Pages

domingo, enero 27, 2019

#35 - Rolling in the Deep

Una noche como muchas otras, nos íbamos a ver con Joel en la estación "L. N. Alem" del subte para salir a pasear por Puerto Madero. No me acuerdo si era sábado, pero lo más probable, lo era porque después íbamos a venir a mi casa a cojer. El día se había nublado de repente y yo lo estaba esperando hacía media hora en la estación, y sorpresivamente se largó a llover como si fuese el fin del mundo. De a poquito, el agua empezó a entrar en la estación y Joel había aparecido:
-Linda hora de llegar, eh. Hace como una hora que te estoy esperando, menos mal que te dije que seas puntual porque una de las cosas que más odio es esperar.
-Bueno, disculpame, es que el colectivo...
-El colectivo nada, boludo. Siempre lo mismo, ya te dije que tenés que salir antes. Mirá ahora como está, llueve como la puta madre. Y ahora decime qué mierda vamos a hacer porque a Pto. Madero no podemos, en realidad a ningún lado.
-Pero podemos ir a otros lugares, vamos a tu casa.
-Pará, no vine al pedo hasta acá para ahora volvernos, sino nos hubiéramos encontrado en Pompeya.
-Bueno, dejá de tratarme mal, yo no tengo la culpa. Aparte el que quiso salir a pasear con el día nublado fuiste vos.
-Y si todos los sábados salimos a pasear, no podemos ir a mi casa a plena tarde por eso hacemos tiempo hasta que mis viejos se duerman. ¿Ves? Ya me pusiste de mal humor. Vamos.

Nos acercamos a una salida y vimos que no paraba de llover y el agua seguía entrando.
-La verdad que no sé para qué carajos te dije que nos veamos acá, la verdad tengo unas ganas de volverme a mi casa y listo.
-Salgamos y veamos que onda al menos - Salimos y no paraba de llover, hicimos una cuadra y nos quedamos abajo de un techito frente al Luna Park.
-No boludo, no podemos hacer nada, me parece que cada uno a su casa y listo.
-¿Qué, me vas a dejar solo? ... Te estoy hablando.
-No sé, la verdad que no sé qué mierda hacer
-¿Entonces? ... Federico te estoy hablando... ¿Me podés contestar? ¿Qué mierda te pasa ahora? ¿No me vas a hablar?
-No ves que estoy enconchado, boludo. El clima de mierda más tu llegada tarde me sacaron las ganas de todo, me parece que mejor va a ser que te vuelvas a tu casa.
-No, ni loco. No vine acá para que me digas que me vuelva... ¿Vas a estar toda la noche así, no te vas a mover tampoco?... ¿Podés mirarme al menos? Te pido sólo eso Federico. Uh la puta madre
-Mirá Joel, mejor andate -Le dije y me miró a la cara y se fue de mi lado llorando. Yo no podía creer lo que había hecho. Pensé que no se lo iba a tomar en serio pero eso, cortarle, lo tenía pensando desde hace mucho. Sin embargo mientras me largué a llorar por lo que le había dicho, caminaba debajo de la lluvia hacia la estación Retiro para poder tomarme el colectivo en la noche. Una vez arriba, seguía llorando y cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue conectarme por Facebook y rogarle que me perdonara, que él me conocía cuando yo me ponía así, pero que aún lo seguía amando. Me perdonó porque de hecho él me amaba más, y seguimos nuestras vidas en pareja lo más normal.

Hacía mucho tiempo no me juntaba con Débora para salir a bailar ni nada por el estilo, creo que la última vez que nos habíamos visto fue para andar en rollers por Palermo y por la costanera en Agosto, y estábamos en Diciembre. Si bien siempre, todos los días hablábamos por Whatsapp, un día nos propusimos volver a nuestro templo: Amérika. Cabe resaltar que yo estaba cursando en la Facultad, trabajaba full time y además tenía un novio, entonces era medio jodido juntarme y no lo hice sólo con ella sino con todos mis otros amigos. Desde la fiesta de la Plop nunca más había salido hasta el primer sábado de diciembre. Ese día, no sé, por qué fui solo con Débora y otra amiga de ella, seguro Joel iba a salir con sus amigos aparte. Nosotros tomamos muchos tragos como siempre y bailamos a más no dar, pero llegó un momento en que nos aburrimos y nos sentamos. Quizás la música era lo mismo de siempre, entonces nos dirigimos al sector VIP y ahí descansamos, prácticamente no teníamos ganas de nada además la amiga de Debora era un poco antipática y no quiso bailar mucho. Justo en frente de nosotros había un chico muy bien vestido junto a dos chicas más: "Mirá ese chico, está bueno" Le dije a Débora y ella me respondió que si, entonces lo empecé a mirar hasta que él también hizo lo mismo; él bailaba mientras mandaba sms con su celular y cada tanto me clavaba la vista. En ese sentido, yo soy intimidante porque miro fijamente a los ojos por un tiempo prolongado. 

Con Débora decidimos ir a dar una vuelta, pero volvimos a ese lugar porque la cosa ya se había vuelvo aburrida y otra vez empezamos con las miraditas entre ese chico y yo. En un momento, Debora me dice que va a acompañar a la amiga al baño y se iba a dar una vuelta a ver si encontraba algún chico para pasar la noche. Yo me quedé solo sentado y este chico se acerca a su amiga y le dice algo al oído; entonces ahora ella se acerca a mí y me dice
-¿Vos lo estás mirando a mi amigo? Ojito eh, porque mi amigo es muy lindo - Yo sonreí y le dije que era muy lindo y le pregunté como se llamaba él, me respondió "David". Hablé dos o tres palabras con ella hasta que después me acerqué a él y nos presentamos y empezamos a hablar fluidamente durante mucho tiempo. Yo fui sincero y le conté que estaba en pareja. Por ende, nada podía suceder a no ser que cuando ya no lo esté, algo pueda pasar entre nosotros. Tampoco quería cansarlo, me da miedo cuando en las conversiones hay silencios continuos o no hay temas para hablar, por eso le dije que me iba con mi amiga porque no sabía dónde estaba. 

Nosotros seguimos paseando hasta que decidimos irnos, y cuando nos acercamos al guardarropas, da la casualidad que nos encontramos con David. Empezamos a hablar entre los tres: Debora, él y yo. David estaba un poco tomado, es más hasta le tomó unos segundos reconocernos cuando estuvimos frente a frente porque no veía nada. Entonces, nos pasamos números de celular y antes de que él se fuera a su casa, me dio un beso en la boca a lo cual yo quedé perplejo y la miré a Débora, ella estaba al lado de mí. Cuando este chico se fue, le dije a ella 
-Me parece que las cosas con Joel no van más, si bien traté de estirarla lo más que pude, esto es síntoma que tengo que cortar la relación - Ella me responde.
-Y si Fede, vos fijate, de los 7 meses que estás en pareja, hace 4 que no querés estar más realmente con él - Obvio que de eso Joel nunca se enteró.

Una de las cualidad de Débora era ser frontal y siempre me decía las cosas cómo eran. Pasé momentos muy agradables con Joel durante nuestros meses de relación. Como conté, nuestra rutina era esa: sábados a la tarde juntarnos a pasear y después volver a casa cuando mis viejos ya estuviesen acostados. El domingo a la tarde se volvía a su casa y siempre sentía algo que me hacía extrañarlo, no quería que se fuera. Yo me volvía a mi casa re devastado, no sé qué sentimiento es ese. Sentía que tenía que protegerlo, ayudarlo y yo siempre había querido lo contrario: que alguien cuide de mí. Son pequeñas cosas que cuando uno se decide por alguien, siempre queda esa duda o descontento porque 'le hace falta' esas cosas que uno busca. También, Joel era de quedarse días de semana en mi casa, pero era un lío porque yo tenía que acompañarlo muy temprano a que se tomara el  colectivo  y viajara como 1 hora y media hasta su casa. La verdad, un stress. En definitiva, entre nosotros siempre hubo buena onda y yo, siempre intenté le fui fiel hasta este evento que conté a continuación. Yo tengo una postura que si algunos de los dos fue infiel, entonces la relación hay que cortarla porque ya no hay interés. Un poco conservador. Pero no tiene sentido estar con alguien que no le vas a ser fiel, para eso estar solo. Si te enganchas y creés que lo seguís amando, entonces sos un pelotudo que no puede estar solo.

F.A.M.