Pages

domingo, septiembre 06, 2020

#238 - Por Las Costas Entrerrianas

La parte más difícil de toda esta situación fue tener que volverme a Buenos Aires porque en dos días debía preparar nuevamente la valija para irme a Mar del Plata con mi amigo Mauricio a pasar Año Nuevo de una manera íntima ya que el plan de pasarla con amigos pasó de ser una tradición futurqa a ser fiesta de un año y luego, un fiasco. La despedida con mis viejos me ultrajó mucho, de hecho mi hermana y mis sobrinas se quedaron a pasar Año Nuevo ahí. No sé, el sentir que ellos se quedaban y yo me volvía me parecía súper raro ya que yo me volvía a lo que era mi casa, en Buenos Aires donde vivíamos. Ellos me estaban saludando y viéndome subir a un micro de larga distancia, y encima eso, estábamos a kilómetros de distancia. Los abracé porque no sabía cuándo los volvería a ver. Tanto ellos como yo nos debíamos acostumbrar a que por el momento y por una buena causa ellos tenían su casa allá y yo tenía mi departamento acá, un poquito lejos de lo que solía ser "nuestra casa". 

El micro en ese pueblo es como un tren para cualquier otro: pasa una vez a la noche con destino a Buenos Aires, y otro llega a la temprano en la mañana al pueblo que trae los que partieron a la noche anterior. El viaje se me hizo eterno por más que no sea demasiado lejos, las horas son muchas. Al pasar por la ciudad lindera, fui pensando en Joan y en esa canción llamada "Por las Costas Entrerrianas", cantada por Soledad y que es tan propia de ahí, urbe que tanto inspiró a Horacio Guarany y le hizo sentir partícipe de toda esa población, con esos admiradores que luego llamaría amigos y los querría tanto. Es más, me puse contento al encontrar un blog en la web relatado por una de esas personas que Horacio mencionaba en esta canción contanto justamente el trasfondo de esta canción. Fue increíble imaginarme todo y vivirlo como si se tratara de mi ciudad, un suceso que había pasado hace 30 años incluso antes de que yo naciera. En fin, me seguía pareciendo increíble cómo en plena noche, 0hs o 2am el micro se detenía en aquellos parajes rurales al costado de la ruta para subir a personas que también venían a Buenos Aires como Zárate o CABA, parajes con un refugio como si fuera parada de colectivo y postes de luz de autopistas que iluminaban ese sector nada más, después a a la redonda ya era oscuridad absoluta. Eso me hizo pensar que mis viejos podían estar muy bien en ese pueblo que eligieron para vivir, buscaron un lugar en el mundo donde sentirse cómodos, un lugar alejado. 

Llegué de madrugada porque me dormí y aproveché a descansar.
Por morbo me hice una paja ya que conmigo había subido un pibe que se sentó al fondo de todo y se bajó en la ciudad donde vivía Joan. Es el único transporte "público" que conecta ambas cuidades que las separa 125 kilómetros, pero que en una hora por ruta se llega. Me calentaba el chico, pero se bajó antes de lo esperado. Llegué a Buenos Aires con un clima raro, de humedad y un poco nublado donde me cruzaba con la gente que tenía que ir a trabajar, y yo ya de vacaciones. Al llegar a mi departamento, me crucé a la señora que es dueña y vive acá al lado y le comenté que me iba a volver a ir por una semana si es que escuchaba ruidos. El día llegó y me encontré con Mauricio en Retiro mientras nos babeábamos con cualquier muchacho lindo que nos encontrábamos. Viajé casi de noche en el tren, en pleno sábado, también se sintió raro. El trayecto a Mardel fue puras risas, mirando a algunos que viajaban con nosotros, fuimos comiendo chocolates y nos embolamos en una parte a la altura de Sarandí porque había mucho tráfico en la autopista. Nos dormimos un rato y llegamos a mi segunda ciudad, a la que amo no sé si por ser la más "famosa", la que pasaban siempre en la TV y ni yo ni mis viejos habíamos conocido de chico. 

Como conté varias veces, la primera vez que conocí Mar del Plata fue en 2008 y hasta ahí nomás ya que en realidad era un viaje con mi prima comadre, tía, mi hermana, mi sobrina chiquita, y Selene, nos habíamos alojado en Chapadmalal. La segunda vez fui con una actitud de llevarme el mundo por delante y lo conseguí, fue en el 2014 con Lautaro, Chris y Diego Almeyda. En febrero de 2015 fui con mi ex novio Ian. Luego fui en julio de 2015 tras haber conocido a Andy en el recital de los BSB en junio de 2015 y separarme de mi ex. Para finalizar, en diciembre de 2016 con Mauricio, su prima y una amiga, después en febrero de 2017 con Mauricio y Nazareno; y ahora nuevamente aunque los dos solos.

Al llegar a la terminal, bajamos y Mauricio quería ir en taxi las 12 cuadras que nos separaba porque no había traído valija con rueditas y el piso aún estaba mojado y húmedo. El hotel estaba bien, estaba ubicado en una parte que no solía conocer ya que siempre estuve en la zona de Av. Colón. Esta vez, estábamos cerca de Av. Libertad, en La Perla. Ese mismo día, fuimos a almorzar una ensalada que nos salió súper cara en esa esquina de diagonales que tanto adoramos con Mauricio. Y después playa Varesse hasta que se empezó a poner fría la cosa. Lo mejor fue a la noche que fuimos por tradición a ese restó de comida mexicana que descrubrimos una vez y nos volvimos adictos. Pedimos dos promos de 2x1 en porrones y pagamos solo una promo ya que no queríamos gastar plata y aceptamos otra ronda más que nunca nos cobraron. Nos la pasamos riendo mientras todos miraban un partido de fútbol en la TV que estaba al lado de mí. Ese día era el primero de nuestros 7 días ahí, anhelando el nuevo año 2020 de una manera diferente a todas. Era nuestra forma de festejar y celebrar la vida, de ser jóvenes y poder hacer lo que uno quiere porque para eso se esfuerza y es quien quisimos ser en todo sentido, tanto personal como profesional.

F.A.M.