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viernes, enero 25, 2019

#20 - Criminal

Sinceramente para mí, el 2010 y el 2011 fueron años perdidos. Cuando terminé la secundaria, sabía que mi vida no iba a ser igual, iba a ser mejor, y no me equivoqué. A toda esa gentuza la eliminé de Facebook y prácticamente no me volví a hablar con nadie, salvo con un grupito de chicas que consolidamos la amistad por un año y medio más; fue así que en 2011 terminé de rendir algunas materias que me quedaron pendientes junto a una compañera, Gaby. De hecho, durante 2011 y 2012, hacimos Picnic en Palermo y Parque Rivadavia, y también alguna juntada en la casa de Vero. Después, perdimos el contacto, Julia seguía de novia con otro otro chico que hasta el día de hoy continuan, Vero se enganchó con un chico de Chivilcoy donde vivía una tía de ella y con Gaby fuimos perdiendo le contacto. Yo ya había empezado a trabajar en 2010 acá en el barrio, pero en 2011 había subido de categoría, lo cual hizo que cree una amistad con la gente del laburo, personas nuevas y maduras, no como los pibitos de la cuadra que todavía eran nenes mentalmente hablando. Al propósito, cada uno de ellos eligió un rumbo y nos separamos pero cuando nos cruzamos en la calle, nos saludábamos.


Con el grupo nuevo de amigos, nos juntábamos a comer en lo de Gisela, una compañera de trabajo que vivía sola: jugábamos a las cartas y nos descostillábamos de la risa hablando boludeces y sacando el cuero a las personas. A la noche, bailábamos y tomábamos Freezé y cerveza; y yo había caído en la cuenta que nunca antes había disfrutado la vida tan así. Dentro de esa amistad, estaba Gonzalo, un muchacho rubio de ojos claros con una personalidad muy tranquila que, desde el primer día que lo vi, me volvió loco. Todo notábamos algo raro de él, ocultaba su pasado, ¿pero por qué? Había sido que cuando recién nos estábamos conociendo, Gonzalo dijo que vivía solo y era soltero; lo cuál yo desmentí porque conocí a su mujer y me contó que tenían 2 hijos. De hecho, el día que lo conocí, lo vi y sin intercambiar palabras me puse nervioso e incómodo aparte, justo estaba limpiando y discutiendo con un compañero mío (cosa que ahora voy a contar)

Cuando me enteré me quería morir, ¿no era que estaba soltero? Creo que lo ocultó porque la mujer no era linda para nada. De vez en cuando notaba que tiraba algunas indirectas, muchas cosas me llamaban la atención de lo que contaba, pero si había algo que me había propuesto de por vida era no meterme con ningún pibe del barrio. Re cararrota yo siendo que ya había estado con 6 primos, aunque a lo que iba era que mi vida gay la quería hacer lejos y yo seguir aparentando un angelito y no manchar (más de lo que estaba) mi reputación. Una vez, en el trabajo, Gonzalo había faltado y tenía que entregarme unos papeles, así que ni bien se apareció le dije: 
-Entregá Gonzalo, dale - Y el me contestó -Pero cómo que te entregue, eh. No sabía que me iba a salir caro haber faltado - Le había cambiado el sentido a mis palabras. Sin embargo, lo que me hizo dudar de él fue cuando un día, yo estaba parado sacando un poco de culo manejando una de las computadoras, y él entró, se acercó a mí, me agarró de la cintura e hizo que me la ponía. Ay, pero no sabés como me puse: 
-Gonzalo, ¿que hacés? Sos un idiota - Le grité, pero me había encantado sentir sus manos sobre mi cuerpo. Él era "mi chico ideal". Esa representación mental del hombre que siempre quise tener a mi lado siempre, pero era imposible por el hecho de estar en el barrio y siendo un amigo del trabajo.

Otros sucesos cortos que me hicieron dudar  de Gonzalo fueron: una noche hablando en la plaza, donde el contó que cuando era pibe le habían propuesto filmar una película porno gay y él no quiso. Mmmm, yo dudé de su decisión. Entre las aventuras locas, empezamos a jugar  la botellita y a comernos entre nosotros muy seguido, tanto en la casa de Gaby como en mi casa unas 2 veces cuando mis viejos no estuvieron.  Las cosas se estaban saliendo del carril que hasta llegamos a pensar en el punto de garchar entre nosotros, los amigos, pero no daba; además todo se terminó cuando Gisela se puso en pareja con un muchacho y la buena vida se terminó. Lo he besado a Gonzalo 2 veces y me lo comí a John, un amigo de mi edad re hetero y que está en nuestro grupo; recuerdo perfectamente esa vez: el juego consistía en que alguien se debía sentar en una silla y le tapábamos los ojos con una venda, y la persona debía adivinar quién lo besaba. Así fue como me lo chapé a John, que sabía que era yo pero se dejó, y a mí me gustó.
 
En uno de los papeles que encontré al mudarme, parte de un diario íntimo, describo las situaciones y roces que tenía con este compañero de trabajo y enseguida relacioné que yo chocaba mucho con los chicos heterosexuales. Es difícil explicar qué pasaba en ese momento. No es que me la crea ni nada por el estilo, analizo psicológicamente esas situaciones y pienso, como una vez me dijo uno de los hermanos de las amigas de una de mis primas, que yo debía tratar con otra gente y no con todos ellos. ¿Será envidia, será homosexualidad oculta, será que les molestaba mis pequeños deslices y gestos gay? Suena fuerte decir que chico 'heterosexual' que yo conocía, chico con el que tenía roces. Este capítulo de principio de 2011 se llama: "Larger than Life"
 
Últimamente, estoy teniendo problemas con todos. De a poquito es como que todos se me dan vuelta y no entiendo por qué. Primero, mi papá que parecía que todo lo que yo hacía le molestaba; y terminé agarrándome a las piñas. Yo ya venía prediciendo esto. La otra persona con la que estoy teniendo problemas es con Blas, mi compañero de laburo. Sus comentarios y actitudes para conmigo no son los mejores. Hablándolo con mi prima Vanesa, acordamos que es mejor que yo le diga para hablar y que le diga todo en la cara. Ahora, la tercera persona es justamente mi prima Vanesa [...] A veces me pregunto si yo hago algo para que todos me hicieran esto. Por otro lado, quiero hablar con Rebecca porque, a pesar de todas las discusiones y problemas que hubo entre nosotros por su novio, ella sabe mucho sobre mí y aún seguimos siendo buenos amigos más allá que la vida nos sigue pasando y tengamos otras obligaciones ya. Ella siempre me entiende y, lo más importante, nos tenemos confianza como la primera vez allá por 2007[...]

Otro relato que no llevó título, sigue haciendo hincapié en estas relaciones complicadas entre los chicos y yo.


Cada vez más, esto se vuelve una pesadilla. Es Blas otra vez porque nos juntamos para arreglar la sala y, por el comentario que hizo respecto a lo de que yo no puedo pretender que mi compañera me explique cuando el que llega tarde a las clases estoy tomando con ella soy yo. Y ahí entramos a discutir y sacar trapitos al sol como siempre, pero bueno, otro enemigo más y, en este caso, laboral. Es un rechazo natural. Entre otras cosas, recalcó que no le gusta que yo sea 'bocón', me trató de mentiroso porque le mencioné al secretario que quería estar en administración y que, al final, no estoy. Blas también me dijo que yo me victimizo. Le contesté que él siempre habla sin saber y se mete en donde no le corresponde, que siempre quiere controlarme y que yo las cosas las hablo con el secretario. Le hubiese dicho, tirado la bomba, que él en realidad me tiene envidia y que siempre piensa que yo le voy a serruchar el piso.
 
Para finalizar, uno de los relatos que lo titulé "Rechazos Naturales" y cuenta acerca de mis choques y roces con los chicos pakis. Quizás de este análisis mi mente sienta cierto rechazo de estar con heterosexuales, tampoco recuerdo si esto ya venía desde mis épocas de adolescentes y esto fue como la gota que derramó el vaso. En fin, hoy en día me cuesta tener cierta amistad con los hombres heterosexuales.

En capítulos anterior, yo he contado la historia de, como por ejemplo, Blas, o la del enano, amigo de los pibes del barrio. Sin embargo, miro todo desde el lado derecho y al revés, y no encuentro la falla. Hablando con Rebecca, me dijo que quizás sea por mi condición sexual (lo cual no lo veía equivocado, pero no necesariamente porque sea gay, tengo que tener problemas con todos; prefiero la versión que conté renglones arriba). Ese y muchos otros episodios, lo relacioné con mi 'poder', pero ahora que se me hace normal, voy a redactar la contraparte que me parece natural.

Siempre digo que de algo bueno tiene que surgir algo malo, y ésta no fue la excepción. A mi compañera Gaby ya le había mencionado que "yo siempre tenía pica con los hombres". Antes contaba que quizás un rencor o resentimiento me pone en una vereda opuesta a ellos y, sumado a las actitudes de Naim, ya es un trauma que tengo. A Rebecca le conté las peleas, pero ella no se pone en mi piel cuando hablo de las reacciones que tienen mis contrincantes y me termina diciendo que yo me victimizo o me creo que todos hacen un complot en contra de mí. El tema del enano ese, amigo de los chicos, fue bronca que sentía contra mí porque yo estaba todo el día con Lucio y hablando de él. Desde entonces, todo lo que yo hacía o decía le caía mal,le irritaba. A todo esto, nunca le dije nada malo, casi ni lo conocía. Pero al fin y al cabo, terminé haciéndole la cruz. Quizás haya encontrado algo dentro de mí que le molestaba, qué sé yo.

Con Blas siempre estuvo todo bien, aunque en estos momentos que lo ascendieron, tiene el ego por el cielo y se cree quién para hacer comentarios y sentirse gracioso. En este caso, a mí me molestan sus actitudes y reacciones, y quizás no se da cuenta. Estos son los casos en donde me gané problemas por contactos con varones. Pero hay otros casos en donde me gané enemigos naturalmente, sin contacto previo. Uno de esos fue Maxi, mi amigo del barrio que, cuando éramos chicos, me odiaba sin motivo alguno y sin conocerme; pero ese es cuento viejo.

El año pasado, también me gané enemigos y todo por "salir" con Mariana. Esos dos eran compañeros de ella, y uno gustaba de ella. Hablamos de Edward y Lucas que sin ni siquiera conocerme, me tomaron bronca. En algunos varones, les choca ya de entrada mi presencia, es como que les genero un rechazo a ellos. Es ley, es natural que no me lleve con ningún varón heterosexual.

 
F.A.M.