miércoles, enero 06, 2021
#239 - Puedo Ser Tu Libertad [Parte I]
A fines de diciembre, en mis merecidas vacaciones y después de ese primer día playa y de disfrutar, nos fuimos con Mauricio a probar suerte en las playas del sur, lugar adorado por nosotros dos. En realidad, lo de las playas del sur viene ya desde aquella vez que viajé con Chris y demás chicos en 2014 donde yo quedé enamorado de las del sur. Y más desde aquella vez que viajamos con Nazareno y Mauricio en 2018 donde yo chupé pija en los médanos. El tema de esta vez fue que estaba super nublado y estaba pesado. Antes de ir, con Mauricio caminamos por el centro y nos tomamos un colectivo. Hice una sesión de fotos al llegar aprovechando que no había nadie en la zona del acantilado y después caminamos por la arena mientras juntábamos caracoles. No podía entender por qué no me sabía la letras de Katy Perry cuando empezamos a cantarlas como Tsunami o Roulette del nuevo álbum, me sentí desconectado, que andaba en otra con respecto a la música y que tenía que volver a escucharlas ya que, como saben, Katy Perry forma y marcó muchos momentos de mi vida. Mauricio se había cruzado a una conocida y yo me preguntaba por qué todavía no me había cruzado a nadie. Me acuerdo que al salir de la playa de la zona de Alfar, me crucé a una conocida de trabajo que, hoy en día, la detesto. Desde ahí, preferí no desear cruzarme a nadie. A la noche hacía frío y solamente salimos para caminar por la zona donde aproveché para hacer otra sesión de fotos y nos volvimos al hotel. Nuestra rutina no fue tan distinta más que playa y caminar y comer, por ejemplo, al día siguiente entramos a unos arcades para sacarnos fotos, intentamos ir a Playa Grande, pero estaba demasiado llena, y siempre cambiábamos de restaurantes para probar. También, nos reíamos de los viejos que se alojaban en el mismo hotel que nosotros y que los cruzábamos a la hora de desayunar, o algún que otro chiste negro sobre la mamá de Nazareno.
Lo que quizás a mi me gusta contar más es que, obviamente, no desaproveché ninguna oportunidad para hablar y verme con algún chongo gracias a San Grindr. Iba a ser complicado ya que yo no tenía lugar y son muy pocos los que viven allá y que encima tienen lugar. A Mauricio no le gustó que yo le dijera que podía llegar a verme con alguien, no sé por qué. El puede hablarse con todos por Instagram, aunque yo no puedo verme con nadie, esa era su idea. Esto fue pelea constante entre nosotros tres: Mauricio, Elías y yo. Cada uno tenía una forma de chamuyar, pero me criticaban a mí por usar Grindr, sin embargo, al tiempo, Elías empezó a usarlo y, después, Mauricio. Entonces nunca entendí el reproche, pero bueno. Con el primero que me empecé a hablar fue con un pibe de 18 años y lógicamente, me excitaba el hecho de que fuese más chico que yo. No quería pasar muchas fotos de cara por temas ya sabidos: que su familia no lo sabe, que el barrio, que los perfiles fake, etc. Cuando entramos en confianza, pasamos una nudes y eso también me calentó de él porque parecía tener buena verga, no obstante el problema era que él no tenía lugar. Así que pensamos qué carajos podíamos hacer y yo, como siempre digo, algún lugar en alguna playa debería haber o en cualquier otro lado. Y así fue. Él me contó que conocía una playa que tenía una especie de caverna y que ahí ya había hecho algo sexual ahí, que nosotros también lo podíamos hacer. Me encantó esa idea morbosa y, si bien a Mauricio le molestaba. Le dije que mientras él hacía lo que quería como hacer videollamadas mostrando el culo, yo me iba a ver con este chico en esas horas.
Me tocó día del orto, lloviznaba y hacía mucho frío, pero era mejor así no había gente cerca. Lo esperé como 20 minutos porque no sé que le había pasado al pibe, pero llegó y nos vimos. No era feo, tenía un bigote que a mí no me gustaba, me parecía un poco púber para dejárselo. En esos tiempos, yo tenía eso de que si se daba coger a pelo, lo hacía; y este pibe me dijo que si no conseguía forros no iba a verme. Entonces, conseguí, aunque si en el momento yo hacía que me cogiera a pelo, lo dejaba. Nos encontramos y caminamos mientras nos conocíamos y demás. Me contó que recién terminaba la secundaria y que se había anotado en una carrera sin estar 100% seguro. Me di unos años menos aprovechando mi apariencia y eso me permitía hablar y sentirme igual que él. Al llegar a esa playa, bajamos por el camino y, como no había nadie, nos dirigimos directamente a esa caverna, pero había caca de humano en varias partes y todavía no era de noche, por eso hicimos lo que pudimos. Lo primero que hizo él fue chuparme el orto porque a él le encantaba. Punto a favor. Es más, en un momento, filmé y él se dejó filmarlo mientras le pasaba la lengua y succionaba mi cola. A la hora de hacer el 69, él tiró su campera en la arena de esa cueva y se acostó. Aproveché para filmarme chupándosela mientras el seguía lubricando mi cola a lengüetazos y no veía nada. Le pedí el bóxer de souvenir, pero no accedió. Era tanta la calentura que lo hice acabar con un buen pete y porque quizás era incómodo para coger ahí. Al acabar yo, fue un poco incómodo a la vuelta porque no había temas para charlar, yo no veía la hora de llegar y ya estar con mi amigo. Quedamos en que yo le iba a pasar las filmaciones, pero al volver a Buenos Aires le conté que había borrado todo. Mentira. Guardé todo en mi compu.
A todo esto, la verdadera historia de amor de verano, vino en esos días no recuerdo bien cuándo, pero un pibe me habló por Grindr y parecía lindo, estaba todo marcado, se mostraba interesado en mí y eso me parecía raro. Me agregó a Instagram y hablamos por ahí, yo totalmente desinteresado porque el chabón vivía lejos del centro de Mar del Plata y además no tenía lugar, quizás era fake, me estaba tomando el pelo o vaya a saber qué cosa. Lo que si me acuerdo es que él me insitió para vernos y se ofreció venir en auto y charlar ahí adentro, y también besarnos aunque lo que yo quería era garchar obviamente ya sea en un telo o en un auto. Cuando le conté a Mauricio, mucho no le gustó, pero sabía que tenía que acostumbrarse porque no era un "viaje de novio", sino de amigos donde cada uno puede hacer su vida. Este chico, a partir de ahora Axel, me pasó a buscar en la esquina del hotel y yo fui entusiasmado porque, a decir verdad, ningún chico se arriesgaría a hacer tanto. Yo no lo hubiese hecho quizás porque era demasiada movilidad y organización. Ni bien entré al auto, me chapó de una y me sentí intimidado porque estábamos frente al hotel y no daba. Era un buen auto, Axel era lindo, lindísimo y súper musculoso tipo modelo. No podía entender por qué él sentía admiración por mí, me decía cosas lindas y resaltaba mis virtudes. O sea, si quería coger no era necesario que me endulzara el oído de esa manera, pero lo de él iba por otro lado. Esa misma situación me hizo acordar a aquel primer amor gay no correspondido que yo tuve allá por 2012: Tincho. Tincho era un chico de Mendoza de unos 25 años cuando yo lo conocí a mis 19 años. Me dijo que tenía 23 años, pero después indagando en internet, descubrí su verdadera fecha de nacimiento. Tincho siempre me buscaba y me halagaba en menor medida. Lo mismo pasó con Santiago en 2013 y con algún que otro pibe, aunque mágicamente, todos me dejaron de alabar cuando me separé de mi último ex novio Ian en 2015. Después muy pocos chicos me lo dijeron a tal punto de quedarme sorprendido, entre ellos ahora Axel, sin embargo, entendía que él al estar en un lugar alejado y de ver a muy pocos putos allá en Mar del Plata, el hecho de que aparezca un chico nuevo que sea atractivo para él, eso hacía admirarlo.
Axel arrancó el auto y para "conocernos" empezó a dar unas pares de vueltas por la zona de La Perla mientras hablábamos. Sin embargo, jugábamos a eso de "si queríamos hacer algo, a dónde íbamos". Yo le mencioné que podíamos hacer algo en el auto o directamente ir a un telo, pero que no sabía si en Mar del Plata había. Así fue cómo le propuse estacionar frente a la playa en un acantilado y hacer algo. Al principio fueron besos y franela desde nuestros asientos, toqueteos y lamidas en el cuello y pecho. Como dije, Axel le daba duro al gym, estaba sobremarcado y lleno de músculos lo que a mí me re-contra calentaba. Reclinamos los asientos y obvio que yo le empecé a chupar la pija, pero algo me llamaba la atención. No se le paraba al 100%, cosa que después me contó que como que no está acostumbrado a eso y que se tiene que concentrar mucho porque la vergüenza se la hace bajar. En eso, aprovechó para chuparme el orto y jugar al puerteo mientras me besaba el cuello y me decía muchas cosas lindas, hasta me dijo que moría porque le tomara la leche. Él empezó a transpirar, los vidrios del auto empezaron a empañarse porque afuera hacía mucho frío. Lo que más me sorprendió fue que me la puso a pelo, obviamente yo mudo ya que eso me calentaba. Me la puso mientras yo estaba boca abajo en el asiento, ambos nos dejamos llevar y disfrutamos el momento de sexo con besos incluídos. Si bien, Axel la tenía súper dura, tenía que seguir concentrándose así que dejé que él hiciera lo suyo. Me cojió de esa manera hasta que acabó y me la dio toda en la boca. Disfruté cada gota de leche que entró a mi boca porque a mí me re gustó Axel como hombre y si él quería darme sus hijo en la boca, lo iba a aceptar sin dramas. Lo mejor de todo fue que la seguimos y Axel me la siguió poniendo hasta que largó otro polvo, pero adentro de mi cola. Alta preñada.
Tras descansar del calor terrible que había dentro del auto por culpa de la calentura, Axel salió a hacer pis afuera de su auto y pudimos ver cómo los otros dos autos que estaban a distancia prudente de nosotros también se movían y estaban empañados. De uno de esos autos salió después una chica con un chabón. Cuando Axel abrió la puerta, fue increíble en esa noche fría ver la costa marplatense que se extendía desde donde yo miraba hasta lo lejos, casi la zona del faro. Fue una postal increíble, quería que esa imagen quedara en mi cabeza para siempre porque representaba una noche sin fin para mí, enamorado platónicamente de un supuesto correspondido, noche suspendida en el tiempo donde no importaba más nada que nosotros dos. Aparte, como dije, el clima frío le agregaba al cielo un condimento perfecto, ese "sin nubes" que hacía que las luces a lo lejos brillaran más de lo normal. Si tuvieran la posibilidad de ver la costa marplatense de noche desde lo alto de un acantilado (no desde la playa) entenderían de lo que hablo. Cuando Axel entró, nos quedamos mirando y hablamos algunas boludeces como para "conocernos", sin embargo, era hora de que yo me volviera porque eran las 3.30am y lo más probable que Mauricio se enojaría porque lo había dejado "solo" en el hotel.
F.A.M.