skip to main |
skip to sidebar
#187 - Invisible
Ya
un poco instalado, acostumbrado a esta nueva vida, sólo estoy
preocupado por la plata aunque laburo no me falta. Como dije
anteriormente, me cuesta el hecho de volver a casa después de bailar,
después de trabajar. O sea, la adaptación a una nueva vida. Antes de
mudarme estuve intentando retomar mi parte gamer, la que casi salió por
completo nuevamente allá por el 2015 cuando me separé, en donde me
sumergí en un mundo particular de "walkthrough" de videojuegos que yo
había querido jugar y nunca pude. Aunque ahora me falta tiempo porque mi
guitarra espera ser tocada, mi bicicleta andada y mi blog escrito. Se
me es imposible congeniar todo con el laburo y el estudio. Menos mal que
aflojé con algunas materias de la facultad porque seguro que me iba a
saturar y estresar. Lo bueno es que ando siempre con actitud positiva y
no como en mi antigua casa que vivía un poco deprimido.

Estoy
enviciado con Grindr. En mi antigua casa, antes de mudarme también le
agarré el vicio a Grindr y, como conté en el anterior capítulo, me volví
un adicto a esta aplicación y estoy pasando por una situación a la que
juré no atravesar después de catalogar a Lion como una persona
desinteresada y fría con los hombres. La diferencia es que en mi antigua
casa no podía a personas distintas todos los días porque corría el
riesgo de que los vecinos y quién me conociera me viera el algo
sospechoso. A veces ni contestaba en Grindr. Pero acá sí, más allá de lo
céntrica que sea esta zona. Debido a esta mudanza, quien me habló para
ver qué onda mi vida era Constantino que, tras varios desencuentros,
coincidimos un día en juntarnos para hacer algo. Lo más sorprendente era
que él quería ir al cine pero como no podíamos, quiso venir a cenar en
casa y quedarse a dormir. Todo esto un domingo. A mi me había llamado la
atención porque la única vez que fue a mi casa, no se había querido
quedar a dormir, quizás por miedo a algo. Y es más, una vez que yo volví
borracho de bailar y estaba hablando con él porque había tenido un
problema con Héctor, le confesé que si era por mí yo lo chapaba porque
le tenía ganas. Aunque no lo iba a hacer porque quizás él no quería y yo
quedaba como un desubicado. Su respuesta por audio fue que lo hiciera,
que él no me iba a correr la cara. Listo, ya lo tengo entre mis manos.
Ese domingo que él vino, estuvimos un rato charlando y después
encargamos delivery. La cagada era que había que ir a buscar la bebida,
entonces salimos y volvimos.
Cuando llegó la comida, mientras
preparábamos todo, me le acerqué, lo agarré de la cara y me lo chapé
mal. Él me agarró de la cintura, giró un poquito para estar más cómodo y
nos comimos la boca mutuamente con lengua de por medio. Después de un
buen rato, paramos y él me dice:
-Bueno, la pizza se va a enfriar sino.
-Perdón,
es que tenía ganas de hace mucho - Le contesté honestamente y con mi
pija híper parada de la calentura que me había provocado. Fue difícil
hacer de cuenta que no había pasado nada después de eso, sobre todo
cuando empezamos a comer y Constantino se sentía inhibido, y entonces me
pidió un plato para que no le vea caer comida. Como todavía yo no tenía
Internet, le propuse ver una serie mientras nos acomodábamos para
dormir porque al otro día, teníamos que hacer cosas. Yo tengo una cama
de dos plazas, no quedaba otra que dormir juntos. Yo sabía que mucho
tiempo no íbamos a aguantar sin tocarnos, más desde que vi una foto de
su culo que había subido a Instagram como expresión de "váyanse todos a
la mierda" y a mí me re calentó a tal punto de tener una fascinación con
su culo hasta el día de hoy. La cosa que no duramos ni diez minutos
viendo la serie que yo me le acerqué cuando estábamos acostados y lo
agarré de la cara para chaparnos mal. Esta vez, estuvimos más de 15
minutos así, hasta que le toqué el bulto, él a mí, yo su orto, él el
mío. Nos sacamos los pantalones, la remera y estuvimos besándonos un
buen rato. Nos metimos la mano adentro del bóxer y empezamos a pajearnos
mal. No sé si fue porque Constantino sabía que yo suelo ser sólo
pasivo, pero se me hizo el activo fatal cuando yo sabía que él es
versátil y no tiene problemas de rol. A lo que voy es que le quería
tocar el culo y se molestaba un poco.
Nos besamos el cuello, nos
pasábamos saliva, chocábamos nuestras lenguas en un beso bien caliente,
nos acariciábamos el pelo, hasta que llegó el momento en que él quiso
que yo baje a chupársela. Desde bajo las sábanas, el calor nos hacía
transpirar en pleno invierno, nos teníamos las re ganas. Yo me ahogaba
abajo, me quedaba sin aire para respirar pero se la chupaba igual, veía
su cara que era la de mirar hacia el techo con los ojos cerrados. Decía
palabras como:
-Ay,
pendejo. ¡Qué bien la chupas! - Él parece más chico que yo físicamente,
pero de edad es mucho más grande. Su pija era de tamaño normal, pero
tanto escondimos las ganas que nos teníamos que ese día brotaba
calentura por todos lados. Habré subido para seguir besándome con él
hasta que decidimos apagar la TV porque no la estábamos mirando. Lo
empecé a pajear debajo de las sábanas mientras nos besábamos el cuello y
acariciábamos el pelo, hasta que otra vez bajé a chupársela pero en
menos de diez minutos me dijo:
-Pará, boludo. Me vas a hacer acabar - Y ya con la calentura que yo tenía le contesté
-Y
acabá - O sea, no nos íbamos a hacer los 'fifí' después de todo lo que
habíamos hecho. Dos segundos y me waskeó la boca que no desperdicié ni
una gota. Constantino se retorcía mientras gemía a más no dar y yo
probando su leche que la tenía toda en mi boca. Sin pensarlo, la tragué
toda. Y subí para besarlo.
-Qué
buen pete, boludo - Me dijo él y después volvió a la Tierra - Lo que
menos hicimos fue mirar la serie - Como era un poco tarde, acordamos de
acomodarnos y dormir. Lo más sorprendente fue que lo abracé y quedamos
dormidos así: desnudos y abrazados. La cagada fue que, a la hora, él se
despertó porque los dos estábamos súper transpirados. Creo que hace años
no me pasaba algo así con alguien, con mi primo Naim habrá sido que
pasé por eso. Nos acomodamos un segundo y yo lo apoyé con mi pija en su
culo y se me puso como roca. Hice movimiento de que se la iba a poner,
pero de la calentura, bajé y lo puse de costado para empezar a chuparle
el culo sin parar. ¡Qué rico, LPM! Me saqué las ganas de ese orto
tremendo. Estuve minutos y minutos largos, se la quería poner, aunque
cuando subí para besarlo, vi que tenía la pija parada y entonces se la
empecé a pajear
-Hey,
me re gustás - Me animé a decirle, sin embargo, estoy seguro que no se
la quiso creer, no me contestó nada - En serio. Te hiciste rogar más de
un año. Me gustás mucho - Él también me pajeaba a mí. A los segundos,
volví a bajar para chupársela y otro polvo más me largó en la boca con
gemidos de por medio en plena madrugada y fue leche que no dudé en
volver a tragármela. Quedamos exhaustos en la cama y amanecimos así al
otro día. Un poco más tranquilos, desayunamos mientras yo lo abrazaba y
lo tiraba en la cama para seguir abrazándolo, pero él con un poquito de
vergüenza. Le insistí a que viniera más de seguido, me contestó que
tenía que evaluarlo porque laburaba todos los días y hasta tarde. Sé que
el dicho de "El que quiere, puede" vence todos los obstáculos. Lo que
tiene Constantino es que me ve en Grindr y me habla como para que yo
sepa que "él me ve y lee mi perfil". O sea, nos tenemos en todas las
redes y justo por Grindr me viene a hablar. Además, la vez que mi ex le
habló a él por Facebook, él no tuvo problemas en decirle que yo era su
novio, sino que lo hizo con gusto.
Al miércoles siguiente
que yo tenía la mañana libre, engancho a uno por Grindr que enseguida
me dijo para vernos en pleno mediodia. Intercambiamos fotos, opiniones
del sexo y se vino así de la nada. Según él, estaba haciendo trámites y
quería hacer algo para no volverse a su casa. Él único problema era que
yo no tenía cortinas en el departamento y se veía todo de día. La
mayoría piensa lo mismo: que es una ventanita chiquita pero no, es un
ventanal que ocupa todo el departamento. El chabón era lindo, se llamaba
Lucas, también correntino (de la provincia de Corrientes), alto, pero
tenía un poco de pancita, lo bueno es que vino trajeado y eso me
calentaba. Nos empezamos a besar mal y me di cuenta enseguida que había
química sexual entre nosotros. Y hay algo de cierto en lo que hablamos
después con él: si no hay buenos besos, no hay química. Lo más zarpado
era que nos empezamos a tocar en mi cama que estaba al lado del ventanal
desde donde se ve todo y contábamos con que nadie mirara hacia este
lado. Al principio fueron muchos besos, él me implementó una técnica que
jamás me habían hecho que era acariciar el paladar con la lengua.
Chupada de pija le di yo, chupada de culo me dio él como por una hora,
besos fuertes, escupidas en la boca como a mi me gusta, etc. Tanto fue
la calentura que agarró un forro y me quiso cojer. Lo malo es que la
embarramos demasiado porque yo no estaba preparado para cojer así nomás.
Me cojió un toque pero al sacarnos el forro, nos quedamos sin uno y
tuvimos que acudir al sexo oral y el morbo de la violencia. Primero nos
fuimos a lavar y, una vez que quedamos limpitos, le pedí la leche en la
boca, me la dio y me la tragué justo cuando yo iba a acabar, cosa que
hacía con la leche de mi ex novio cuando estábamos en pareja. Estuvimos
bastante tiempo tirados en la cama, besándonos, hablando de cosas tontas
y calentándonos. Cuando se le volvió a poner la pija dura como una
roca, jugábamos a que me la metía pero no, sólo puerteo. Y estuvimos así
como dos horas, gastando la tarde mientras no nos importaba si alguien
nos miraba. Otra vez lo pajeé y hablamos de morbos como los que a mí me
gustan: tragar leche y los tríos. Aunque Lucas empezó a manifestar
ciertos celos porque pegamos tanta química que no le gustó para nada mi
comentario. Le hice chistes como que yo quería masajes y, que si él no
me los hacía yo iba a buscar a esos masajistas que hacen final feliz.
-Bueno, andá con el masajista
- Me decía él. Cuando ya estaba bajando el sol después de haber pasado
toda la tarde con él gimiéndole al oído y pasándome su pija por mi culo,
me volvió a acabar pero, como yo acabé primero, tuve su leche un toque
en mi boca y después fui al baño a escupirla cuando, en realidad, él
me pidió que me mire al espejo y me vea la cara waskeada. A punto de
oscurecer, Lucas me pidió para bañarse y, al tener un TOC con la
limpieza, limpiamos en conjunto mi baño que estaba sucio por la tierra
que voló durante esa semana y media. Cuando decidió irse, pasamos a
cenar por Subway y lo acompañé a tomarse el colectivo mientras pactamos
volver a hablarnos y ser amigarches.
F.A.M.