piercing – sí, usé piercing por un mes en 2010 – y cuando iba con Maxi – mi ex
vecino de en frente y ex amigo – a la casa de Fernando y que vive al lado de la
casa de Santi donde yo le iba pisando los talones a él. También cuando fuimos a
esa fiesta a la vuelta de la casa de mi tía donde Santi vive a una cuadra, que
me tuve que ir porque no podía estar ahí con él. Creo que ni la madre piensa
tanto en él como yo.
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¿Ser al menos amigos? |
Como el chico de
gorra roja – un chico que viajaba conmigo en el colectivo por las mañanas pero
que iba a otra escuela – estaba últimamente llegando tarde a la parada, hoy se
me ocurrió salir más tarde y, cuando llegué, estaba Santi. Lo empecé a mirar y
él se daba vuelta a mirar hacia atrás (ya que él estaba delante de mí). Me
sentí un poco incómodo, pero no estaba tan nervioso como otras veces. La verdad
que es difícil contarle a alguien sobre esto y más, que me lo crea, aunque él y
yo sabemos cómo es nuestra relación. Me adelanté en la fila y él se quedó atrás
de mí, yo estaba tan concentrado en la situación exterior que en la propia
música que estaba escuchando a través de mis auriculares. Hasta que llegó el
colectivo, pero lleno, y ni pensé en subirme, por eso me quedé en donde yo
estaba aunque Santiago se movió y se apoyó en un poste en frente de mí y no sé
qué tanto miraba hacia atrás. Yo estaba a mil y justo la cambié la canción a “Te
Amo” de Rihanna. Por un momento, flasheé que me iba a hablar o cómo cambiaría
nuestra relación si yo lo miraba y le decía “Hola”. Traté siempre de mirar
hacia adelante, pero no a sus ojos… o sea, hice de cuenta que miraba si venía
el colectivo pero en realidad, yo estaba mirando el movimiento de sus ojitos. “No
se la voy a hacer tan fácil” Pensé yo. Pero también pensé en cómo me dolía dejar
pasar una posibilidad o que después me iba a arrepentir de haber desechado otra
oportunidad. Llegó el colectivo y el chico de gorra roja nunca apareció. Yo
subí segundo y Santi último, yo me quedé en el medio y él pasó al fondo. “Creo
que quedaría muy obvio si se me pusiera otra vez en frente” Pensé y deseando
que lo hiciera. Traté de poner mi mejor cara de orto y de desprecio para él, como
dije, por más que doliera. Verdaderamente es como un resentimiento que les
tengo a los hombres. Los miro pero de otra forma…
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Encuentro con Santi |
Se lo conté a
Julia – mi ex compañera de la secundaria a la que le confesé lo mío – pero mucha
bola no me dio. A la salida, nos encontramos en la misma situación. Él y yo
salimos temprano de la escuela, no al horario normal y, como yo suelo ir rápido
a la parada, Santi llegó a los 10 minutos pero con otras personas. No sabía si
se iba a quedar o si se iba a ir. Por las dudas, empecé a hacerme el lindo con
el chicle. Al mirar por la vidriera de la casa deportiva que justo en la
parada, vi su reflejo hablando con estos conocidos de él. Tras 15 minutos más,
vinieron dos colectivos juntos y yo me subí al de adelante y él, al de atrás. “Quedaría
muy obvio si se subiera al mismo que yo”. Pensé lo que él seguramente hubiera
pensado. Todavía no me olvido de la vez que él me saludó cuando yo estaba con esta conocida de la escuela - que la volví a ver hace menos de un año y
que se hizo homosexual como yo.
Tengo miedo
porque se termina el año, yo termino la secundaria: una etapa muy dura pero a
la cual estoy acostumbrado. Voy a ser libre, eso es lo que tanto tiempo esperé.
Él va a pasar a cuarto año, ¿lo seguiré viendo? ¿Qué voy a hacer sin él? Igual,
tengo toda una vida para buscarlo y amigarme. Tampoco quisiera ser amigo de él
después de 15 años.
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Mi situación actual |
A 7 años de haber
escrito esto, me crucé con Santiago muchas veces. Resulta que, él vivía a unas
cuatro cuadras de mi casa, pero a media cuadra, cuando la señora que vivía ahí
falleció de viejita, una de sus tías compró la casa y cada tanto él la
visitaba. Me enteré que él repitió de año y terminó en una escuela del estado en la que yo trabajo y que queda a 2 cuadras de mi antigua casa. Es lindo recordar
estas anécdotas de amor platónico y mi mundo musical marcado por Rihanna y las Spice Girls en solitario.
F.A.M.