skip to main |
skip to sidebar
#19 - Luna Bonita [Mirada Erótica]
Ya desde mi adolescencia que me consideraba morboso. Obvio que no me daba cuenta que, lo que a mí me gustaba de los hombres eran ciertas cosas que me convertían en un morboso en potencia. En el anexo anterior, yo hablaba acerca de ir a ver chicos en cuero a las piletas, grupo de chicos que me calentaban con sólo mirarlos; y hoy en día, lo puedo traducir como que me encantan los tríos. Nunca pensé que las cosas podían llegar a ser así o, mejor dicho, nunca leí o los interpreté esas señales que estuvieron desde temprana edad en mí. Lo mismo me pasó con mi complejo de Edipo de hermano mayor, esto quiere decir, que yo siempre tiendo a escoger a un chico con características o rasgos que me ayuden a visualizarlo como hermano mayor y tener una relación de esa forma, lógicamente, con sexo de por medio. Ahora voy a hablar de otros morbos que hoy en día me vuelven más loco de lo que antes me volvían. Primero, porque antes no podía tenerlos, y segundo, porque ahora tengo la libertad para hacerlo y gente que puede cumplírmelos o dejarse ser con mis morbos. Este relato que voy a contar, se titula 'Mirada Erótica' y cuenta otra anécdota de cuando yo era adolescente:
La otra vez estuve en lo de mi abuela -paterna- y, como ya es costumbre en ellos (la de mi abuela y mis primos), estaban sentados en la vereda. Me iba a quedar a dormir, por eso también me senté un rato. A mitad de cuadra, había un pibe en cuero entrando ladrillos a su casa. Mientras le hablaba a mi prima que estaba en frente de mí pero dándole la espalda a la escena, yo lo observaba al pibe cómo llevaba esos ladrillos. No sé cómo, si es que tiene el radar gay a su disposición, pero increíblemente, se dio cuenta que yo lo estaba mirando, y entonces él empezó a mirarme. Aunque ese no fue el problema para mí porque, de hecho, lo seguí mirando igual y casi sin disimular.
Más tarde, mi prima y yo fuimos a comprar a la avenida y, al volver, él estaba entrando la arena que estaba en la calle. Redoblando la apuesta, me senté y seguí observándolo a lo lejos con la diferencia que él también lo hacía. En un momento, nos clavamos las miradas y él puso sus manos en su cintura; y, mientras nos seguíamos mirando, él dejó caer sus manos bajándose un poco el short y dejándome ver su elástico de bóxer y su bóxer celestito. Ahí, tragué saliva y cambié la mirada porque sino iba a escracharme tan rápido (yo tenía 17 años y todavía estaba en el closet, más con la familia de mi papá y en el barrio). Además de haberme calentado, pude darme cuenta que mi poder sigue y está latente en todos lados donde vaya.
Recuerdo esa anécdota de mi vida con tanta inocencia, pero a la vez con desconfianza de todos aquellos que se hacen llamar pakis o machos de barrio porque, al asumirme de gay, jugué con varios chicos a esto de "te miro, mirame, nos miramos". Otro morbo que ahora lo reconozco y me encanta hacerlo es oler bóxers, mirar el elástico del boxer o slip a los hombres, ver su V, los pelitos que van del ombligo hasta la chota... me gusta jugar con todo eso. No sé de qué parte del consciente o subconsciente vendrán los morbos. Quizás por el hecho de reprimir mucho algo, o sentirse libre de hacerlo y acumular las ganas. Hoy en día, a mis 23 años, puedo decir que soy bastante morboso. Más sabe el diablo por viejo que por diablo...
Uso esta canción porque, en aquellos tiempos, era una canción que se me había pegado demasiado a tal punto de llegar a amarla y volverme adicto. De trasfondo, Marcela Morelo me hace acordar a mi infancia y justamente a la familia de mi tía Ofelia, donde después de cinco años peleados, volvimos a unirnos como familia a tal punto de pensar que jamás nos volveríamos a hablar con ella por un incidente familia que pasó allá por el 2003. Marcela Morelo me lleva a esos recuerdos que yo guardé de chico cuando mi mamá me llevaba a casa de mi tía Ofelia para yo juegue con mis primos aun cuando yo no entendía que ellos eran mis primos, que siempre le llevábamos ropa mía que yo no usaba porque ellos eran muy pobres. Un carro con caballo pasando por la calle con "Corazón Salvaje" me ancló a esos momentos. También al Carrefour de Monte Grande, el que se encuentra en el Cruce de Lomas - Facultad de Lomas de Zamora ya que habrá sido la primera vez que fui con mis papás y tiempo donde Marcela Morelo fue hit con esta canción. Fue en 2010 cuando mi tía Ofelia avanzó un poco en su calidad de vida y se mudó a Ezeiza, a un barrio que recién se empezaba a poblar, ya mis primos grandes y algunos con familia, ella pudo salir adelante. Otra vez, Marcela Morelo había entrado en mi vida, en este caso con 'Luna Bonita' que era una canción que yo la había escuchado de chico, pero que con el avance de la tecnología, podía tenerla en mi celular de aquel entonces.
F.A.M.