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#25 - Femme Fatale: The Tour
Mientras nos acercábamos al fin del 2011, año que cambió mi vida, me encontraba frente a otro recital: Femme Fatale de Britney Spears. No es que amara a Britney y que me gustara. En realidad, se empezó a especular que el telonero iba a ser uno de los BSB así que todas las chicas que yo había conocido en el recital de marzo estaban como locas. Todavía habíamos quedado con el éxtasis de ese show y no podíamos evitarlo. Débora ya me había avisado que no pensaba ir porque no tenía plata y que tampoco era tan fanática. Las chicas del Uruguay iban a venir porque tenían ganas de ir a ver a Britney y de pasos a Howie. Anabella me confirmó que tenía ganas de ir sobre todo porque su hermana sí es re fanática de Britney, y un primo de ella también, pero que no lo dejaban ir o algo así. Me sacrifiqué y compré un paquete VIP para Howie por medio de un señor que me importaba CD's de mis artistas favoritos. La entrada de Britney la compré por reventa.
A todo esto, en el grupo de amigos laborales nos estábamos haciendo cada vez más pegotes: Yenifer, Gonzalo, Gisela, John, Marcela y Guillermo (hermanos) éramos el grupo fijo. Salíamos a hacer picnic, nos juntábamos en la casa de Gisela a tomar y escuchar música toda la noche, a reírnos a carcajadas... Marcela y Guillermo tenían un humor que me hacían tentar con todas las ocurrencias que tenían. Yennifer, Gonzalo y John eran personas que habían estado a mi cargo y después conformamos esa amistad tan linda. Por otro lado, Gisela era una mujer profesional, tenía un poco la vida solucionada porque los hermanos también eran profesional, aunque estaban metidos en la política y conseguían algunos puestos de manera acomodada, pero que con esfuerzo conseguían lo que tenían. Muy carismática, de temperamento tranquilo, sin embargo, habíamos empezado a tener problemas después por cuestiones relacionadas al laburo: primero, porque yo la reemplazaba; y segundo, porque después metió al novio que era tremendo vago y ella quería acomodarlo también. Guillermo era un compañero como Gisela, sin embargo, Guillermo era más allegado a Blas, antes me costaba confiar en él, pero cuando nosotros conformamos ese grupo, ya me saqué toda duda. A Marcela la conocí casi última porque Guillermo la trajo una noche y el prejuicio me ganó de mano, aunque fue con la que más onda pegué y con la mejor me llevaba.

Una de las primeras salidas que tuve con ese grupo laboral fue a ver cómo tocaba Guillermo con su banda en un antro en Banfield. Y después caminamos hasta Temperley para ir a un bowling y jugar contra Gisela, Blas y el cuñado de Gonzalo. Algunas de esas salidas que recuerdo, pero con mi ya consolidad grupo son: una juntada decente con algunos compañeros de trabajo, entre ellos todos los conocidos y se agregaron una conocida y el cuñado de Gonzalo, por lo tanto, no podíamos hacer nada zarpado. También, una salida
a Adrogué que fuimos a ver cómo tocaba la banda de Guillermo. Blas se apareció porque había sido invitado y previo al show me hacía la contra a mí frente a todos mis compañeros de laburo que él no conocía, quería hacerme quedar en ridículo porque yo acaparaba la atención de todos con risas y chistes; y él eso no se bancaba y por eso me
buscaba pelea. Esa noche también sentí admiración por parte de John, el chico de mi edad que era re paki, me buscaba, quería estar conmigo y formar parte de mi grupo, como si yo fuese popular. Obvio que ahí los que mandábamos éramos Gisela, Guillermo y yo. Alrededor de la 1am, no tuvieron mejor idea que ir a bailar a Ravens acá en Lomas y me puse del orto porque no me
gustaban los boliches pakis, los odiaba. Me volví con dos conocidas más
del laburo que también habían estado a mi cargo, y era raro para ellas y
para mí.
Ya explique que Gonzalo era mi chico ideal, desde el día uno me había gustado y su sola presencia me ponía incómodo. Entonces cuando todo había salido a la luz, en una salida a Parque Sur, Gonzalo llevó al hijo de 6 años. Hicimos un pequeño asado, risas, voley y música. Esa misma noche la seguimos en la casa de Gisela, pero con alcohol y más música. También se sumó un conocido del trabajo, que estaba caliente con Yennifer a pesar de que él tenía mujer e hijos. A mí me tiraba palazos y me decía que me veía lindo, que quería saber cómo hacía para que él pelo me quedara de una forma, etc. Es más, el día previo al recital de Britney, fui un idiota porque me había juntado con los chicos y amanecimos boludeando. Los viernes generalmente nos juntábamos con ellos y a veces me iba amanecido a un curso de inglés que yo estaba haciendo los sábados.
Fueron momentos de incertidumbre no saber si iba a ir o no al show de Britney porque no tenía con quién. Me acuerdo que un sábado al mediodía estaba en el gimnasio cerca de mi casa y mientras una personal trainer puso Till the World Ends, me agarró una especie de bajón y me preguntó que me pasaba. Entonces le conté que quería ir a ver a Britney, pero no sabía. Al final, al show fui con Anabella y con su hermana fanática de Britney. Para ese mismo día del show había pasado algo parecido a lo que me pasaba en aquella época: tipo 6am llegué a mi casa y me preparé para ir a La Plata totalmente amanecido por haberme juntado con los chicos. Alto viaje teníamos. A las 8am me encontraba con Anabella y su hermana en Once. Por lo tanto, en el viaje me quedé dormido y, sumado al calor, se nos iba a hacer re denso la estadía allá. Nos encontramos y empezamos el viaje en subte y tren hasta La Plata. Mientras tanto, íbamos hablando para seguir conociéndonos mejor. La hermana de Anabella era una persona que nada que ver al perfil que uno se podría imaginar de fan de Britney, aunque la seguía desde chica y fue un gran gesto el de Anabella de ir al show por ella. Hicimos el trayecto hasta Constitución en subte y ahí viajamos hacia La Plata. El que supuestamente sabía viajar era yo, o sea, nunca había ido tan lejos, pero sí me las ingeniaba para ir ya que ninguna de mis dos compañera sabían. En un momento del tren, ya habiendo pasado Berazategui, entablamos alguna charla más personal, pero nada, nos sacamos unas fotos y bajamos en la estación Tolosa. Caminamos hasta la Avenida y esperamos un colectivo ahí que tardó como 1 hora literal en venir. Estábamos preocupados, primero por la fila, y segundo porque no conocíamos nada. Cuando el colectivo llegó, terminamos de poner las monedas y el colectivero nos avisó que se desviaba del recorrido porque estaba todo vallado. Nos bajamos con toda la bronca del mundo porque podíamos haber caminado en vez de esperar el puto colectivo.
Caminábamos y nos sentíamos re observados por todos los chicos que estaban haciendo la fila. Había mucha gente para mi gusto, sin embargo, adelanto, La Plata le quedó grande a Britney ya que no lo llenó. Como yo tenía VIP para Howie D, decidí dejar a ambas en la fila de Campo general y me fui a ver qué pasaba con todo esto porque nadie te informaba nada. El tiempo pasaba y nos hicieron parar frente a una entrada al estadio tipo de autos y camiones, juro que nunca esperé tanto tiempo en mi vida sin saber nada. Éramos cuatro personas y llegó un momento en el que dudábamos si realmente ahí era la fila o no. Me fui a caminar mientras unas chicas me cuidaban el lugar, mucho más que ver merchandising en la calle e ir a ver cómo estaban Anabella y su hermana, no hice. Volví y más chicas empezaron a llegar, entonces eso me transmitió calma. Yo era el único chico hasta ese entonces, casi no conocía a nadie y había muchas chicas de guita ahí. Estuvo la chica que tenía su abuela en el recital, la vieja. Una vez que entramos, rogué que mi entrada pasara ya que la había comprado en reventa. Adentro fue todo maravilloso, increíble, nos hicieron sentar alrededor de pequeñas mesas redondas llenas de gaseosas y agua, era un placer. Los nervios se hicieron sentir y yo empecé a grabar la previa. Al entrar Howie D, nuevamente mi mundo se colapsó y sentí el pasado atrás de mí, esa infancia de los Backstreet Boys. Cuando llegó mi turno de pasar con él, las chicas me aplaudieron y me senté con él a hablar a algunas palabras en inglés con todos los nervios del mundo, tartamudeaba, pero logré que me firmara todos los álbumes de los BSB. Quedé mirando hasta que nos llevaron ya al sector del estadio que nos correspondía.
Ahí mismo, conocí a otra chica llamada Carol de unos veintiseis años. Éramos los únicos dos que teníamos Campo común, tenía que reencontrarme con Anabella, pero el muchacho nos preguntó:
-¿Ustedes chicos, tiene campo VIP, no? - Entonces me atiné a responder rápido "Sí", entonces Carol me miró y nos agarramos del brazo y caminamos juntos en silencio porque la entrada ya nos la habían cortado al entrar. Carol se sentía mal por haber mentido, pero cuando ingresamos al Campo VIP, nos abrazábamos mientras saltábamos de la alegría por haber cumplido un sueño y poder estar en el campo VIP. Le avisé por sms a Anabella y miré a mi alrededor para sorprenderme: la gente estaba sentada tranquilamente jugando a las cartas, escuchando música. Nos hicimos un lugar y pasamos hasta tratar de quedar lo más adelante posible. Cuando apareció Howie D, la gente lo recibió muy bien y me sorprendió que todos cantaran I Want it That way. El show de Britney no me voló la cabeza, faltó contacto con el público, siempre miré hacia atrás y veía como la tribuna del fondo estaba súper vacía. Es más, en pleno show, se me ocurrió hacer algo parecido como había hecho con el chico que me había gustado, quería apoyar o tocar a alguien. No pude, me quedé con las ganas esa noche. Al salir, fue un caos, demasiada gente. Tardé un montón en poder encontrar a Anabella y su hermana, a lo que nos abrazamos y quedé sin poder creer el hecho de haber conocido a Howie D.
La aventura seguía porque no teníamos ni puta idea de cómo volver a Capital desde La Plata. ¿Tren? Habría que ver. De repente, ahí mismo se largó una tormenta re fuerte y nos cagó la existencia a todos los que no teníamos refugio. Subimos a un colectivo re ilegal que nos iba a llevar hasta la estación de tren, pero con todo el agua que caía no cuenta nos dimos que habíamos pasado la estación, pero sí estaba cerrada. Después de dudarlo, continuamos hasta la terminal de ómnibus y mientras el agua no paraba de caer, esperamos el 129. Ahí mismo me di cuenta que me había olvidado una foto firmada por Howie en esa sala donde estuvimos. Nos dormimos, yo me senté al lado de una mina y me desperté en La Boca. Alrededor de las 2.30am estábamos llegando a Once después de una odisea sin nada planeado, todo al azar; y eso había sido lo mejor. Pero yo estaba cansado. Sin embargo, no me quería despedir de las chicas. Ahora había otro problema que, si bien el tren funcionaba de noche, ellas no querían volverse de madrugada por el papá que consideraba mal visto que dos mujeres andaran de noche solas. Sin miedo y con todo el coraje del mundo, compramos un pancho en plena Plaza Miserere y comimos, parecía que ahí no había llovido tanto. Muchos momentos se me hacían incómodos con Anabella, creía tener que fingir sonrisas, pero no. Volvimos a pedir otro pancho cada uno porque teníamos hambre con todo el stress del show. Y nos empezamos a reir a carcajadas sin parar porque Anabella y la hermana morfaban como si nada, era un "cacho" más. Ahí caí en la conclusión que con ella no hacía falta forzar nada, que las sonrisas y los buenos momentos iban apareciendo solos. Después de 40 minutos, me tomé el colectivo ahí mismo en la Plaza (había gente) y las observé a ellas alejándose para entrar a la estación y volverse a sus casas.
F.A.M.