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#57 - Vida Sin Tragedia [Parte I]
No sé qué nombre ponerle a este capítulo, es un poco duro pero bueno, la vida no me da tregua y tampoco deja de sorprenderme. Esto va a ser una mezcla de amistad, peleas, amor, locura, confesiones y enfermedad: varias historias que quizás no tienen relación entre sí pero llegamos a mitad de año y mi vida se transformó en la caja de pandora. Empezando este relato con una nube en mis recuerdos, recién tuve que recopilar información de todos lados para ver en dónde estoy ubicado cronológicamente: publicaciones en facebook, mensajes privados, algunas fotos, etc; que me ayudaran a pensar. Aunque haciendo mucha memoria creo que estoy atando de a poquito todos los cabos.
Muchas veces yo dije que mi familia no sabe sobre mi condición sexual, es cierto pero algunas cosas cambiaron porque antiguamente yo era tan estructurado y tan aferrado a mis convingencias que me prohibía a mí mismo que mi familia me viera o me escuchara en alguna situación comprometida. Cuando hablo de "mi familia" no sólo me refiero a mi mamá, mi papá y mi hermana, sino a mis tías y primos también. Expliqué en uno de los primeros capítulos que nosotros somos una familia muy grande, y hace poco dije que tampoco quiero que la gente del barrio me vea en "algo" porque me conocen desde que nací; entonces prefiero que sigan teniendo la imagen que tuvieron de mí cuando era chico. Ahora prefiero hacer "mis cosas" a la distancia porque así es mejor, cero rumores, cero peleas con la gente que tengo que convivir por naturaleza.

Recuerdo que para navidad 2011 encontré a mi mejor amiga, Rebecca, que vivía en frente de mi casa después de mucho tiempo sin verla - nos conocemos de toda la vida, jugábamos de chicos con mis primos, con ella y sus hermanos. Además, mi prima Selene compartió toda la escuela primaria y casi toda la secundaria con ella. Si bien, hace mucho no aparecía en mi vida, fue por lo siguiente:
- Porque al año que nosotros decidimos ser amigos íntimos, que nos contábamos todo, noches y noches hablando de la vida con sólo 14 años: lo que habíamos pasado en nuestras infancias y lo que pasábamos en ese momento. Por allá en el 2008, ella se puso de novia y todo se terminó. Era vernos de vez en cuando y eso de hablar tan íntimamente no era cotidiano, pero cuando nos veíamos, nos poníamos al día. Es más, a ella le había confesado en aquellos tiempos que yo tenía miedo de besar por primera vez, pero al proponerle darle mi primer beso, lo rechazó porque ella ya había sido el primer beso de Naim. También le había confesado que "estaba confundido" y que no sabía si el bullying en el colegio hacía que los hombres me gustaran realmente, aunque a mí ya me gustaban los hombres. No se lo quise confesar por vergüenza. También, su novio era muy celoso y hasta hizo que ella se alejara de todas sus amigas íntimas, incluso hasta de Selene, mi prima. Así fuimos perdiendo contacto porque, además, ella nunca estaba en su casa sino en la casa de ese chico. Se peleaban, volvían a estar juntos y así sucesivamente por casi 5 años.
- Cuando yo entré al ambiente de lleno que fue casi de repente, Rebecca estuvo ausente en mi vida porque justamente convivía con el novio en la casa de él. Ella trabajaba y estudiaba en la facultad - Me parecía que era muy rápido que estuvieran conviviendo... digo, porque ella es más grande que yo sólo por meses, mi prima Selene también es más grande que yo por el mismo motivo. Por eso mismo, yo siempre fui re apegado a Selene y hasta con ella tengo cierta confianza.
Entonces ¿a dónde quiero llegar con todo esto? Al habérmela cruzado en la fiesta de navidad, me atrevía a contarle que le estaba dando un giro a mi vida y que estaba conociendo a un chico (Symon). Me había mirado sorprendida por la confesión que le hice sin anestesia, entonces me felicitó y me dijo que estaba contenta porque yo me había auto-aceptado. Recuerdo que una vez, yo le hablé por facebook a mediados del 2012 tras ver unas fotos de ella conviviendo en la provincia de Córdoba con su chico. Ante mi asombro le pregunté cómo estaba y qué andaba haciendo por allá. Ella me respondió que su chico había entrado a Gendarmería argentina y lo habían enviado a Córdoba para hacer la capacitación y el entrenamiento. Según ella, estaba trabajando en un local famoso de comida rápida. La felicité por los logros que había cumplido, me parecía fantástico a pesar de que ese chico nunca nos cayó bien a ninguno de nosotros: sus amigos. Pero bueno, si ella era feliz así... Entonces, al preguntarme sobre mi vida, le conté que estaba en pareja (en ese entonces con Joel) y bueno, ella me contestó que estaba contenta por cómo yo progresaba en mi vida en ese sentido.
Pero no todo era color de rosa porque un día ella me vuelve a hablar y me pregunta si Selene sabía algo de lo mío porque claro, a Rebecca se le escapó y le contó a Selene que yo estaba en pareja con un chico pensando que ella sabía lo mío. Entonces, volviendo al 2013, un día me la crucé a Rebecca y le pregunté qué hacía acá, y bueno, me respondió que se había separado con el novio porque la relación siempre era la misma: se peleaban y volvían. Empecé a cruzármela de seguido cuando salía de trabajar, y a la noche hasta cuando yo salía a bailar. Un día, me enteré que se iba a mudar sola a pocas cuadras y, desde que se mudó, me la cruzaba siempre a ella y a Selene juntas. Entonces, planeábamos para ir a cenar y ponernos al día en todo pero nunca nada. Hasta que un día dijimos "Tenemos que salir sí o sí" y yo me tenía que ir preparando para salir del closet frente a Selene, mi prima con la que más me llevé y tengo cierta confianza.
El día de la cena, Rebecca no asistió porque tenía planes con otra amiga y justo se dio el momento para salir a cenar con Selene a un restaurant y contarle lo mío. Esa noche le fui haciendo el caminito hasta llegar a la confesión, igualmente ella también se lo veía venir. Le conté desde los juegos que yo tenía con Naim hasta la primera salida con mis amigos a Amérika; el amor de mi vida: Martín, y mi ex pareja: Joel. Lo de su hermano nunca le conté, obviamente porque si no, me mataba. Se sorprendió muchísimo cuando le conté lo de Naim porque nosotros dos siempre vivíamos peleados y, prácticamente, no nos podíamos ni mirar a los ojos (igualmente hoy en día sigue siendo así, nada cambió), pero esa era nuestra relación: de día una y de noche otra. En parte yo sentí que me había sacado un peso de encima, pero le advertí que una palabra que ella llegara a decir de lo mío a alguna tía o familiar (ya que ella suele hablar con mis tías) y a mí se me pudría todo. Ella agregó que siempre lo supo y más desde que Rebecca metió la pata, que cuando algunas de mis tías le preguntaron a ella sobre mi condición sexual (nosotros siempre fuimos muy unidos) ella siempre se hizo la desentendida.
Volviendo a los hechos de fines de junio, tengo que contar que no sé cómo me volví a hablar con Elías, con quien me había enojado porque no asistió a mi cumpleaños en marzo, y también con Anabella. Me parece que todo empezó ahí. Sin embargo, con ella yo nunca me había peleado. Sí me distancié, pero de vez en cuando, nos hablábamos por Face. Así fue como le conté que había conocido Puerca y que me había gustado el lugar, que alguna vez podríamos ir ahí para cambiar a Amérika, ella me dijo que Elías ya había ido y que también le gustó. Entonces, coincidimos en un día ir juntos a pesar que yo andaba a full con mi trabajo y mi carrera. Anduve indagando a mis amigos acerca de cómo había sido nuestra primera vez en Puerca o en Plop, pero ni ellos ni yo nos acordábamos hasta que leí algunas conversaciones viejas que mantuve con Anabella y ahí recordé. Nuestro punto de encuentro fue como siempre Once. Esa noche fue maravillosa porque Anabella decía y hacía cada cosa que nos moríamos de la risa, en el colectivo íbamos mirando a chicos y decíamos "Mira la farmacia" ya que ellos iban contra la ventanilla, pero era una forma de decir "Mirá que lindo chico, pero muy disimuladamente". Hacía tanto frío y ella tenía ganas de ir al baño, y decía que no se quería reír mucho porque se iba a mear encima. Entre otras cosas, Anabella me había adelantado que en el grupo de "las pasivas", entre ellos Facundo, Elías, yo y algunos más, había corto circuito y, como yo con ninguno de ellos me hablaba, Anabella me avisó que entre Elías y Facundo las cosas no iban bien.
A ver, había algo en mi vida que estaba haciendo click inconscientemente y yo no sabía por qué. Haber conocido y estado con Ivo y Fernando me hacían querer amigos como ellos y conocerlos en profundidad. Igualmente, ya saben cómo terminó esa relación. Pero me hubiera gustado fumar porro con ellos, tener sexo alcoholizados, salir a bailar juntos, ir a sus casas como si fuésemos grandes amigos porque dio la casualidad que ellos tenían el perfil perfecto de amigos que yo siempre quise y nunca tuve. Un día hablando por whatsapp con Débora, ella sacó un tema de conversación y me pidió por favor que no se lo diga a nadie (forma de decir porque nosotros no teníamos amigos en común ni nada de eso) y me reveló que desde hace unos meses sentía ganas de fumar porro. Cuando yo leo semejante cosa, se me pone la piel de gallina y por poco se me escapa una lágrima:
-¡Boluda! ¡Yo también quiero probar! ¡Somos tan iguales que hasta sentimos lo mismo!
-¡Ay Fede! ¿En serio? Es que yo siempre tuve inclinaciones por esas cosas, es más, por ejemplo mi mamá siempre tuvo que esconder los remedios acá en casa porque yo me los tomaba
-¡Que mal, boluda! Tenés que tener cuidado, eso es malo. No, a mí se me vino a la mente porque, como te conté, los chicos con los que estuve hace poco me ofrecieron varias veces y, a pesar de que yo probé hace tiempo, no me gustó. Pero hubiera estado genial si fumamos porro y después mantenemos relaciones sexuales.
-¿Una especie de fantasía? ¿Sólo fumar por ellos?
-No sé si será una fantasía pero lo bueno es que ellos tampoco aparentan que se drogan - El tiempo fue pasando, con Débora coincidimos en que deberíamos volver a vernos porque hacía mucho no salíamos a pasear (la última vez si no me equivoco fue en el Abasto).
Las cosas no eran como en nuestras vacaciones de verano pasadas. Así que decidimos ir a pasear por Palermo y, después, volvernos a casa de ella a dormir, esta vez sin rollers, caminar y hablar de lo que nos interesa: chicos y planes a futuro. Esa tarde de sábado cambió mi vida, sentí que al hablar con Débora y confrontar nuestros pensamientos, cambiamos nuestra perspectiva del universo. Sin embargo, yo quería salir a bailar con ella a este nuevo boliche Puerca. Había preparado ropa de salida en mi bolso y hasta llevé plata para pagarle a Débora si ella no tenía. La esperé como una hora de más y, cuando bajó del colectivo veo que viene con un triciclo y una nenita - ella me había avisado que vendría con la sobrina -. Esto era una parte de su vida que nunca me contó, yo no sabía que Emanuel tenía una hija, siendo que él tiene mi edad. Igual no sé de qué me sorprendía yo, si Naim también tiene un hijo. La nena era adorable y muy bonita, toda una princesa. La saludé a Débora y empezamos a caminar, aunque a ella se la veía más enfocada en su sobrina que en nuestra charla. La llevó al carrousel y a cada rato parábamos porque la sobrina se había subido al triciclo y, a veces, se desviaba.
Le conté cómo había sido mi experiencia con Ivo y Fernando, que todavía perduraba en mi cabeza, lo del porro, y hasta le conté que mi locura de irme a vivir solo había desaparecido:
-Y si, Fede. Yo también me puse a pensar eso, son casi $2000 que los ves y, nada más, porque esa es plata que va derecho al alquiler - Le conté que mi papá me había propuesto hacerme la casa arriba de la mía pero el problema era justamente ese: mi barrio y mis papás. Yo no voy a vivir una vida prohibiéndome de traer a mis amigos o a quien yo me quiera coger porque mis papás se pueden enterar o porque en el barrio me puedan ver. Al final, me dije que todavía no era el momento de irme a vivir solo, prefería ahorrar esa plata e invertirla en algo futuro. Caminando, pasamos casi por al lado de unos chicos que estaban haciendo acrobacia en soga y Débora me dice:
-Mirá, eso es acrobacia en soga - Justamente porque yo le había contado que Fernando hacía eso con sus amigos como hobby.
-¿Ves, boluda? ¿Por qué nunca tuve amigos del barrio que hicieran este tipo de cosas? Ponele, a veces me dan ganas de hacer natación, teatro o cosas así, conocer gente paki, que me acepten y podamos formar una linda amistad ¿es tanto pedir? - Hablamos de tanto que se hizo de noche, llegó la hora de irnos a su casa y nos preguntamos cómo haríamos para llevar el triciclo de la nena porque anteriormente en el colectivo, el chofer le dijo a Débora que no podía subir con eso.
Pensamos en el tren San Martín e irnos hasta la estación Hurlingham, de ahí un colectivo que nos dejaría en un shopping de Morón y después caminar. Mierda ¿otra vez frecuentar Hurlingham? Y yo que no podía sacarme de la cabeza esa especie de confusión de querer cambiar mi vida. Débora me había comentado que ella conoce toda esa zona porque su papá vivía por ahí, y ella también vivió ahí un tiempo cuando recién se vino a Buenos Aires. Eran casi las 22hs y nosotros recién bajamos del tren, no habíamos pagado boleto y en la salida nos lo piden. Dijimos que en Palermo nos habían dicho que pasáramos. Era verdad, por eso los boleteros no nos dijeron nada. Salimos de la estación y nos fuimos a un supermercado Coto muy grande a comprar algunas cosas parar comer, se sentía muy bien porque éramos nosotros por el mundo. Fue una sensación de paz y libertad física y mental, pero a la vez de emoción porque yo estaba cerca de la casa de Ivo. Parecía que el plan de salir a bailar era imposible, igual yo nunca se lo mencioné a Débora, primero porque ya era tarde y segundo porque su sobrina estaba a cargo de ella, mejor dicho Débora pidió estar unos días con ella ya que su hermano, Emanuel, nunca se hizo cargo de su hija.
Este tipo de juntadas con Débora siempre eran espirituales, estar con ella era como estar hablando conmigo mismo, pero a la vez no. Era sufrir un cambio de pensamiento para seguir el curso de la vida. Al día siguiente, cuando yo debía volverme a casa, Débora me propuso llevarme a la estación Morón en auto y ella manejaría. Era la primera vez que salíamos con el auto. "Ojalá pronto salgamos a bailar con el auto o al menos le pediría la camioneta a mi papá y haríamos desastre". Pensé. Yo estaba contento de tenerla como amiga.
F.A.M.