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miércoles, noviembre 13, 2013

#40 - Lo Que Se Siente

Chico parecido a Agustín
Intensifiqué los lazos con Santiago, me animé a hablarle por whatsapp y él me siguió el hilo. Como toda charla de conocimiento, me preguntó dónde vivía, cosa que no conocía porque obviamente, al estar uno en zona sur y otro en zona norte, estábamos muy lejos Me dijo que se nos iba a complicar a la hora de vernos. En absoluto, yo soy la persona que recorrió toda la Capital Federal y el gran Buenos Aires: Débora era de Castelar, Patricio de Don Torcuato, Mariángeles de La Paternal, con Joel nos veíamos en el correo central, Tincho del microcentro porteño, Alejo me llevó a Ramos Mejía... en fin, yo no tenía problemas. Me contó que seguramente él y su novio: Agustín, iban a pasar Noche Buena en la costa ya que sus padres tenían una casa propia ahí. Agustín me agregó a Facebook y me habló muy tranquilamente, y es más, me pasó su whatsapp por si tenía ganas de hablar con él... muy raro todo.

Pasada Navidad - me acuerdo que había saludado con cierta timidez a David y a Alejo, sobre todo para no parecer cargoso - seguí los consejos de Santiago y corté con mi ex; a medida que nos íbamos conociendo por whatsapp, lo puse al tanto de mi situación sentimental y, hablando justamente con Santiago, me llevé una sorpresa: Yo tenía el cumpleaños de Ignacio y algo que me  había dicho Alejo por Facebook me cayó muy mal, a tal punto que me hizo llorar; en realidad fue una boludez pero me di cuenta que las cosas con Alejo no estaban funcionando... nada estaba yendo bien, él fue perdiendo interés en mí sobre todo después de esa tarde horrible donde tuvimos sexo y la pasamos de terror. Creo que en parte me lo merecía porque a Alejo no lo traté bien desde el día del show donde nos conocimos y estuvimos juntos, y yo lo acepto. Tampoco lo supe valorar cuando estaba rendido a mis pies; y cuando se olvidó de lo que le hice, yo me cojí a otro puto antes de estar con él, tenía el orto roto y ni aguanté a que él me la pusiera. Ahora desde el lado serio, prácticamente mi ano se contrajo y ahorcó a su pija, a mi me re dolía y prácticamente no me la podía sacar, era imposible, sentía que íbamos a quedar así para siempre. Escuché una vez por ahí que a los perros les pasa eso cuando tienen relaciones, que se quedan "pegados". Dios es grande y no quiso que una tragedia pasara ese día, no me imagino corriendo en busca de ayuda o llamando a una ambulancia para que me saquen la pija de Alejo de mi culo.
 
En fin, lo que él me dijo fue que como yo era un forrito - léase una persona seria y asquerosa que no se da con los demás -. Sentí que abusó de mi confianza que, porque estuvimos juntos en la cama podía jugar con esas cosas que sabía perfectamente que me molestaba que la gente me diga así. Entonces hablando con Santiago me dijo que no le de más bola, y a partir de ahí, fui haciéndolo a un lado. Entonces ya no coincidíamos con Alejo en los horarios para vernos ni tampoco planeábamos para encontrarnos. Durante principios de Enero, como principal candidato estaba David pero se había ido de vacaciones y no iba a volver por un tiempo. Por otra parte, Alejo había sido una especie de amante, pero no estaba seguro si fue un amante de un mes o si todavía lo seguía siendo, mostraba afectos para conmigo pero, la distancia y su estilo de vida aburrida, hacían que yo pierda el interés en él.

Para la primera semana de enero, fuimos a bailar a Amérika con Elías, Anabella y otros conocidos de Elías, justamente por su cumpleaños. Hacía prácticamente un año que nos conocíamos con él y la relación de amistad se solidificaba cada vez más. El punto de encuentro desde hacía tiempo, tanto con Anabella y Elías como para con Débora, había sido Once; por eso esa noche también nos reunimos ahí. No obstante, ellos tardaron demasiado y yo ya había llegado, me dijeron que los esperara, pero que unos amigos de ellos ya estaban en Once y que los buscara para esperar juntos. Según la descripción y el lugar de encuentro, me acerqué a dos chicos y les pregunté si eran amigos de Elías y me lo confirmaron, por eso empezamos a hablar dos o tres palabras: por un lado, Facundo y, por el otro lado, Ariel. Ni bien entramos en un poco de confianza, se presentaron como Facundo, el pasivo, y Ariel, el activo. Ambos eran adolescentes que no llegan a los 20 años; en el caso de Facundo, morochito, muy lindo de cara, y Ariel todo lo contrario. 

Cuando llegaron Anabella y Elías, embarcamos viaje hacia Amérika en colectivo, esa noche era fiesta de la espuma y, adelanto, la 2° vez que terminaba ebrio; fue una noche parecida a muchas porque la pasamos genial. Al ser barra libre, yo tomé sin controlarme y me mareé muy rápido, jugando con la espuma, me besé con Facundo y, como Ariel me tenía ganas, también me robó unos besos, pero lo peor es no nos besamos una vez sino varias veces durante la noche. Me acuerdo que a Facundo intenté meterle la mano por adentro del pantalón pero no se dejó y, a Ariel le toqué el bulto. En un momento, Facundo me acompañó al baño porque yo estaba muy mareado, y cuando salimos se sentó al lado de mí y me abrazó en uno de los asientos. Había quedado como una puta frente a Anabella y a Elías, pero sobre todo frente a esos 2 chicos que ni hacía 24 horas lo conocía; volvimos mojados, descalzos y ebrios hasta Once. No sé que pasó en mi cabeza en esos momentos pero lo había invitado a Facundo disimuladamente a mi casa. Sí, estaban mis papás pero eso no es obstáculo, me parecía un chico lindo y yo estaba dispuesto a ser de activo con él; sin embargo él rechazó mi propuesta, primero porque parece no ser de ese tipo de chicos que se dejan llevar y aceptan cualquier propuesta, sino de tener el típico pensamiento heterosexual: conocer bien a una persona, pensar enamorarse de ella y después tener sexo. Y segundo: no podíamos quedar tan expuesto frente a los demás amigos nuestros.

Mis planes de vacacionar en otras provincias argentinas se vieron destruidos al cortar con Joel, era la única persona con la cual iba a realizar esos planes; por eso mismo, tenía la plata en mis manos y no sabía en qué invertirla. El destino final fueron las salidas a Amérika. A la semana siguiente, un sábado a la noche íbamos a frecuentar ese lugar otra vez con Elías y Anabella, y yo desde temprano había estado mensajeándome con David porque ya estaba en su casa. Habíamos hablado cosas básicas porque yo tampoco quería espantarlo con groserías ni tampoco presionarlo. Lo que yo quería era que él respondiera a mis estímulos. Recuerdo que en un momento, me pidió que le enviará algunas foto de mí, con poca ropa y, ante tal propuesta pensé en que si alguien las llegara a ver y me reconociera, estaría muerto. Pero otro lado, me dije a mí mismo que entre los dos no teníamos conocidos en común; por eso acepté y le envié algunas fotos que me tomé en el instante, editándolas y cortando mi rostro. 

Me propuso ir a su casa a dormir porque él no iba a salir a ningún lado y quería pasar una noche tranqui conmigo; sin embargo, yo ya estaba preparado para ir con mis amigos y la pensé dos veces: con mis amigos puedo salir durante todo el verano, pero con David no. Entonces pegué un volantazo de último momento y cambié los planes: la excusa más tonta que puse fue que había una cena en casa de un familiar de nosotros y mi mamá quería que yo esté presente. Seguí mi propio rumbo aunque le había re asegurado a Elías que iba a bailar con ellos, tomé el mismo colectivo que tomo para encontrarme con ellos pero yo sabía que quizás en Once los vea desde el colectivo y para evitar eso, me bajé en Av. Belgrano y tenía pensado tomarme otro hasta Av. Callao y Av. Corrientes, pero terminé pagando un taxi hasta allá. Le avisé a David que ya había llegado y que me pasara a buscar. 

Tardó un rato pero lo hizo, al verme vestido elegante se dio cuenta y me preguntó si yo había cancelado alguna salida por estar con él. Al entrar a su departamento, nos besamos como de reencuentro y después nos sentamos en su sillón para ver la televisión (muy al estilo Tincho), yo me acosté en sus piernas y estuvimos acariciándonos un rato hasta que pasamos a la cama. Empezamos con los besos suaves y fuimos avanzando hacia lo extremo, me gustaba cuando me tiraba en la cama, me desabrochaba el pantalón y me los bajaba. Él sacaba su pija para pasala por mi culo; sin embargo a él le encantaba que se la chupara. Podía estar horas y horas, quizás hasta que me acabara en mi boca, cosa que a mí me encanta. Cuando me la metió, yo sujeté fuerte la almohada porque al principio me dolía, ya que salteábamos el paso de la dilatación; pero me gustaba que sea rudo conmigo, quizás eso era la que yo realmente buscaba y hasta el momento, nadie pudo dármelo. De tan caliente que estaba, me acabó adentro de mi culo obviamente con preservativo, y después de limpiarnos nos acostamos en su cama y nos seguimos besando:
-La verdad que cojés re bien. Vos serás chiquito pero tenés la re experiencia.
-No, nada que ver. Yo me metí en el ambiente hace un año exacto, y pensá que hace un tiempo corté con mi pareja. Si cojo bien debe ser un don natural - Hice un chiste mientras nos acómodábamos para dormir. Al estar uno al lado del otro lo abracé y empezamos a hablar de cerca.
-Pero pará, ¿cuántos años tenes vos?
-¿Cuántos me das? Y yo estoy dejando los 19 años ya.
-¿En serio tenés 19? No puedo creer que esté con un pibito como vos.
-Bueno che, vos tenés 29, tampoco sos tan mayor. Aparte vos estuviste con más chicos que yo.
-Dale, vos no te hagas el santo que vos tendrás unos cuantos por ahí.
-Nada que ver. Ponele, me hubiera gustado hacer un trío pero hasta ahora nunca tuve la oportunidad.
-Bien, entonces yo te voy a llevar por mal camino, vas a ver - Me encantó su propuesta. Me dijo que me iba a pervertir más de lo que era. A la mañana siguiente, al levantarnos, me acompañó hasta la esquina ya que él iba a comprar algo para desayunar y yo me volví a casa.

No sé por qué yo quería tener algo con Facundo, durante los primeros días que nos conocimos, nos agregamos a Facebook y hablábamos a la noche. Sinceramente no sé por qué. Él también es pasivo al igual que yo, y yo me quería convertir en activo; sin embargo, yo sabía que mi pija no se iba a parar para cojerme a un chico. Quizás eso era lo que me atraía de él: que era un chico y no un tipo grande. Lo había invitado a comer a Puerto Madero con la plata que yo tenía ahorrada, o a pasear por las peatonales del centro porteño, a lo que me contestaba indeciso. Pero una noche que salimos a bailar con Elías, Ariel y él, acordamos encontrarnos antes para estar un rato solos. Nos encontramos en Retiro y de ahí caminamos hasta el Obelisco hablando de nosotros ya que después de un rato llegaban Elías y Ariel. Fuimos a sentarnos en el Obelisco y como las personas que estaban por ahí no generaban confianza, nos fuimos a sentar a una plaza cerca del Teatro Colón. Le pregunté acerca de sus inicios como gay y me relató algo parecido a mi historia: empezó a jugar con su primo y cuando crecieron, tomaron rumbos distintos. Ahora ese primo tenía novia y justamente Naim, mi primo también. Me costaba ser el que guía, no encontraba el momento oportuno para besarlo; sin embargo, lo quería hacer porque no me había encontrado con él antes que los demás para nada. Hasta que en un momento mientras seguíamos sentados, yo lo abracé y nos comimos la boca. En esos tiempos, había cucarachas por toda la ciudad, a donde íbamos, aparecían cucarachas en el piso; entonces nos fuimos de esa plaza hacia otro lugar y nos sentamos otro rato para luego partir al punto de encuentro con Elías y Ariel. 

Al lugar donde íbamos, no me pareció muy lindo, ya en la entrada notaba que había muchos negros (chicos que escuchan cumbia o reggaeton, gente con poca educación), sin embargo pensé que  adentro la cosa era distinta pero no, así que como no me gustó. Me fui de ese lugar cuando ni siquiera había pasado una hora. Tanto Elías como Facundo se habían enojado porque yo había hecho eso; pero bueno, no me gustó la onda. Me dirigí a unas poca cuadras para tomar el colectivo que me dejaba en la esquina de mi casa, aunque sin mentir, lo estuve esperando 2 horas porque no venía, también a ese horario alrededor de las 3 de la mañana los colectivos no pasan frecuentemente. Sin embargo, lo contacté a Christopher durante ese lapso de espera ya que yo sabía que iba a estar despierto, me comentó que trabajaba a unas pares de cuadras de donde yo estaba esperando, y me sugirió que algún día pasara a visitarlo. Le contesté que este año iba a cursar materias en la facultad a la tarde y que por ende, iba a poder visitarlo en el entretiempo.


F.A.M.